Este robot me va a hacer millonario
Cada vez hay m¨¢s programas matem¨¢ticos aplicados a la Bolsa. Los peque?os inversores creen que su proliferaci¨®n distorsiona el mercado
A comienzos de la d¨¦cada de los ochenta, The Buggles saltaba a la fama por un estribillo pegadizo que pronosticaba que la estrella de la radio se apagar¨ªa por el brillo de un nuevo astro: el v¨ªdeo. Si el grupo de pop brit¨¢nico tuviera que actualizar ahora su canci¨®n, podr¨ªa inspirarse en los mercados financieros. La aplicaci¨®n de las matem¨¢ticas como herramienta para tomar decisiones de inversi¨®n amenaza con arrinconar los modelos basados en la teor¨ªa econ¨®mica. O dicho de otra forma, los aut¨®matas ganan terreno a las personas a la hora de invertir nuestros ahorros.
El auge de ordenadores que compran y venden activos bas¨¢ndose exclusivamente en algoritmos y series estad¨ªsticas despierta recelos y adhesiones a partes iguales. Los partidarios del software argumentan que ¨¦ste est¨¢ a salvo de debilidades humanas como las emociones, los estados de ¨¢nimo o el cansancio. Tambi¨¦n destacan su velocidad de reacci¨®n. Los detractores, en cambio, alegan que la proliferaci¨®n de los fondos cuantitativos (como se les conoce) distorsiona el comportamiento del mercado y est¨¢ detr¨¢s del fuerte repunte de la volatilidad. Adem¨¢s, ironizan sobre su rentabilidad. Y es que la crisis crediticia ha puesto en evidencia que la inteligencia artificial tampoco est¨¢ a salvo de los n¨²meros rojos.
La estad¨ªstica bucea en el pasado para predecir qu¨¦ har¨¢ la Bolsa
La aplicaci¨®n de las matem¨¢ticas en la Bolsa viene de lejos, pero en los ¨²ltimos a?os es cuando se ha sofisticado e intensificado. En 1953, el premio Nobel Harry Markowitz demostr¨® matem¨¢ticamente que la diversificaci¨®n de carteras reduce el riesgo no sistem¨¢tico. A partir de ah¨ª, y en paralelo con el desarrollo inform¨¢tico, se han generado modelos num¨¦ricos m¨¢s o menos complejos que toman decisiones de inversi¨®n. Hoy no hay banco o gestora de fondos de renombre que no disponga al menos de un sistema algor¨ªtmico.
Entre los brokers artificiales se pueden distinguir dos grandes grupos. Por un lado est¨¢n aquellos programas que, bas¨¢ndose en series estad¨ªsticas hist¨®ricas de diferentes activos, intentan anticiparse a lo que pueda hacer el mercado, y por otro se encuentra el software matem¨¢tico, que intenta buscar ineficiencias en la formaci¨®n de precios para ara?ar rentabilidades al mercado a muy corto plazo.
"Claramente, las matem¨¢ticas est¨¢n ganando peso en el ¨¢mbito de la inversi¨®n", reflexiona Marcos P¨¦rez, gestor de fondos de gesti¨®n alternativa de Renta 4 y astrof¨ªsico. "Los n¨²meros por s¨ª solos no nos van a decir qu¨¦ va a hacer el mercado, pero s¨ª podemos establecer un modelo que pueda hacer dinero a largo plazo". Para este experto, que ha trabajado tambi¨¦n en proyectos de dise?o de robots, la gesti¨®n tradicional, en la que el profesional elige una serie de valores en funci¨®n de par¨¢metros econ¨®micos y empresariales, est¨¢ muy sometida a criterios personales dif¨ªciles de proyectar hacia el futuro.
Desde hace tiempo existen dispositivos que permiten controlar el riesgo en las inversiones. Un ejemplo son las stop loss. Estas ¨®rdenes est¨¢n programadas para que se venda o compre un activo cuando su precio rebase determinados niveles. Sin embargo, ahora el c¨®ctel entre matem¨¢ticas e inform¨¢tica va m¨¢s all¨¢, y lo que se busca es que la m¨¢quina pueda tomar sus propias decisiones.
"Los programas basados en algoritmos intentan descubrir patrones en una serie hist¨®rica de precios y as¨ª encontrar una tendencia. Las personas s¨®lo pueden reconocer patrones f¨¢ciles, como, por ejemplo, que las Bolsas suelen subir en diciembre y caer en enero. Pero s¨®lo el software algor¨ªtmico es capaz de explorar los miles de interacciones que hay en los mercados financieros", explica Manel Baucells, profesor de An¨¢lisis de Decisiones de la escuela de negocios IESE.
El auge de las matem¨¢ticas aplicadas a los mercados tambi¨¦n est¨¢ generado una revoluci¨®n en el perfil del profesional que maneja el dinero a invertir. Siguen predominando economistas y licenciados en Empresariales, pero cada vez son m¨¢s las ofertas de empleo para matem¨¢ticos, f¨ªsicos, inform¨¢ticos o ingenieros. "Hay mucho inter¨¦s por contratar a nuestros alumnos. Las empresas llaman a la facultad para solicitar profesionales con este perfil. Antes les bastaba con que fueran licenciados, pero ahora tambi¨¦n quieren gente que tenga dotes para la investigaci¨®n", reconoce Enrique Oleada, profesor de Matem¨¢ticas Financieras de la Universidad Complutense.
Al calor del uso de programas algor¨ªtmicos para invertir en Bolsa ha surgido toda una industria. Mientras las grandes instituciones financieras tienen sus propios departamentos de investigaci¨®n para desarrollar un software personalizado, los peque?os inversores tambi¨¦n se pueden beneficiar de las matem¨¢ticas gracias a los robots de alquiler. Admira Interactive ofrece estos servicios a trav¨¦s de sus aut¨®matas Alice, Bob y Carlos 2.0. Esta empresa catalana fue creada por tres investigadores que empezaron a aplicar las matem¨¢ticas en el campo de la meteorolog¨ªa y ahora intentan anticipar el devenir de la Bolsa para sus 3.000 clientes.
"Nuestro sistema inteligente aprende del pasado para ver qu¨¦ causas provocan un determinado fen¨®meno", comenta Xavier Orriols, portavoz de Admira. Si un cliente quiere saber qu¨¦ provoca que las acciones de Telef¨®nica, por ejemplo, suban o bajen, los aut¨®matas repasan las correlaciones que tienen las acciones de la teleco con 1.000 activos diferentes (acciones, divisas, ¨ªndices, materias primas, datos macro...) hasta hallar el patr¨®n de comportamiento que m¨¢s se repite. "Una vez determinadas las correlaciones llega la fase m¨¢s compleja: aprender a invertir", apunta Orriols. En este paso, al robot se le aplica la misma t¨¦cnica que cuando se quiere educar a un perro: el aprendizaje por refuerzos (recompensas o castigos). El aut¨®mata decide comprar o vender tras repasar su historial de aciertos o errores con ese mismo patr¨®n de comportamiento.
"La principal ventaja de estas estrategias es que permiten analizar un n¨²mero mayor de activos y de variables que un gestor humano", comenta Jorge Yzaguirre, director de renta variable de BME. "En cambio, su mayor riesgo es que se basan en datos del pasado, y la realidad es cambiante, por lo que hay que analizar continuamente el riesgo que se asume y los resultados. Los entornos de mercados vol¨¢tiles nos muestran situaciones reales que la estad¨ªstica no contemplaba".
Lo que ocurra con el dinero invertido de acuerdo con las matem¨¢ticas no es una cuesti¨®n balad¨ª. Su peso en los mercados es cada vez m¨¢s creciente. De hecho, la consultora TABB Group prev¨¦ que en 2010 la gesti¨®n algor¨ªtmica supondr¨¢ el 50% del volumen de negociaci¨®n en EE UU, el mayor mercado del mundo.
Aparte de su cuestionable fiabilidad para ganar dinero en todas las fases burs¨¢tiles, los modelos num¨¦ricos han despertado las cr¨ªticas de asociaciones de inversores minoritarios. ?stos se quejan de que los gigantes aut¨®matas podr¨ªan estar distorsionando el mercado al elevar los niveles de volatilidad de los activos (se mueven en d¨¦cimas de segundo y en determinados momentos del d¨ªa, principalmente en las horas previas al cierre del mercado) y haciendo m¨¢s dif¨ªcil a los peque?os accionistas reaccionar al mismo tiempo que ellos. Los defensores de los modelos matem¨¢ticos indican que su uso es positivo para el mercado, puesto que al detectar desviaciones de la tendencia reaccionan de forma contraria y sirven de equilibrio. Daniel Stroock, profesor del MIT, ha publicado un reciente estudio acerca de los fondos cuantitativos y los compara a la relaci¨®n de los peces murci¨¦lagos con los arrecifes de coral. "Estos animales no colaboran en el desarrollo de los tesoros submarinos, pero aseguran su supervivencia al comerse las algas que amenazan con asfixiarlos", explica.
?Llegar¨¢ el momento en el que la m¨¢quina reemplace al hombre para decidir d¨®nde colocar nuestros ahorros? "El ordenador es una prolongaci¨®n de la manera de pensar de un gestor humano", reflexiona el astrof¨ªsico y gestor Marcos P¨¦rez. "Es un instrumento que aumenta el alcance de nuestro modo de pensar y hacer las cosas. Y modos de pensar hay tantos como personas. Por lo tanto, la respuesta correcta no ser¨ªa decir que al final s¨®lo habr¨¢ m¨¢quinas operando en los mercados, sino que las diferentes aproximaciones que podemos tener a las Bolsas ser¨¢n m¨¢s eficientes gracias a los ordenadores".
De descifrador en Vietnam a gestor de oro
Si las matem¨¢ticas aplicadas a la Bolsa son la religi¨®n para un n¨²mero cada vez mayor de personas, James Simons ser¨ªa, sin duda, su profeta. Licenciado por el MIT y Harvard, trabaj¨® como descifrador de c¨®digos en el Departamento de Defensa de Estados Unidos durante la Guerra de Vietnam. En 1982 cre¨® su gestora de hedge funds, o fondos de alto riesgo, Renaissance Technologies.
Desde 1988 hasta 2006, su fondo estrella, Flagship Medallion, ha ofrecido una rentabilidad media anual del 34%. Semejante historial le permite cobrar las tarifas m¨¢s caras de la industria (44% de los beneficios y un 5% sobre los activos de sus clientes).
Gracias a estos honorarios, en 2007 se embols¨® 2.800 millones de d¨®lares (1.794 millones de euros), la tercera mayor n¨®mina entre los gestores de fondos de alto riesgo, tras John Paulson, un desconocido que se ha hecho de oro apostando por el hundimiento del mercado hipotecario estadounidense, y George Soros. El fondo Quantum Endowment de este tibur¨®n de las finanzas, tambi¨¦n gestionado con programas algor¨ªtmicos, obtuvo una rentabilidad del 32% el pasado ejercicio.
En torno a Simons impera la ley del silencio. Lo ¨²nico que se sabe es que emplea programas inform¨¢ticos basados en complejas f¨®rmulas matem¨¢ticas para encontrar ineficiencias en la formaci¨®n de los precios de los activos. Nada de analizar resultados empresariales ni datos macroecon¨®micos. Matem¨¢tica pura y dura. Por ello s¨®lo contrata doctorados en investigaci¨®n (PhD, por sus siglas en ingl¨¦s) y no m¨¢steres en administraci¨®n de empresas (MBA). La pasi¨®n por los algoritmos de este gestor es tal, que preside la asociaci¨®n Math for America, un grupo que dona anualmente m¨¢s de 25 millones de d¨®lares para formar a cientos de profesores de matem¨¢ticas en la ciudad de Nueva York.
Sin embargo, la aureola de ¨¦xito que acompa?a a Simons y a otros gestores de fondos cuantitativos se ha puesto a prueba con la crisis crediticia en la que est¨¢n inmersos los mercados desde el pasado mes de agosto. Flagship Medallion, por ejemplo, cae un 12% en los ¨²ltimos 12 meses, y Goldman Sachs ha tenido que insuflar liquidez a alguno de sus fondos quant.
La situaci¨®n est¨¢ lejos de ser la misma que en 1998, cuando el hundimiento del hedge fund Long Term Capital Management, que tambi¨¦n utilizaba modelos matem¨¢ticos en sus inversiones, estuvo a punto de colapsar el sistema financiero mundial (tuvo que salir a su rescate la Reserva Federal, presidida entonces por Alan Greenspan). Sin embargo, las p¨¦rdidas de los ¨²ltimos meses han suministrado munici¨®n a los detractores de la inversi¨®n aut¨®mata.
En Espa?a, la gesti¨®n cuantitativa no ha calado como en otros mercados. Los que m¨¢s suelen utilizar algoritmos para invertir o cubrir riesgos son los departamentos de tesorer¨ªa de los grandes bancos.
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