"Los cementerios de elefantes tambi¨¦n necesitan mujeres"
-As¨ª que, consejera de Estado. Y van cuatro. -Ya somos cuatro mujeres, s¨ª, pero ninguna en la comisi¨®n permanente, que es el n¨²cleo fuerte. F¨ªjate lo que me dijeron cuando me nombraron: "Pero ?eso no es un cementerio de elefantes?". Y yo contest¨¦: "Pues ya era hora de que entraran las elefantas".
Amparo Rubiales (Madrid, 1945) abandon¨® la pol¨ªtica activa en 2004 pero su lucha feminista contin¨²a, igual que empez¨® antes de que ella se hiciera pol¨ªtica. Se cri¨® en una familia de "los que ganaron la guerra", y cuando era universitaria se afili¨® al partido comunista, as¨ª que, los unos le dec¨ªan "burguesa radical" y los otros, "feminista radical".
La nueva consejera de Estado naci¨® entre los que ganaron la guerra, pero se rebel¨®
Amparo Rubiales se ha encargado de reservar mesa en uno de sus restaurantes de cabecera, al lado del Congreso, La Creazione, donde se ha reunido innumerables veces con un grupo de amigas durante los ocho a?os de diputada y algunos m¨¢s. Los camareros la conocen de sobra y casi adivinan lo que va a tomar. M¨¢s les vale, porque los pobres apenas pueden meter baza en la conversaci¨®n. "?Agua con gas, no? ?Una focaccia, verdad?".
-Ahora te cuento por qu¨¦ venimos a este restaurante, es una historia de mujeres, que es de lo que vamos a hablar".
-S¨ª, pero, d¨ªgame, ?c¨®mo sali¨® comunista la hija del juez?
-Fue la universidad, en Madrid primero y en Sevilla, despu¨¦s. All¨ª destinaron a mi padre. Mi madre era m¨¢s conservadora y cat¨®lica, le preocupaba la repercusi¨®n social de lo que hac¨ªamos sus hijos por ah¨ª. Yo le di tres grandes disgustos: el primero, casarme por lo civil, que hab¨ªa que hacer acto de apostas¨ªa, casi se muere; despu¨¦s, en 1977, fui candidata del PC; y dos a?os m¨¢s tarde declar¨¦ que hab¨ªa abortado y lo sac¨® el Abc de Sevilla...
-?Y era verdad?
-Qu¨¦ va, eran aquellas autoinculpaciones que hac¨ªamos todas, como las que se han hecho estas ¨²ltimas semanas, que he pensado, 'a que me tengo que volver a inculpar otra vez...'
De aquella primera boda, con un novio trotskista, tuvo un hijo y una hija, que ahora le han dado tres nietos. Como a muchas de las abuelas, cuando la cuidadora enferma, le toca ir a la guarder¨ªa. "Ay, la maternidad, est¨¢ siendo un obst¨¢culo terrible", lamenta.
Y los disgustos que dan los hijos. Si lo sabr¨ªa su madre, que cri¨® a una burguesita que se dio al teatro universitario entre una panda de rojos en la Facultad de Derecho: Felipe Gonz¨¢lez, Rodr¨ªguez de la Borbolla, Rafael Escuredo, Chaves, P¨¦rez Royo...
El comunismo era demasiado para sus padres, as¨ª que cuando Amparo decidi¨® pasar a las filas socialistas, en 1981, resoplaron aliviados. La ni?a hab¨ªa entrado en raz¨®n. Para entonces ya distingu¨ªa, "por el miedo", si sus amigos eran hijos de los que ganaron la guerra o de los perdedores.
En oto?o, Alfaguara sacar¨¢ un libro autobiogr¨¢fico de Rubiales, Una mujer entre mujeres, lleno de an¨¦cdotas y de amigas.
-?Por qu¨¦ hemos venido a este restaurante?
-Por las amigas, precisamente. Aqu¨ª ven¨ªa yo cuando era diputada, con Rosa Conde, Carmen Alborch, Juana Serna y Arantxa Mendiz¨¢bal. Siempre a esta misma mesa.
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