Bruselas necesita una estrategia
Serbia se ha acostumbrado a vivir elecciones hist¨®ricas. Lo fueron las presidenciales de febrero ganadas en photo finish por el europe¨ªsta Bor¨ªs Tadic, y lo son a¨²n m¨¢s las legislativas del 11 de mayo, en las que los ultranacionalistas del Partido Radical son los favoritos en las encuestas.
La UE firm¨® ayer tras meses de cambios de opini¨®n el Acuerdo de Estabilizaci¨®n y Asociaci¨®n (AEA) con Serbia, un primer pelda?o en el largu¨ªsimo camino que deber¨ªa concluir en la integraci¨®n. Es un regalo tramposo, pues Holanda mantiene el veto para el proceso de ratificaci¨®n. La Comisi¨®n cree que vender un acuerdo sin contenido ayudar¨¢ a los europe¨ªstas en las urnas. Esta ilusi¨®n es una prueba de que falta informaci¨®n y realismo: es la corrupci¨®n y la crisis econ¨®mica, m¨¢s que Kosovo, que tambi¨¦n, lo que impulsa a los radicales. Falta una estrategia europea.
Adem¨¢s de Holanda, gran parte del Gobierno serbio de Vojislav Kostunica rechaza el AEA. Es el Gran Sat¨¢n ofrecido por los pa¨ªses que apoyaron la secesi¨®n de una parte del territorio nacional (Kosovo). En una poblaci¨®n agotada, la integraci¨®n se percibe como algo lejano e irreal. Hay pasos concretos que tendr¨ªan m¨¢s impacto, como el levantamiento de la restrictiva pol¨ªtica de visados, que se vive como humillante. Ser¨ªa abrir las ventanas de una habitaci¨®n que lleva casi 20 a?os cerrada y cuyo aire viciado (discurso etnicista) es ya irrespirable, incluso para el fan¨¢tico.
Serbia opta el 11 de mayo entre dos modelos y los efectos de esa decisi¨®n salpicar¨¢n a Kosovo, cuyo norte se ha enrocado en una secesi¨®n de hecho agudizada tras la independencia del territorio y que la fuerza de la OTAN no sabe c¨®mo resolver. La UE no es bien recibida en esa zona donde viven unos 40.000 serbios. Tampoco la ONU, cuya polic¨ªa se ha replegado. Es un problema que amenaza con enquistarse, como Chipre, y convertirse en un foco de violencia potencial en un polvor¨ªn en espera de una llama.
Serbia no ha pasado por una catarsis. La poblaci¨®n no es consciente de los cr¨ªmenes cometidos en su nombre, pero s¨ª lo es de que son los ¨²nicos que han pagado el precio por las guerras balc¨¢nicas de los noventa. Ven a Croacia como una muestra de doble est¨¢ndar, y a Bulgaria y Rumania como pa¨ªses premiados por la UE sin merecerlo. Modificar este sentimiento va a exigir gobernantes valientes que digan la verdad a su pueblo y de una UE que no zigzaguee en su pol¨ªtica (Mladic, s¨ª; Mladic, ahora no) y que apoye sin reservas a esa parte de la sociedad civil que se siente europea porque es Europa. Ellos son la ¨²nica esperanza.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.