Al servicio del paisano

El consejero de Justicia del Gobierno de la Comunidad Valenciana pidi¨® ayer la intervenci¨®n del Consejo del Poder Judicial para que el continuo cambio de titulares del juzgado de Nules (ocho jueces en cuatro a?os) no siga aplazando la resoluci¨®n del caso Fabra: la investigaci¨®n sobre presuntos delitos de tr¨¢fico de influencias, cohecho y fraude fiscal contra el presidente de la Diputaci¨®n de Castell¨®n y hombre fuerte del PP en esa provincia, Carlos Fabra. La Uni¨®n de Consumidores de Espa?a (UCE), personada como acusaci¨®n popular, hab¨ªa solicitado algo similar en el pasado.

En Espa?a habr¨¢ seguramente personas con m¨¢s poder que Fabra, pero dif¨ªcilmente alguien con tanta influencia en una provincia concreta como la de este hombre en la suya. Ello alimenta la sospecha de que jueces de paso prefieran no comprometerse en un asunto tan espinoso; pero aunque no fuera as¨ª, es absurdo que el Poder Judicial no tenga medios para garantizar que el nombrado vaya a culminar el sumario.

Perteneciente en tercera o cuarta generaci¨®n a una saga familiar de notables locales con negocios y gran influencia pol¨ªtica, el estilo de actuaci¨®n p¨²blica de Fabra bien podr¨ªa calificarse de caciquil, si por tal entendemos, con el Diccionario de la Real Academia (edici¨®n de 1884), la forma de actuar de las "personas principales de un pueblo que ejercen excesiva influencia en asuntos pol¨ªticos y administrativos". De eso mismo est¨¢ acusado en relaci¨®n al supuesto cobro de cantidades millonarias por intervenir ante varios ministerios para agilizar ciertas autorizaciones.

Tampoco encajar¨ªan mal las definiciones que ponen el acento en el poder clientelar como rasgo esencial del caciquismo: de los 32 cargos de libre designaci¨®n contratados por la diputaci¨®n, 25 son personas vinculadas familiarmente con ediles o diputados del PP o con el propio Fabra. Una hija suya fue nombrada senadora por designaci¨®n auton¨®mica en 2007, sin haber pasado por proceso electoral previo. Un patricio de la restauraci¨®n,

el marqu¨¦s de Pidal, defini¨® el caciquismo como "el noble anhelo de mortificarse para servir al paisano".