C¨®mo reaccionar ante otras realidades

La capacidad de relacionarse y trabajar eficazmente con personas de diferentes culturas es una cualidad cada vez m¨¢s demandada en el mercado de empleo. A pesar de que muchos preve¨ªan una r¨¢pida homogeneizaci¨®n de la cultura mundial siguiendo los est¨¢ndares estadounidenses, la realidad es que la globalizaci¨®n ha motivado que nuestro entorno cultural sea hoy m¨¢s diverso y complejo que nunca. Las inversiones transfronterizas, el comercio internacional, la conectividad tecnol¨®gica, los flujos de trabajadores e informaci¨®n entre pa¨ªses se han multiplicado y con ellos las ocasiones de que se relacionen entre s¨ª personas de culturas diferentes. Como consecuencia directa, el n¨²mero de puestos de trabajo para los que se requiere esa capacidad cada d¨ªa es mayor.

La competencia intercultural, en primer lugar, nos exige tomar conciencia de nuestra propia cultura y de c¨®mo ¨¦sta determina tanto nuestra forma de ver el mundo como nuestras reacciones frente a otras realidades. Nuestra cultura act¨²a como un filtro que condiciona nuestra percepci¨®n de la realidad y, en este sentido, deber¨ªamos preocuparnos por entender hasta qu¨¦ punto nos dejamos guiar por estereotipos y generalizaciones.

En segundo lugar, para desarrollar nuestra competencia intercultural deber¨ªamos interesarnos por conocer otras culturas diferentes de la nuestra, aunque procurando siempre ir m¨¢s all¨¢ de aquellos aspectos m¨¢s superficiales y evidentes -como puedan ser el lenguaje, la gastronom¨ªa o las manifestaciones art¨ªsticas-, para adentrarnos en otros elementos m¨¢s profundos y sutiles -valores, actitudes o creencias- que son la principal fuente de equ¨ªvocos y malentendidos. Es importante comprender qu¨¦ nos separa, pero a¨²n lo es m¨¢s entender qu¨¦ es lo que nos une.

Las actitudes que mostramos hacia nuestra propia cultura y frente a otras constituyen el tercer elemento de la competencia intercultural. Por ejemplo, c¨®mo reaccionamos ante la diversidad o con qu¨¦ facilidad nos adaptamos e integramos en un entorno distinto del nuestro. Aunque, por encima de todo, la competencia intercultural supone considerar las diferencias culturales no como una debilidad o una amenaza sino como una oportunidad de enfrentarse a la realidad de una forma ¨²nica, nueva y creativa.

Santiago Garc¨ªa es socio de Jakobsland Partners.