'Camarada', horror optimista
Ma?ana, por 9,95 euros, con EL PA?S, un DVD y un libro de Rossellini
Mientras la intelectualidad de la ¨¦poca no se pon¨ªa de acuerdo para definir en qu¨¦ consist¨ªa el neorrealismo cinematogr¨¢fico, Roberto Rossellini, uno de sus emblemas, pon¨ªa el dedo en la llaga aclarando d¨®nde resid¨ªa la base: "Un punto de vista moral desde el que se contempla el mundo". Al menos la suya. En la visi¨®n de la sociedad, de la gente, de sus vidas, a trav¨¦s de un catalejo moral. "Despu¨¦s se convierte en un punto de vista est¨¦tico, pero el punto de partida es ciertamente moral", afirmaba el director italiano, que con Roma, ciudad abierta (1945), Camarada (1946) y Alemania, a?o cero (1947) pon¨ªa tres de las semillas claves del movimiento art¨ªstico.
Camarada (quiz¨¢ m¨¢s conocida en Espa?a por su t¨ªtulo original, Pais¨¤), segunda entrega de la trilog¨ªa de Rossellini sobre la II Guerra Mundial, est¨¢ compuesta por seis episodios de unos 20 minutos de duraci¨®n cada uno, en los que el hilo conductor viene a ser el avance de las tropas estadounidenses y la liberaci¨®n de Italia del fascismo. El absurdo de la guerra y, m¨¢s all¨¢, la podredumbre de la posguerra, retratados a trav¨¦s de una serie de im¨¢genes que bien podr¨ªan escenificar cualquier contienda del siglo XX y, por desgracia, del XXI. Las dificultades para la comunicaci¨®n entre lugare?os y redentores. El cobarde triunfo de los francotiradores, que ejecutan su l¨²gubre misi¨®n entre una poblaci¨®n civil que ni siquiera puede buscar comida. La algarab¨ªa del d¨ªa de la liberaci¨®n, en contraste con la miseria diaria, meses despu¨¦s, de un pa¨ªs masacrado por el hambre. El estraperlo, la prostituci¨®n y el raterismo, como respuesta a la alta pol¨ªtica que se olvida de la gente de la calle. Seis terribles historias, cinco de ellas con desenlace tr¨¢gico, que bien podr¨ªan ser calificadas como sombr¨ªas y desmoralizadoras. Rossellini, sin embargo, lo negaba de forma tajante: "No soy pesimista; descubrir el mal all¨ª donde existe es, en mi opini¨®n, una forma de optimismo". En su ¨¦poca de cr¨ªtico de Cahiers du Cin¨¦ma, Eric Rohmer dijo que el genio de Rossellini resid¨ªa "en su falta de imaginaci¨®n". Semejante afirmaci¨®n, en principio insultante desde una perspectiva superficial, clarifica la concepci¨®n del autor como enemigo del artificio. A la conmoci¨®n se llega con la verdad, y no hay mayor verdad que un ni?o que apenas anda deambulando entre los cad¨¢veres de su familia con el llanto como hilo musical; mayor verdad que una prostituta que espera bajo la lluvia una cita imposible con un antiguo amor; mayor verdad que el cad¨¢ver de un italiano agarrado a un flotador, navegando entre las marismas, con un cartel que avisa de su condici¨®n y de las razones de su muerte: "partisano".
"El cine deber¨ªa ser el compromiso de un hombre que vive dentro de una sociedad, que tiene unas dotes y un oficio con el que se puede expresar al servicio de la comunidad". As¨ª se ve¨ªa Rossellini, como un obrero que deb¨ªa poner su granito de arena en beneficio de la gente. As¨ª, finalizada la guerra, decidi¨® legar una obra presidida por su capacidad para la autenticidad. En medio de un pueblo destruido, f¨ªsica y moralmente, agarr¨® su c¨¢mara, film¨® a actores no profesionales y retrat¨® el horror, el mal. Una forma de optimismo.
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