El cine hecho trizas
Algunos videoartistas manipulanpel¨ªculas para buscar otro efecto
Orson Welles estren¨® F for fake (Fraude) en 1973. Era una cinta experimental, planteada como un falso documental, en el que el creador de Ciudadano Kane jugaba con la verdad y la mentira anticip¨¢ndose as¨ª a lo que muchos a?os despu¨¦s se conocer¨ªa como cine posmoderno. Jean-Luc Godard fue uno de los primeros en manifestar su fascinaci¨®n por el experimento de Welles. Era la primera vez que la gran pantalla abr¨ªa el debate sobre lo manipulado y lo aut¨¦ntico, sobre la verdad y la mentira. Lo que separa uno y otro concepto es una membrana tan imperceptible como la que separa el videoarte del cine. Welles, sin saberlo, fue el creador de lo que hoy se conoce como fake cinema, una forma de trabajar que comparten los artistas m¨¢s j¨®venes y que ha merecido un amplio espacio dentro de la d¨¦cima edici¨®n de los Encuentros Internacionales sobre Nuevo Cine y Arte Contempor¨¢neo (www.art-action.org), que acaba de concluir en diferentes escenarios de Madrid, Par¨ªs y Berl¨ªn. Durante este aut¨¦ntico fest¨ªn cultural se han podido ver los trabajos de 250 artistas. Todos tienen en com¨²n el trabajo con el arte de la imagen. Son creadores rodados, est¨¢n en la treintena y hay tantos hombres como mujeres. La duraci¨®n de cada pieza est¨¢ entre los dos y los cinco minutos y los temas tocan todos los ¨¢mbitos. Los hay puramente esteticistas, ejercicios t¨¦cnicos, y creaciones a partir de im¨¢genes de pel¨ªculas conocidas por todos. Esta especie de revisi¨®n sobre el cine es el tema m¨¢s utilizado por los j¨®venes artistas.
Distorsionan las im¨¢genes, les dan la vuelta, les hacen contar otras cosas
?Qu¨¦ une y separa al cine y al videoarte? Los comisarios del certamen, Nathalie Henon y Jean Fran?ois Rettig, de 36 y 37 a?os, respectivamente, se?alan sin dudar que el cine y el arte contempor¨¢neos comparten el mismo soporte de exhibici¨®n: una pantalla de televisi¨®n o de ordenador. "La relaci¨®n entre ambas formas de expresi¨®n es totalmente enriquecedora", explica Nathali Henon. "Si, en el origen, el cine toma muchas im¨¢genes del arte pl¨¢stico, actualmente, los j¨®venes videoartistas se nutren del cine en gran medida. Le dan la vuelta, lo distorsionan, cuentan historias que nada tienen que ver con el tema original. Desmenuzan y detallan sus trucos y cuestionan sus mensajes. Estos artistas tienen una cultura enraizada en el cine y tienen como objetivo el convertir su trabajo en arte de masas, al igual que lo es el cine de la gran pantalla".
El cuestionamiento de lo que vemos y el juego de las apariencias est¨¢ en la pel¨ªcula de Welles y en los trabajos del fake cinema. Las piezas parecen seguir a pies juntillas las dudas de Pessoa: "Nunca sabr¨¦ si lo que soy, lo soy realmente o lo parezco".
Para conseguir mejor la imagen de confusi¨®n y hacer dudar al ojo, muchos de ellos recurren al scratch, la t¨¦cnica utilizada por los pinchadiscos de hip-hop y m¨²sica electr¨®nica. Si en m¨²sica el efecto de sonido rayado se consigue al mover un disco de vinilo hacia adelante y hacia atr¨¢s sobre el plato del tocadiscos, en el videoarte, la c¨¢mara hace una especie de zoom retardado que manipula el ojo del espectador. Las im¨¢genes sencillas multiplican su efecto. Si en la m¨²sica, el corte del sonido crea unos silencios que dan pie a nuevas composiciones, en la imagen, los blancos de la proyecci¨®n sugieren nuevas historias.
"Los videoartistas ponen en tela de juicio los modelos seguidos por los cineastas", mantiene Jean-Fran?ois Rettig. "Es una deconstrucci¨®n de las pel¨ªculas. Es como si les dieran una vuelta para, en poco m¨¢s de un minuto, contar algo radicalmente distinto de lo concebido por el cineasta en hora y media". En From afar, del alem¨¢n Volker Schereider, se reescribe una nueva historia a partir de fragmentos de textos que aparecen en momentos cumbre de 200 pel¨ªculas. Ante cada recorte, el espectador tiene en su mente la pel¨ªcula original. Al final, en un tiempo r¨¦cord, el mensaje se ha transformado. En Gravity, de Nicolas Provost, tambi¨¦n se juega con 200 fotogramas de otros tantos filmes. Todos son besos en el original. El resultado final produce un fuerte rechazo f¨ªsico en el espectador.


Romper moldes
La X edici¨®n de los Encuentros Internacionales sobre Nuevo Cine y Arte Contempor¨¢neo han revelado formas heterodoxas de relacionarse con el lenguaje de la imagen.
- La distorsi¨®n. Igual que los DJ recurren al
scratch para manipular el sonido, los videoartistas juegan con el zoom para desafiar la mirada del espectador.- La deconstrucci¨®n. Los artistas cuestionan el cine al volver del rev¨¦s las pel¨ªculas y hacerles contar otras historias.- La velocidad. Uno de los caminos para cuestionar las emociones originales es el de recurrir a montajes vertiginosos que provocan efectos muy distintos.
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