Los piratas afirman que su jefe fijar¨¢ hoy el rescate
Durmieron mal, pero el comienzo del d¨ªa les reservaba una sorpresa. Los familiares de los tripulantes secuestrados del Playa de Bakio pudieron ayer hablar con los suyos durante unos instantes. "Me qued¨¦ en blanco de la impresi¨®n", explic¨® Mireia, esposa de Gotzon Klemos, de Gernika (Vizcaya). "No paraba de preguntarle si estaba bien, me contest¨® que s¨ª".
Joxe Mari Arana, de Mondrag¨®n (Guip¨²zcoa), habl¨® unos minutos con su hijo Mikel, de 21 a?os: "Me cont¨® que los secuestradores siempre se est¨¢n refiriendo a un mando superior a ellos que llegar¨ªa ma?ana [por hoy] para llevar las negociaciones", sugiriendo que esta persona especificar¨ªa la suma reclamada y su forma de pago. "Mi hijo vio en el barco a unas diez personas. Usan t¨¢cticas militares, est¨¢n muy bien preparados, armados y organizados. Ellos no se ven a s¨ª mismos como piratas, creen que nuestros barcos est¨¢n expoliando sus caladeros", destac¨® el padre de Mikel.
"Les tienen retenidos en el comedor, pero les dejan ir a los camarotes de vez en cuando. Les han robado algunas cosas como la chupa o las zapatillas, pero les est¨¢n tratando correctamente", resumi¨® el padre. Seg¨²n el relato de Mikel, el Playa de Bakio estaba ayer a las siete de la ma?ana con el ancla echada, cerca de la costa somal¨ª, a la espera de que llegaran algunos colaboradores de los piratas.
Depende del armador
Gloria, madre de Jaime Candamil, de Pasaia (Guip¨²zcoa) se qued¨® con ganas de oirle. "Habl¨® con su novia. Ahora todo depende de Pevasa [el armador]; en cuanto pague la factura volver¨¢n a casa", resumi¨® la madre de uno de los 26 secuestrados.
"Lo principal es que est¨¢n bien", afirma Mari Carmen, la mujer del marinero C¨¢ndido Senra, de Nigr¨¢n (Pontevedra). ?ngeles, esposa del patr¨®n, Amadeo ?lvarez, con quien pudo conversar tambi¨¦n la noche anterior, detall¨® que su conversaci¨®n no dur¨® "m¨¢s de un minuto", pero fue "de mucha emoci¨®n".
Eran las ocho cuando son¨® el tel¨¦fono en su casa de Baiona (Pontevedra). La voz de Amadeo sonaba tranquila, a pesar de que "deb¨ªa de haber alguien junto a ¨¦l porque no pod¨ªa hablar" claro. Su preocupaci¨®n, sostiene la mujer, era tranquilizar a su familia. "Estoy mejor, pero queda la angustia de no saber cu¨¢ndo se va a solucionar", lamenta.
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