Los perros fil¨®sofos
Siempre sirven fielmente a sus amos. Por eso la lealtad figura como una de las principales virtudes elogiadas en los perros. Desde las verjas de un chal¨¦, junto al puesto de control de un aeropuerto o en los barracones de un campo de concentraci¨®n, bien se llame Auschwitz o Abu Ghraib, los entrenados canes olfatean, ladran, intimidan, persiguen, muerden... En La paz perpetua los perros tambi¨¦n filosofan. Son perros fil¨®sofos, met¨¢foras de agentes de la lucha contra el terrorismo, que aspiran a servir a los poderosos a cambio de una buena raci¨®n alimenticia. Ellos no se venden por un plato de lentejas, como los humanos, pero est¨¢n dispuestos a agredir por unas suculentas salchichas.
La paz perpetua
Obra de Juan Mayorga. Direcci¨®n: Jos¨¦ Luis G¨®mez. Actores: Jos¨¦ Luis Alcobendas, Julio Cort¨¢zar, Israel Elejalde, Susi S¨¢nchez y Fernando Sansegundo. CDN. Teatro Mar¨ªa Guerrero. Hasta el 8 de junio.
Emmanuel Kant inspira el t¨ªtulo de la obra y el nombre de uno de los canes protagonistas, pero sus ideas y los debates intelectuales que su pensamiento ha generado en los ¨²ltimos dos siglos est¨¢n presentes a lo largo de toda la representaci¨®n. No en vano el autor es un fil¨®sofo de formaci¨®n. El dilema entre la seguridad y la libertad, la disyuntiva entre la bondad y la maldad o la encrucijada entre guerra y paz impregnan el ¨²ltimo texto escrito por Juan Mayorga, el dramaturgo espa?ol m¨¢s premiado en los ¨²ltimos tiempos. Por boca de los perros-fil¨®sofos o de sus examinadores surgen nombres como Pascal, Hobbes, Voltaire o los c¨ªnicos griegos en un denso teatro de ideas que empacha, en ocasiones, a medida que avanza la obra cuando todos se ven obligados a mostrar sus diferentes visiones del mundo.
Teatro de debate y de intervenci¨®n el que plantea Mayorga donde el espectador es invitado, desde la escena, a reflexionar sobre la sociedad que lo rodea, sobre los l¨ªmites de la moral y de la pol¨ªtica, del uso y del abuso del poder. Dramaturgia de ideas universales y teatro de magn¨ªficos actores que se comportan literalmente como perros durante hora y media en un ejercicio admirable de gestualidad.
Con una escenograf¨ªa sencilla, con aires de c¨¢rcel de m¨¢xima seguridad, y donde los efectos sonoros y luminosos se limitan a lo imprescindible, Jos¨¦ Luis G¨®mez ha pretendido subrayar la riqueza de unas palabras que interrogan sobre la esencia de la democracia. ?Puede lucharse contra la barbarie terrorista con las armas de los asesinos? ?Pueden vulnerarse las leyes para defender a la sociedad? ?Qui¨¦n define lo que es terrorismo? Como preguntan a los perros-fil¨®sofos, ?los espa?oles que lucharon contra Napole¨®n eran insurgentes, terroristas o partisanos? Buenas preguntas que ustedes pueden responder desde el patio de butacas.
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