Liberaci¨®n femenina
Leo una noticia de la agencia Efe en la que explican que, seg¨²n un estudio, "muchas mujeres prefieren quedarse en casa porque no ven la posibilidad de cumplir sus expectativas laborales".
El estudio es de la Fundaci¨®n CIREM (Centro de Iniciativas e Investigaciones Europeas en el Mediterr¨¢neo). La noticia indica: "La automarginaci¨®n laboral de estas mujeres cuesta 1.000 millones de euros anuales y supone el 0,5% del PIB catal¨¢n de 2006". Esta cifra es el resultado de multiplicar el n¨²mero de las mujeres que prefieren quedarse en casa (que son 32.000) por el salario medio de una directiva o profesional, que eval¨²an en 30.000 euros. Y me parece algo arbitraria. Es como si yo calculase el n¨²mero de hijos que no tendr¨¦ -por ejemplo, cinco- y calculase el dinero que dejar¨¢n de ingresar en la Seguridad Social. No es mentira, pero tampoco es del todo verdad. En el estudio revelan tambi¨¦n que aunque las mujeres est¨¢n mejor formadas que nunca, siguen teniendo una presencia muy baja en cargos directivos.
Un d¨ªa no muy lejano nos habremos liberado. Trabajaremos fuera de casa y ellos cuidar¨¢n de la casa y los ni?os
Creo, con perd¨®n, que hay muchos hombres que preferir¨ªan quedarse tambi¨¦n en casa por la misma raz¨®n, porque no les pagan de acuerdo con sus estudios o expectativas, y sin embargo no lo hacen porque quienes podemos elegir hacerlo -para lo bueno y para lo malo- somos las mujeres. Somos pocas las personas que podemos elegir el trabajo que queremos.
Yo soy una de estas personas. Me pagan por mis distintas labores -escribir aqu¨ª, por ejemplo- y estoy content¨ªsima por ello. Pero creo que ser¨ªa feliz no trabajando "fuera de casa". No me gusta limpiar y s¨ª me gusta mi profesi¨®n -escribir-, pero seguramente preferir¨ªa ser ama de casa que ser cajera. Creo que ser¨ªa m¨¢s feliz haciendo la comida y limpiando que cobrando en un s¨²per, sobre todo porque las amas de casa de hoy no son las de antes, mujeres con seis hijos, como mi madre, que no ten¨ªan ni una hora libre. Las amas de casa de hoy tambi¨¦n van al gimnasio y a la peluquer¨ªa. No es que crea que esto es la panacea de la felicidad, pero creo, con el coraz¨®n en la mano, que prefiero ser ama de casa -con las cosas pesadas que comporta, como fregar el suelo o las ventanas, y con las buenas, como poder leer un libro a media ma?ana- que ser empleada de seg¨²n qui¨¦n. Lo peor de ser ama de casa supongo que es no disponer de dinero propio, pero es que los hombres de hoy tampoco son los de antes. Quiero decir que si un hombre le niega el dinero a su se?ora ama de casa, tambi¨¦n le controlar¨ªa los gastos si fuese pescadera.
Dir¨ªa que nos han enga?ado. Entiendo lo de la liberaci¨®n femenina y lo de tener un salario propio. Entiendo que hay que poder elegir. Y me duele que no haya m¨¢s mujeres dirigiendo este peri¨®dico. Pero cuando me pregunto si quiero ser una de ellas me digo que no. Para m¨ª la felicidad laboral es no mandar y que no te manden. No quiero ser jefa. No me va. Y a lo mejor a muchas mujeres les pasa lo mismo que a m¨ª.
Un d¨ªa no muy lejano nos habremos liberado. Trabajaremos fuera de casa y nuestros novios -con permiso de paternidad- cuidar¨¢n de la casa y de los ni?os. Y entonces haremos otra revoluci¨®n porque comprenderemos que los que est¨¢n bien son ellos.
moliner.empar@gmail.com
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