El secuestro y las dos manos
No deja de tener cierta l¨®gica el mandato b¨ªblico de que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha. Sobre todo porque, seg¨²n se ha visto, una posible alternativa es que tu mano izquierda celebre a bombo y platillo lo que hace la derecha pero sin saber, en realidad, qu¨¦ es lo que ha hecho. O peor a¨²n, intentando fingir que no lo sabe. Eso es, exactamente, lo que le ha ocurrido al Gobierno con la liberaci¨®n del pesquero Playa de Bakio. La vicepresidenta Fern¨¢ndez de la Vega se apresur¨® a comparecer ante los medios para anunciar el desenlace del secuestro. Alguna televisi¨®n lleg¨®, incluso, a interrumpir la programaci¨®n, dando a la noticia el tratamiento informativo reservado para las ocasiones m¨¢s trascendentales.
Los marineros del Playa de Bakio ya est¨¢n de regreso, sanos y salvos. Seg¨²n sus propias declaraciones, hubo momentos dif¨ªciles, sobre todo al principio y al final del cautiverio. Pero los malos ratos quedaron atr¨¢s, gracias a los medios puestos por el Gobierno para resolver el caso: barcos, aviones, funcionarios, diplom¨¢ticos, miembros de los servicios de inteligencia. S¨®lo quedaba un hilo suelto, trat¨¢ndose de un secuestro. ?No habr¨ªa el Gobierno colaborado en la negociaci¨®n y el pago del rescate? Por si alguien albergaba dudas, las autoridades somal¨ªes no tuvieron inconveniente en informar de la cantidad pagada a los secuestradores y pronto trascendieron los detalles del reparto del bot¨ªn en la cubierta, seg¨²n el modelo consagrado por las pel¨ªculas de piratas.
Si la mano derecha del Gobierno hab¨ªa hecho todo lo que conven¨ªa hacer para liberar el Playa de Bakio, a la mano izquierda no se le ocurri¨® siquiera que deb¨ªa tener una respuesta preparada por si alguien le preguntaba sobre el rescate. El presidente del Gobierno se abstuvo de entrar en el asunto, remiti¨¦ndose a lo que dijeran los ministros. A los pescadores se les impuso la ley del silencio. Y la vicepresidenta, por su parte, intent¨® tapar el sol con un dedo. Y lo peor es que no pudo saberse de qu¨¦ mano, si de la que consigui¨® traer a los secuestrados de regreso o de la que, al mismo tiempo que celebraba haberlos tra¨ªdo, fing¨ªa no saber c¨®mo lo hab¨ªa hecho.
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