"Soy rico y no pedir¨¦ disculpas por ello"
"Soy rico. No pienso pedir disculpas por ello". Evidentemente, no. Estamos desayunando en el m¨¢s grande de los dos salones del Indian Empress, el superyate de Vijay Mallya. El peque?o, en el que esper¨¦ una hora y media para que me recibiera, obligaba a una redefinici¨®n de la expresi¨®n "lujo asi¨¢tico". Alfombras en las que se sumerg¨ªan los pies, muebles de tonos dorados o rosas cremosos, estatuillas plateadas de elefantes y camellos, obras de arte (Picasso, Matisse, Turner) de un valor incalculable. Las dimensiones del sal¨®n: casi las de una pista de tenis. Las del otro, donde desayunamos: casi dos.
Pero Mallya no se siente del todo a gusto en su barco. Para ¨¦l es su hogar, s¨ª, como lo son las casas que posee en Bangalore, donde naci¨® en 1955, en Bombay, Goa, Par¨ªs, Londres, Nueva York y San Francisco, adem¨¢s del castillo en Escocia. Aunque, como confiesa, "si me pregunta en qu¨¦ lugar duermo m¨¢s a menudo, le tendr¨ªa que decir que en mi Airbus". El problema con el Indian Empress, que es casi tan largo como un campo de f¨²tbol (95 metros) y requiere una tripulaci¨®n permanente de 30 personas, es que el tama?o no se ajusta a sus necesidades familiares. Tres hijos es mucho, si se tiene en cuenta, como explica, que de aqu¨ª a 10 a?os ellos pueden llegar a tener hijos tambi¨¦n. Por eso se est¨¢ construyendo en Jap¨®n uno de 127 metros que contar¨¢ con 50 tripulantes.
El multimillonario indio duerme m¨¢s a menudo en su Airbus que en sus casas
La empleada que nos sirve el desayuno, una inglesa rubia, lleva una falda roja corta y, aunque va descalza, tiene las manos envueltas en un par de guantes de algod¨®n blanco. Pero Mallya es un tipo informal, t¨¢ctil, sereno, que come con las gafas de sol puestas y sonr¨ªe con facilidad. "Lo que me motiva no es el dinero, sino el deporte empresarial. Disfruto tanto de lo que hago que para m¨ª no hay aburrimiento m¨¢s mortal que unas vacaciones".
Tambi¨¦n le motiva, reconoce, el desd¨¦n hist¨®rico que percibe ha padecido su pa¨ªs. "Tenemos una clase media de 300 millones de personas que en 2010 ascender¨¢ a 400 millones, m¨¢s que Europa o Estados Unidos. Nuestro mercado est¨¢ creciendo de manera furiosa. Cualquiera que no nos tome en cuenta, o que se sienta superior a nosotros, es un imb¨¦cil".
La fortuna de Mallya se basa en dos empresas: una de bebidas alcoh¨®licas, United Breweries, y la otra una l¨ªnea a¨¦rea, Kingfisher, ambas las m¨¢s grandes de la India. Ofrece sus productos en 55 pa¨ªses, entre ellos Espa?a, donde opera la lujosa marca de whisky escoc¨¦s White and Mackay que compr¨® el a?o pasado. Sus mejores whiskys, Dalmore y Isle of Jura, se venden a hasta 3.000 euros la botella.
Mallya, que personifica la furia multinacional del tigre hind¨², se ve a s¨ª mismo como un embajador patriota. Por eso se ha comprado un equipo de f¨®rmula 1 que ha bautizado Force India. Pero, ?c¨®mo justifica tanto exceso cuando sigue habiendo tanta pobreza en su pa¨ªs? "Hay gente pobre en todo el mundo, incluso en Espa?a", responde, pausando un segundo para insertar una brioche de chocolate en la boca. "Es un error creer que la gente se muere de hambre en la India. Muchos no tendr¨¢n luz o tel¨¦fono, o incluso calidad de vida. Pero hambre no hay".
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