El barco que vino del norte
Unas obras en la Ribera sacan a flote una nave atl¨¢ntica del siglo XIII
Exactamente 11 costillas de madera en pleno barrio de la Ribera pasaron a ser ayer oficialmente uno de los grandes hallazgos arqueol¨®gicos en Barcelona de los ¨²ltimos a?os: son los escasos pero valiosos restos de un barco de finales del siglo XIII o de principios del XIV, dataci¨®n que, unido a que su construcci¨®n responde a t¨¦cnicas empleadas s¨®lo en el ¨¢rea atl¨¢ntica, lo convierten en una de las pocas naves medievales de este tipo encontradas en Europa.
El hallazgo ocurri¨® en el espacio que el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, ya bautiz¨® ayer como "el solar de las sorpresas": los terrenos de la antigua estaci¨®n de Cercan¨ªas de Renfe, en la esquina con las calles de Marquesa y Doctor Aiguader. Ah¨ª, donde a finales de 2006 aparecieron ya los restos de fortificaci¨®n del Baluart de Migjorn del siglo XVI gracias a las obras de unas viviendas, han sido ahora las operaciones para el aparcamiento subterr¨¢neo de esos edificios las que la semana pasada sacaron a flote los restos.
Las piezas ser¨¢n tratadas tres a?os en un centro especial en Girona
La pieza, de casi seis metros de largo por tres de ancho, oculta, como todo tesoro, su historia. Ha sido encontrada a casi siete metros bajo el actual nivel del mar, en una zona que en el medievo era mar abierto, pero que hac¨ªa ciertas funciones de caladero. De manera inusual, el fragmento de la parte central de la nave est¨¢ boca abajo. "Igual fue un golpe de mar, se hundi¨® por viejo o quiz¨¢ una mala colocaci¨®n de la carga lo hizo volcar, aunque eso es m¨¢s dif¨ªcil porque eran barcos muy anchos", apunta Mikel Soler¨®n, arque¨®logo de la empresa C¨®dex, que ha realizado la operaci¨®n bajo la supervisi¨®n del Servicio de Arqueolog¨ªa del Museo de Historia de la Ciudad.
El misterio prosigue con la bandera del barco. La clave la da su construcci¨®n. A la espera de la aplicaci¨®n del carbono 14 a las piezas para su dataci¨®n definitiva, el nav¨ªo no parece catal¨¢n. La posici¨®n de las tablillas ligeramente unas encima de las otras, en el sistema de tingladillo, delatan que es una construcci¨®n cl¨¢sica de la zona atl¨¢ntica, empleada desde Escandinavia hasta Portugal.
La hip¨®tesis m¨¢s veros¨ªmil es que el barco, que podr¨ªa haber tenido unos 15 metros de eslora, fuera de origen vasco. "Confrontado con la documentaci¨®n de la ¨¦poca, su presencia era muy frecuente y l¨®gica entonces en Barcelona: navegaban con bandera castellana y eso les hac¨ªa neutrales en la guerra que la monarqu¨ªa catalana manten¨ªa con G¨¦nova". No parece que haya quedado rasto de la carga, si bien eso se sabr¨¢ con certeza a partir del martes cuando las 11 cuadernas ser¨¢n desmontadas junto a la tablillas y los pernos y transportadas el viernes al Centro de Arqueolog¨ªa Subacu¨¢tica de Catalu?a en Girona, donde se pasar¨¢n entre tres y cuatro a?os en una ba?era con resinas, a 60 grados, para su preservaci¨®n. "Ahora, esas maderas son como esponjas y sus agujeros se rellenar¨¢n as¨ª", apunt¨® Ferran Puig, inquieto por el asentamiento ante el revoloteo de periodistas alrededor de los restos. Y con raz¨®n: tantos siglos bajo el agua, las piezas peligran al aire libre, por lo que est¨¢n siendo mantenidas constantemente con agua de mar.
La inquietud de Joan Roca, director del Museo de Historia de la Ciudad, era otra: la de asegurarse que los codiciados restos se queden en su centro. "Es una pieza clave, un s¨ªmbolo material de aquella ciudad efervescente, que se extend¨ªa por la Ribera, y que estaba levantando la catedral del Mar", ensalz¨® Roca. Su museo es el que tendr¨¢ m¨¢s posibilidades, apunt¨® ayer Hereu, que tambi¨¦n cit¨® el Museo Mar¨ªtimo. "Es una prueba de la vocaci¨®n atl¨¢ntica, de apertura de la ciudad", dec¨ªa el alcalde bajo la lluvia, mientras imaginaba, pisando el barro, "un itinerario desde el Born y culminando con el baluarte, que nos permita adem¨¢s conectar m¨¢s los barrios de la Ribera y de la Barceloneta".
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