Tres a?os de deficiencias y quejas

En la UCI del 12 de Octubre hab¨ªa s¨®lo una cosa tan insistente como el empe?o de la bacteria Acinetobacter en no desaparecer: la constancia de los trabajadores de enfermer¨ªa en denunciar la falta de medios y personal que, en su opini¨®n, sufr¨ªa el servicio. Las primeras quejas arrancan desde un a?o antes de la aparici¨®n del brote, cuando los casos de ¨¦sta y otra bacteria se iban sucediendo con regularidad. "No se puede asegurar que el brote sea causa directa de las deficiencias, pero tampoco nadie podr¨¢ decir que no hemos estado tiempo avisando", afirma una trabajadora.

La antigua UCI del 12 de Octubre ten¨ªa una estructura extra?a, dos pasillos en forma de V, heredada de un edificio con m¨¢s de 30 a?os de historia. La capacidad era de 11 plazas, atendidas te¨®ricamente por siete enfermeras. La relaci¨®n de personal por cama era suficiente, seg¨²n los est¨¢ndares recomendados, como la direcci¨®n ha respondido siempre a todos los escritos de la plantilla. "Pero hab¨ªa dos problemas graves. El primero era que la forma de la UCI nos imped¨ªa ver a m¨¢s de un enfermo desde la mayor¨ªa de los sitios, lo que obligaba a moverte todo el rato de uno a otro llevaras encima lo que llevaras, lo que no es lo m¨¢s recomendable", explica esta enfermera. "El segundo es que la mayor¨ªa de los d¨ªas ¨¦ramos s¨®lo seis, o menos, con lo que el trabajo se hac¨ªa imposible".

Desde finales de 2004 y principios de 2005, las enfermeras de la UCI denuncian ante el juez las carencias de personal. Lo hacen por su cuenta, sin que ning¨²n sindicato les diera cobertura. Un d¨ªa tras otro, cada vez que se ve¨ªa reducido el equipo, firmaban una hoja est¨¢ndar que remit¨ªan al juez.

La respuesta del juzgado fue un jarro de agua fr¨ªa. "Habi¨¦ndose practicado las diligencias de investigaci¨®n", suscribi¨® el magistrado, "no aparece debidamente justificada la perpetraci¨®n de un delito".

El siguiente paso fue remitir un escrito al Colegio Oficial de Enfermer¨ªa de Madrid en junio de 2005. Tampoco ah¨ª encontraron apoyos.

Tras el surgimiento del brote, el personal encontr¨® un aliado: la delegaci¨®n de CC OO. El 17 de octubre de 2006, el sindicato remite una carta al gerente en el que denuncia que, pese a la existencia de enfermos aislados por la bacteria, en el servicio falta papel secamanos, lo que obliga a los trabajadores a utilizar una toalla, en contra de las recomendaciones para evitar la propagaci¨®n de la bacteria. Igualmente, la UCI carece de un grifo que pueda activarse con el pie y no con las manos, otra herramienta b¨¢sica para luchar contra las infecciones hospitalarias.

En otro escrito, suscrito el 28 de diciembre, CC OO reitera las quejas y destaca que "los trabajadores no disponen del material m¨ªnimo necesario para cubrir las necesidades higi¨¦nicas del servicio (papel secamanos, pijamas limpios...)". En ese mismo escrito, el sindicato lamenta que una sola enfermera est¨¦ al cargo de "cuatro enfermos aislados por Acinetobacter" y lamenta que con "la actitud irresponsable de la direcci¨®n se est¨¢n asumiendo riesgos innecesarios para la vida de los pacientes". Enrique Orsi, de CC OO, recuerda que pasaron "meses y meses exigiendo m¨¢s medios y personal para la UCI". "Al final", sostiene, "no fue hasta marzo de 2007 cuando, tras salir publicada la informaci¨®n en algunos medios", el hospital se comprometi¨® a medidas m¨¢s dr¨¢sticas, como la reforma de la UCI.