Crucifixiones paliativas
En la cruzada por Dios y por Espa?a que lleva Esperanza Aguirre en Madrid, lo de los curas bendiciendo nuestros cuidados paliativos en los hospitales ya es que se sale del cuadro. Cada vez m¨¢s, la presidenta de la Comunidad est¨¢ perfeccionando ese cruce de gen¨¦tica pol¨ªtica y estadista que busca entre Isabel la Cat¨®lica, Agustina de Arag¨®n y Margaret Thatcher. Ella lo llama liberalismo. Pero cualquiera que haya le¨ªdo algo -no mucho, pero algo-, se puede morir de risa si no le da un telele antes, que es lo m¨¢s normal. Tambi¨¦n la puedes espichar de una liberal paliza de los seguratas en el metro, pero ¨¦se es otro cantar...
La alianza entre Rouco y el aguirrerismo sigue en sus trece con el asunto de los comit¨¦s de ?tica en los hospitales. Algo que ya exist¨ªa pero que ellos han ratificado a escondidas, sin luz ni taqu¨ªgrafos, aunque les han pillao. La man¨ªa que les ha entrado por salvar almas y ganarlas para el cielo por medio del sufrimiento tiene bemoles. A m¨ª que no me miren. Si un d¨ªa, no lo quiera ni Dios, me veo en el trance de quedarme a expensas de uno de esos comit¨¦s en cualquier hospital de la Comunidad de Madrid, aviso: me puedo convertir en la ni?a del exorcista, un personaje con el que siempre me he identificado mucho. Va a empezarme a dar vueltas la cabeza, se me encender¨¢n los ojos como bombillas, me dar¨¢ por cagarme en todo y encima voy a potarle al cura de turno un l¨ªquido verde chill¨®n en toda la cara. Lo veo venir.
El problema es que la derecha ultracat¨®lica no se para en barras y hace de las suyas
La doctrina que ha llevado a las autoridades sanitarias regionales a tal desm¨¢n ya sabemos de d¨®nde sale. Recuerdo c¨®mo qued¨¦ paralizado al escuchar no hace mucho al arzobispo de Pamplona, Fernando Sebasti¨¢n Aguilar, soltar aquello de que Cristo muri¨® dignamente y no tuvo cuidados paliativos. Pocas veces uno tiene que soportar una barbaridad similar. La frase es toda una legitimaci¨®n de la tortura. Porque si algo parece la muerte de Cristo es de todo, menos digna.
Que a uno le planten un juicio injusto, le arreen 39 latigazos, le curen las heridas con sal y vinagre y despu¨¦s le claven los pies y las manos en una cruz hasta que reviente, no es una muerte digna, monse?or, es una tortura. Pero parece que el ejemplo del Cristo crucificado es el que hay que seguir en la sanidad p¨²blica madrile?a. Cada vez vamos entendiendo mejor el v¨ªa crucis del doctor Montes y los m¨¦dicos de Legan¨¦s.
El problema es que ya ni a los cat¨®licos de misa diaria se les puede exigir este tipo de sacrificios. Tan s¨®lo cabe en mentes de tendencia sadomasoquista. Porque quien desee a estas alturas una muerte equivalente a la de Cristo en la cruz, exprimiendo el dolor hasta sus ¨²ltimas consecuencias, no es otra cosa que un s¨¢dico. Y quien as¨ª lo desee para s¨ª mismo, es muy libre, pero que sepa una cosa: seg¨²n Freud, su opci¨®n tiene un nombre. Masoquismo.
Lo sangrante y lo aut¨¦nticamente escandaloso es que te lo impongan. No nos podemos fiar de un religioso cat¨®lico en uno de estos comit¨¦s. Siempre barrer¨¢ para casa. Hacia la crucifixi¨®n paliativa. No van a dejarnos morir dignamente. Por no hablar de que ya casi ni Dios es cat¨®lico en Espa?a y que quienes ingresan en los hospitales p¨²blicos pertenecen a diferentes creencias o descreencias. No es cuesti¨®n de que el c¨®nclave, perd¨®n, el comit¨¦, sea consultivo o no. Es que no tiene que constituirse as¨ª de ninguna manera. Espa?a ya es un estado laico, ?recuerdan? Desde 1978. Est¨¢ recogido en la Constituci¨®n, ese papel que algunos saben restregar en la cara de los dem¨¢s para lo que les conviene. Para lo que no, lo que te sueltan es el catecismo.
La historia se repite. En t¨¦rminos pol¨ªticos, el acoso de la caverna no cesa. Mientras, la izquierda con capacidad para legislar desde el Gobierno central se pierde en estrecheces y se la coge con papel de fumar. Sobre todo a la hora de romper moldes en este sentido y ampliar la ley del aborto o autorizar la eutanasia. El problema es que la derecha ultracat¨®lica -nada que ver con el liberalismo, por cierto- no se para en barras y hace de las suyas. Utiliza la sonrisilla vacilona de Aguirre para tirar por el barranco nuestros derechos b¨¢sicos y todo lo que tenga que ver con la libertad de elecci¨®n individual. Lo contrario al liberalismo, Esperanza, mona. Vete a clase.
Mientras ella aprende, aunque sea en un centro privado ya que los p¨²blicos tambi¨¦n los desmantela, y se aclara ese cacao mental ideol¨®gico que padece, a ver si espabilan algunos y plantan cara a la hoguera que ha encendido Rouco con los yerbajos de estos l¨ªderes ultras. Como no reaccionen, nos comen. Lo dicho: ?Aborto libre y eutanasia, ya! A ver si hay huevos.
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