Sencillo y muy funcional

Barcel¨® tuvo su estreno hace poco en el negocio de la hoteler¨ªa urbana. No es extra?o, pues, que sus establecimientos business destilen cierto aire vacacional, lo que constituye una envidiable ventaja para la clientela ¨¢vida de ocio despu¨¦s de una reuni¨®n de trabajo. Aunque a trasmano de todo, el coru?¨¦s simboliza la polivalencia de un edificio destinado a oficinas, centro de convenciones y salones de banquetes que comparte con la cadena AC en la zona de Matogrande, en la entrada a la ciudad desde la autov¨ªa. Lejos y, al mismo tiempo, bien comunicado. Poco bullicioso para un entorno multiusos en el que caben hasta 2.000 personas. Es un paquidermo contempor¨¢neo de caparaz¨®n acerado y chafl¨¢n curvil¨ªneo fruto de la alianza estrat¨¦gica entre un grupo inmobiliario (Fadesa) y la cadena hotelera propiedad de la familia Barcel¨®, en aquellas fechas promiscuas para el ladrillo y el turismo, y ahora castigadas por la crisis hipotecaria.

El acceso al complejo se traga literalmente a los veh¨ªculos por la boca de un garaje tan c¨®modo como inabarcable para recordar d¨®nde ha dejado uno el coche. Enseguida aparece un majestuoso atrio vestibular de seis plantas con ascensores panor¨¢micos que evoca en sus vol¨²menes y su morfolog¨ªa de ri?¨®n el cosmopolitismo pr¨¢ctico de los grandes hoteles norteamericanos. Una atalaya para ver y un gran sal¨®n deambulatorio para ser visto.

M¨¢s all¨¢ se despliegan 15.000 metros cuadrados de salones, oficinas, ciberrincones y servicios exclusivos de secretariado o registro personalizado. La decoraci¨®n, de sesgo minimalista, ofrece interesantes obras de arte y un mobiliario de la ¨¦poca pos-Bauhaus. Si acaso, infravalorado a la hora de conjuntar todo el interiorismo y por no cuidar en exceso los detalles de acabado. Pero funciona, que es lo que todo el mundo exige aqu¨ª.

Clientela de paso

Las 160 habitaciones responden con su organizaci¨®n simple, m¨¢s que minimalista, a los requerimientos de una clientela de paso, o recluida en el centro de convenciones, que apenas utiliza el espacio m¨¢s all¨¢ de las horas acostumbradas de sue?o. Climatizaci¨®n regulable, monitor plano de televisi¨®n, acceso inal¨¢mbrico a Internet, minibar con bebidas alcoh¨®licas, colchones de ¨²ltima generaci¨®n y el habitual surtido de cosm¨¦ticos despersonalizados. Todo seg¨²n el est¨¢ndar vacacional de la cadena en tonos claros, limpios, de ambiente wengu¨¦. Las suites apenas se distinguen por ofrecer una mayor amplitud y esa pomposidad caracter¨ªsticas del aterciopelado de las tapicer¨ªas hoy en boga.

Calle abajo, una sucesi¨®n de tabernas, cervecer¨ªas, confiter¨ªas, supermercados y hasta una nutrida vinoteca hace casi innecesario salir del hotel. A menos que se tengan ganas de ir a la playa.