El incombustible doctor Uribe
Pase que ?lvaro Uribe V¨¦lez ganara las presidenciales de 2002 y 2006 como candidato de la antipol¨ªtica, de las preocupaciones del colombiano entre medio y medio-alto que son la lucha contra la inseguridad, el terror, el narco, el desbarajuste del Estado, pero dif¨ªcilmente se encontrar¨¢ hoy en Am¨¦rica Latina un pol¨ªtico m¨¢s profesional, m¨¢s capaz de revolverse en un palmo de terreno contra una constelaci¨®n de adversidades que a cualquier otro le har¨ªan perder el oremus, e inveros¨ªmilmente salir con bien de ello.
Con m¨¢s de 30 legisladores en prisi¨®n y otros tantos bajo investigaci¨®n judicial, todos ellos uribistas, por su presunta conexi¨®n con los grupos paramilitares; con un programa de desmovilizaci¨®n y reinserci¨®n de los paras -asesinos, narcotraficantes, extorsionadores- que ha multiplicado la impunidad ante la justicia y permitido que los jefes orde?aran a la vista del p¨²blico a¨²n m¨¢s las ubres de la naci¨®n, ?c¨®mo es posible que un presidente alcance cotas superiores al 70% de aprobaci¨®n en las encuestas? En parte, porque esas encuestas ignoran a dos terceras partes de Colombia, donde reina el desistimiento de toda acci¨®n pol¨ªtica, pero, m¨¢s importante a¨²n, porque Uribe es el gran artista del alambre en una naci¨®n que ha dado siempre notables fantasistas de la pol¨ªtica. El presidente ha puesto fin, sin pesta?ear, al plan renove de las antiguas guardias blancas del latifundismo colombiano, facturando instant¨¢neamente en extradici¨®n a Estados Unidos a los 14 grandes l¨ªderes de la banda. ?Por qu¨¦ Uribe le ha dado esa vuelta de tuerca al programa estrella de su segundo mandato?
Es probable que se haya confirmado a s¨ª mismo para perseguir un tercer mandato
Pr¨®xima ya a su fin la explotaci¨®n ¨²til del contenido de los ordenadores de Ra¨²l Reyes -que la Interpol debe validar o no esta semana- sobre la relaci¨®n de las FARC con la Venezuela del presidente Ch¨¢vez, y sintiendo ya una fuerte presi¨®n negativa en el ¨¢mbito latinoamericano por la violaci¨®n del territorio de Ecuador en la operaci¨®n en la que fuerzas colombianas dieron muerte al jefe guerrillero, pero sobre todo con el tel¨®n de fondo del esc¨¢ndalo de la parapol¨ªtica, es probable que Uribe se haya confirmado a s¨ª mismo la decisi¨®n de perseguir un tercer mandato, que voces autorizadas en Bogot¨¢ daban ya como seguro desde hace alg¨²n tiempo; y todo ello aunque sea precisa una enmienda constitucional, como en 2006, para optar dentro de dos a?os. Y hay que decir confirmado porque la se?ora Uribe, Lina Moreno, era del todo sincera cuando dec¨ªa el a?o pasado que s¨®lo habr¨ªa tercer mandato por encima de su cad¨¢ver; promesa de la que queda del todo relevada, pero que prueba que la decisi¨®n, si existe, ha tenido que ser relativamente reciente. ?Y por qu¨¦ querr¨ªa el presidente otro mandato? ?Porque el segundo amenaza con acabar mal? No. La Colombia que le baila el agua, con locomoci¨®n mec¨¢nica de su propiedad y sitio donde ir el fin de semana, est¨¢ dispuesta a perdon¨¢rselo pr¨¢cticamente todo, con lo que el juicio que se dice de la historia siempre le habr¨ªa reconocido grandes m¨¦ritos. Lo que pasa es que Uribe est¨¢ persuadido de que la obra anda a medio hacer y s¨®lo ¨¦l puede culminarla: la destrucci¨®n de la guerrilla terrorista. ?Podr¨ªa esta vez salirse con la suya?
Aunque el mandatario siempre es un candidato formidable, 2010 deber¨ªa ser distinto de 2002 y 2006, y un Uribe III no es imposible que resulte demasiado incluso para esa Colombia que vota con parsimonia. Hugo Ch¨¢vez perdi¨® el refer¨¦ndum de diciembre pasado porque estaba anegando de centralismo democr¨¢tico una Constituci¨®n que a la mayor¨ªa de venezolanos les parec¨ªa bien como estaba, y porque quer¨ªa eternizarse en el puesto. Y el viento latinoamericano parece estar soplando en direcci¨®n diametralmente opuesta a las apetencias bogotanas, aunque no en este caso contra Caracas. Los a?os del neoliberalismo han pasado, y, aunque sea bienvenida la inversi¨®n extranjera, nunca m¨¢s sin condiciones; los alumnos favoritos del FMI ya no est¨¢n en la cresta de la ola; esperar todas las bienaventuranzas de Washington tampoco basta; y las disidencias more etnicista van a estar cada vez m¨¢s a la orden del d¨ªa.
?sa tendr¨ªa que ser la oportunidad del Polo, la agrupaci¨®n de izquierda colombiana; pero ¨²nicamente si pone la casa en orden, aparca recelos y envidias, elige un candidato moderno y lo sostiene a fondo; aquello justamente que tanto le cuesta. Una segunda reelecci¨®n y un tercer mandato pueden ser la ocasi¨®n. Como dijo en Madrid el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, en vez de una ¨¦poca de cambio -quiz¨¢-, sea un cambio de ¨¦poca.
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