El videoarte abraza la pintura
El festival Loop de Barcelona se abre al futuro de la creaci¨®n audiovisual
Disminuyen la velocidad, reducen a su m¨ªnima expresi¨®n el movimiento. Buscan una plasticidad casi escult¨®rica, im¨¢genes contundentes, simbolismo. Son videoartistas, que se dejan contaminar por procesos mas bien propios de la pintura y se han citado estos d¨ªas en Loop, la ¨²nica cita del mundo consagrada exclusivamente al videoarte que ya se ha convertido en una plataforma de referencia.
Lo demuestra el contingente de directores de museos y de otras ferias, comisarios y coleccionistas que entran y salen susurrando y tomando notas de las 44 habitaciones del hotel Catalonia Ramblas de Barcelona que otras tantas galer¨ªas transforman en minisalas de proyecci¨®n. El gran n¨²mero de estrenos, as¨ª como la contundente presencia internacional (el 80% de los participantes), permiten hacerse una idea bastante precisa de lo que se cuece en el mundo de lo audiovisual.
Aunque es dif¨ªcil identificar una tendencia predominante, se perfila un com¨²n denominador en la voluntad de distanciarse de los par¨¢metros estil¨ªsticos y el ritmo fren¨¦tico de la producci¨®n vinculada a la publicidad y a los videoclips musicales.
De esta nueva mirada surgen v¨ªdeos como Hudson river, de Robert Welch (galer¨ªa Magda Bellotti, de Madrid), que condensa 18 horas de grabaci¨®n en tiempo real de ese r¨ªo neoyorquino; los retratos en movimiento de Mariana Vassileva (galer¨ªa DNA, de Berl¨ªn), que surgen de la recomposici¨®n din¨¢mica de los fragmentos de un espejo; o Two mirrors, de Adad Hannah (Ouellette Art, de Montreal), en la frontera de la fotograf¨ªa, grabada en el Museo del Prado, en la que dos hombres contemplan Las meninas de Vel¨¢zquez con tal concentraci¨®n que son atrapados en la tela.
El pictoricismo tambi¨¦n impregna el lent¨ªsimo travelling de los dos personajes de En la Pampa, de Jordi Colomer (Tach¨¦, de Barcelona), una especie de miniroad movie, o el juego de miradas de las protagonistas de la doble proyecci¨®n de Marion Tampon (Sollertis de Toulouse), extra¨ªdas de dos c¨¦lebres pel¨ªculas de ¨¦pocas diversas.
Ambas piezas enlazan con el cine, otra de las obsesiones de los videoartistas contempor¨¢neos, como demuestra Meet my meat NY, donde la sevillana Mar¨ªa Ca?as (Lluci¨¤ Homs, de Barcelona), relata con pocos medios, mucho ingenio y una l¨²cida iron¨ªa, su peregrinaje por los escenarios neoyorquinos de pel¨ªculas m¨ªticas. Thomas Galler & Erich Weiss (Bisschoff, de Berna) no ocultan sus intenciones celebrativas en Bela Lugosi is dead, un retrato del misterioso actor a trav¨¦s de una reinterpretaci¨®n del tema hom¨®nimo del grupo alem¨¢n Bauhaus. La multiplicaci¨®n de referencias, tanto formales como conceptuales, se cristalizan en La mala pintura, un v¨ªdeo de Carles Congost (Horrach Moya, de Palma de Mallorca), inspirado en el cine de terror de la d¨¦cada de 1980, que condensa en una historia cargada de sarcasmo y humor negro los estereotipos vinculados a la proyecci¨®n de los artistas espa?oles en el extranjero y al regreso de la pintura.
Sea como sea, los artistas prefieren nutrirse de im¨¢genes sacadas de la vida real. En toda la feria hay s¨®lo una pieza de animaci¨®n, Going nowhere fast, de J. Tobias Anderson (Espai Visor, de Valencia). La feria cierra hoy a las 21.00, pero el festival que la arropa con actividades y exposiciones en toda la ciudad se prolonga hasta el pr¨®ximo 18 de mayo.
Mapa del bucle
En un festival Loop en el que no abundan precisamente las propuestas experimentales, s¨ª hay dos honrosas excepciones: - 'Cathedral', de Marco Brambilla (Grimes Gallery, de Santa M¨®nica). Para plasmar la alienaci¨®n de los grandes centros comerciales, Brambilla utiliza complejas t¨¦cnicas de posproducci¨®n que fragmentan y multiplican en hipn¨®ticas im¨¢genes caleidosc¨®picas su claustrof¨®bica arquitectura.
- Alpha Blent, de Rafael Lozano-Hemmer (Guy B?rtschi, de Ginebra). La pieza m¨¢s cara (90.000 euros) es una narraci¨®n visual interactiva que re¨²ne visitantes pasados y presentes en un espacio virtual gracias a una c¨¢mara oculta. A su lado, un micr¨®fono de los a?os cincuenta hace lo mismo con el sonido: no s¨®lo reproduce las frases, sino que las mezcla con palabras pronunciadas antes por otras personas.
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