El cicl¨®n ahoga a la Junta birmana
La tragedia sufrida por el sur del pa¨ªs despierta la esperanza de que precipite el fin de la dictadura militar
![Francisco Peregil](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F756c8425-e4d4-47b8-84ad-522ac0df60cc.png?auth=c309fa4733b6235916d93c4e29073838719e07676326964090fc6983cd95a1e7&width=100&height=100&smart=true)
Myanmar, la antigua Birmania, parece en muchos aspectos un pa¨ªs sacado de un cuento de hadas. La belleza lo inunda todo. El paisaje no puede ser m¨¢s verde ni la gente m¨¢s pac¨ªfica. En medio de los bosques a cada rato brota el espect¨¢culo de una pagoda dorada, o un Buda gigante y alguna persona rez¨¢ndole. Los j¨®venes llevan a sus madres, a sus hermanas o esposas en bicicletas de tres ruedas y asiento lateral. Y ellas se dejan llevar protegidas del sol con un paraguas o con una crema blanca que les cubre las mejillas.
"El Gobierno s¨®lo nos ha dado un cuenco de arroz al d¨ªa", dice una v¨ªctima
"Nuestro presidente a¨²n no se ha dignado a venir", se queja un afectado
Hay monjes, como los que se rebelaron el pasado septiembre contra el r¨¦gimen de la Junta Militar, de 8, de 20 o de 80 a?os por cualquier parte, con sus t¨²nicas anaranjadas de espaldas descubiertas y sus zurrones al hombro.
Hay, en fin, buenos y malos a la vieja usanza. Los buenos son la mayor¨ªa de los 53 millones de habitantes en un pa¨ªs donde el salario medio es inferior a los cien d¨®lares, justo lo que cuesta pasar la noche en el mejor hotel de Yangon, donde se alojan la mayor¨ªa de los cooperantes internacionales y periodistas que han venido a cubrir el cicl¨®n.
Y los malos son los que viven en unas casas impresionantes de estilo colonial brit¨¢nico en Yangon. Muchos de ellos son exportadores de madera de teca que llevan a?os expoliando los bosques del pa¨ªs, militares de alta graduaci¨®n o, simplemente, traficantes de hero¨ªna. Myanmar es el segundo productor de opio en el mundo despu¨¦s de Afganist¨¢n.
Como en los cuentos de buenos y malvados, sucedi¨® que el 3 de mayo un cicl¨®n mat¨® a decenas de miles de personas (la Junta Militar habla de 77.000 y algunas ONG de m¨¢s de 100.000) y entonces la dictadura super¨® su historial de atrocidades y restringi¨® la ayuda procedente del extranjero. Y prohibi¨® tambi¨¦n el acceso de los reporteros a las zonas afectadas. "Los cooperantes extranjeros de la Cruz Roja", comenta la espa?ola Cristina Castillo, "no podemos salir de Yangon. Lo tenemos prohibido. Mandamos la ayuda a trav¨¦s de nuestra gente del pa¨ªs".
En Yangon, nombre que significa "no m¨¢s enemigos" y que sustituy¨® al brit¨¢nico Rang¨²n, los militares se han empleado a fondo en las ¨²ltimas dos semanas para limpiar la ciudad de ¨¢rboles ca¨ªdos. Y no dan abasto. "Antes del cicl¨®n esto era una ciudad verd¨ªsima", comentan los vecinos. Ahora, el marr¨®n del barro, los troncos partidos y las ra¨ªces han tapado el verde.
Pero los estragos del cicl¨®n s¨®lo se aprecian verdaderamente cuando el coche decide adentrarse en las zonas prohibidas, en el municipio de Thanlyn, a unos cincuenta kil¨®metros de Yangon. Apenas quedan edificios intactos. Los ¨¢rboles con troncos de m¨¢s de un metro de di¨¢metro yacen arrancados de cuajo, con las ra¨ªces al aire, como r¨¢banos gigantes. Se ven decenas de familias acarreando ca?as de bamb¨² para reparar o construirse nuevas casas.
Una de esas familias se queja sin reparos: "El Gobierno s¨®lo nos ha dado un cuenco de arroz por persona y d¨ªa durante dos semanas. ?sa ha sido toda la ayuda".
M¨¢s adelante hay un campo de refugiados instalado por la Cruz Roja con unas cuarenta tiendas. Prohibido acercarse. En este pa¨ªs casi nadie recuerda que fue precisamente la gesti¨®n corrupta ante un terremoto lo que desencaden¨® el final de la dictadura de Anastasio Somoza en la Nicaragua de 1972. Pero los birmanos consultados en la zona mantienen la esperanza de que el cicl¨®n sirva para precipitar el final de los militares. No hay electricidad en los pueblos afectados, apenas se ve en alg¨²n sitio alg¨²n televisor. Pero todos saben que China ha sufrido un terremoto.
En el municipio de Kyautan, a 50 kil¨®metros de Yangon, otro vecino comenta: "Nuestro presidente [el general Than Shwe] sal¨ªa todos los d¨ªas en televisi¨®n. Va a inauguraciones de f¨¢bricas, m¨ªtines, ceremonias... Pero ahora con el cicl¨®n no se le ha visto en ning¨²n lado. Pod¨ªa haber hecho como su amigo el de China. Al menos, el primer ministro chino ha cumplido con su primera obligaci¨®n, que es visitar el lugar de la tragedia, pero nuestro presidente a¨²n no se ha dignado venir aqu¨ª".
Por no faltar, en el cuento de Myanmar no falta ni la princesa durmiente, secuestrada por un malvado que bien podr¨ªa ser el propio general Than Shwe, presidente del pa¨ªs. Los militares llegaron al poder en 1962. Y despu¨¦s, en 1988, llegaron otros militares que prometieron quedarse s¨®lo el tiempo suficiente para restablecer la democracia.
Y en ¨¦sas estamos. La bella durmiente podr¨ªa ser la democracia, o bien la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, quien ha pasado 12 de los ¨²ltimos 18 a?os aislada y arrestada en su domicilio en diferentes periodos. En 1990 gan¨® unas elecciones generales con el 80% de los votos. Pero los militares no reconocieron su victoria. La ¨²ltima vez que la soltaron escribi¨® unas Cartas desde Birmania, editadas tambi¨¦n en Espa?a, donde habla con extrema delicadeza de poes¨ªa, viejas canciones, de los colores de su tierra, y habla tambi¨¦n de la mordaza que los militares han impuesto en el pa¨ªs.
"Quienes visitan Birmania rara vez conocen las dificultades que conlleva la vida diaria en nuestro pa¨ªs. En apariencia, todo va sobre ruedas, y s¨®lo quienes han vivido en Estados regidos por ineficientes dictaduras son capaces de ver lo que sucede en realidad", escribi¨® la bella Suu Kyi antes de que la volvieran a encarcelar.
![Una ni?a recupera objetos entre los escombros de su casa arrasada por el cicl¨®n, en las afueras de Yangon.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/NTROI552UK7F6UMKZLJ4BTWQLI.jpg?auth=fc36076e8a6aa0726c7b6c74969331b41b617f40637f47b61ff6fb6b5b153408&width=414)
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