La izquierda ante la inmigraci¨®n
El nombramiento de Corbacho como ministro de Trabajo e Inmigraci¨®n del nuevo Gobierno de Zapatero es una se?al inequ¨ªvoca de que los socialistas espa?oles han visto las orejas al lobo en el debate social sobre la inmigraci¨®n; de manera especial en el uso partidista que los conservadores hicieron de esta cuesti¨®n a lo largo de la ¨²ltima legislatura y muy concretamente en la campa?a electoral.
Los feudos sociales de voto socialista que hace tan s¨®lo unos a?os se consideraban protegidos de la tentaci¨®n de abrazar el voto conservador son ahora mucho m¨¢s vulnerables a ¨¦l. El PSOE ve que territorios hist¨®ricos donde cultivaba votos sin que existiera una competencia electoral seria hoy se le tambalean y algunos se decantan preferentemente hacia el PP.
Los socialistas espa?oles han visto las orejas al lobo en el debate social sobre la inmigraci¨®n
Es dif¨ªcil saber las causas concretas de esa transici¨®n en las preferencias electorales desde el voto casi cautivo a una volatilidad casi total. En cualquier caso, es evidente que las transformaciones sociales y econ¨®micas vividas por la sociedad espa?ola en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas contribuyen a ello. Pero lo que tambi¨¦n nos dicen los estudios demosc¨®picos es que la cuesti¨®n de la inmigraci¨®n y la actitud con la que los partidos la abordan es un factor determinante en los encuentros y desencuentros electorales.
Los socialistas est¨¢n convencidos de que la propuesta formulada por el Partido Popular durante las pasadas elecciones para que los inmigrantes firmasen un contrato como paso previo a la posibilidad de su arraigo les rest¨® muchos votos y ayud¨® a Rajoy a mejorar resultados en entornos hasta entonces poco proclives a los conservadores.
La duda est¨¢ en saber c¨®mo el ministro Corbacho frenar¨¢ estas corrientes sociales sin llegar a convertirse en ejecutor de pol¨ªticas de inmigraci¨®n que sean intercambiables con las del PP. Porque lo que hay que suponer es que no se trata de hacer desde un Gobierno del PSOE las pol¨ªticas que har¨ªa un Gobierno del PP en esa materia, entre otras cosas porque si llegamos a ese extremo es mejor reconocer que los originales siempre ser¨¢n mejores que las copias.
La cuesti¨®n que hay que responder es si existe margen suficiente para transitar entre el discurso conservador ante la inmigraci¨®n y una pol¨ªtica propia y diferenciada que no despierte la reacci¨®n social contraria, que responsabiliza a la inmigraci¨®n de todos los males y al Gobierno de falta de autoridad y debilidad.
Quiz¨¢ es mucho creer que socialdem¨®cratas y conservadores se pueden distinguir realmente en esas pol¨ªticas. Yo quiero creer que s¨ª, pero no es evidente. De entrada porque en Europa se est¨¢ construyendo un consenso a partir de las propuestas franco-italianas que, sea dicho de paso, responden en esencia a las mismas propuestas conservadoras espa?olas, porque no en vano Sarkozy y Berlusconi se encuentran detr¨¢s.
Ese consenso europeo va a dejar un escaso margen de maniobra, por ejemplo, para impulsar procesos para acabar con la irregularidad que no sean los de la expulsi¨®n. Y la expulsi¨®n -al margen de otras consideraciones ¨¦ticas- no siempre es factible ni jur¨ªdicamente, ni econ¨®micamente.
Pero tambi¨¦n hay dudas sobre la capacidad de encontrar ese margen propio por las consecuencias que la recesi¨®n econ¨®mica puede tener en la construcci¨®n social del agravio contra el inmigrante. Hay que ser consciente de que en pleno auge econ¨®mico y con una creaci¨®n constante de puestos de trabajo, la inmigraci¨®n ha ocupado los primeros puestos en el ranking de los problemas percibidos. ?Qu¨¦ ocurrir¨¢ ahora en tiempo de crisis? ?sa es una pregunta que deber¨ªa preocuparnos seriamente.
Estas cuestiones apuntadas hasta ahora son probablemente los l¨ªmites m¨¢s importantes entre los cuales Corbacho se tendr¨¢ que mover y en estos l¨ªmites deber¨¢ encontrar el equilibrio que le permita dise?ar una pol¨ªtica propia. Lo peor que podr¨ªa ocurrir es que el Gobierno de Zapatero sucumbiese al temor de la adhesi¨®n social a las tesis conservadoras y se sumase acr¨ªticamente a las propuestas que van a ocupar la agenda migratoria europea los pr¨®ximos meses.
El debate hay que centrarlo en una perspectiva de 5 o 10 a?os, no a corto plazo. Y en ese escenario de un lustro la combinaci¨®n de la realidad demogr¨¢fica y las necesidades del mercado laboral vuelve a situar la llegada de inmigraci¨®n como la soluci¨®n m¨¢s razonable, por no decir la ¨²nica. Mirar el escenario a medio plazo y tener capacidad para explicarlo y a la vez gestionar el presente con el objetivo de la plena integraci¨®n (con derechos de ciudadan¨ªa incluidos y, l¨®gicamente, igualdad de obligaciones) es de las pocas cosas que probablemente pueda hacer un gobierno socialdem¨®crata para diferenciarse de las propuestas conservadoras.
jspicanyol@hotmail.com
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