Juicios paralelos
Juicio A. Base ¨²nica de an¨¢lisis: los resultados. Veredicto: el Real Madrid ha fracasado. Termina su temporada con la vitrina sin abrir, dos grandes objetivos (Euroliga y la Liga ACB) y un extra (la Copa del Rey) sin cumplir y s¨®lo un solitario consuelo: la pr¨®xima temporada seguir¨¢ entre los grandes de Europa (un cambio de normativa permite al campe¨®n de la fase regular acudir el a?o siguiente a la m¨¢xima competici¨®n europea).
Por historia, ambici¨®n y posibilidades, muy poco bagaje. Despu¨¦s de la magn¨ªfica reconstrucci¨®n llevada a cabo la temporada anterior, los principales retos de este a?o ten¨ªan nombre y apellido. Primero, la m¨¢xima competici¨®n continental, Santo Grial de cualquier secci¨®n del club blanco y que en esta edici¨®n contaba con el aliciente a?adido de la disputa de la Final a Cuatro en Madrid. Segundo, la Liga ACB. Ni lo uno ni lo otro. Dos varapalos sin excusa ni ¨¦pica, pues en ambos se ha quedado lejos de la meta, ll¨¢mese Top 16 en la Euroliga o cuartos de final en la ACB.
El Madrid ha consolidado un proyecto, pero se le han visto las costuras. Ha fallado en los d¨ªas clave
Papadopoulos ha sido el gran fiasco de la temporada. En vez de suponer un salto de calidad, ha sido un lastre
Juicio B. Base de an¨¢lisis: no s¨®lo de resultados vive un equipo, por lo que se admiten matices. Veredicto: desencanto m¨¢s que decepci¨®n. El Madrid ha consolidado su proyecto pero de la misma forma se le han visto las costuras. Su dominio en la temporada regular habla de un conjunto s¨®lido, dotado de esp¨ªritu competitivo y con una buena cohesi¨®n deportiva y humana que sigue siendo respaldado por sus aficionados. Sin deslumbrar en el juego como lo hicieron la temporada anterior, su quehacer semanal no admite cr¨ªticas mordaces. Pero si su regularidad ha sido destacable, ha fallado claramente en los d¨ªas clave, esos que te acercan o separan de los sue?os.
En la Copa fue el Joventut, con el que ha mantenido una rivalidad refrescante. En la Euroliga, su incompresible pasividad en la ¨²ltima jugada del partido frente a Maccabi tuvo un castigo excesivo y tir¨® por tierra un camino muy bien llevado. Y en la Liga, una noche nefasta, la primera de la serie de cuartos de final ante Unicaja, ha pesado m¨¢s que los 34 encuentros de la temporada regular. Total, funcion¨® lo b¨¢sico, fallaron los detalles que te llevan a la excelencia. Nadie mejor que Papadopoulos para ilustrarlo. El griego ha sido el fiasco de la temporada. No ya porque no ha supuesto ni de lejos el salto de calidad que se buscaba con su costoso fichaje, sino que ha terminado siendo un lastre. Fichado precisamente para esos partidos clave, su naufragio ha sido comparable al del Titanic, hasta el punto que darle el bal¨®n era casi m¨¢s peligroso que tirarlo por la banda.
Evidentemente, ser¨ªa injusto hacer recaer la responsabilidad de lo ocurrido en s¨®lo un jugador. En general, y salvo Ra¨²l L¨®pez y Hervelle, nadie m¨¢s, ni jugadores ni t¨¦cnicos, han mejorado sus aportaciones de un a?o atr¨¢s. Pero teniendo en cuenta lo cerca que ha estado el Madrid de escribir otro tipo de historia, es posible que hubiese bastado una versi¨®n del griego algo menos lamentable. A pesar del marcador de t¨ªtulos a cero, no hay motivos suficientes para enmiendas a la totalidad, aunque s¨ª parece necesario un aporte de vitaminas, sobre todo si se mantienen objetivos con may¨²sculas. A la versi¨®n baloncesto le ocurre algo parecido que a la de f¨²tbol. Buena clase media-alta. Falta de un crack que no haga crack.
Posdata. Ya puestos, ?no ser¨ªa m¨¢s emocionante, raz¨®n principal del cambio de cinco a tres partidos en las eliminatorias, hacer una final a ocho en un fin de semana, tipo la Copa, para dilucidar el campe¨®n y de paso dejar a¨²n m¨¢s sin sentido siete meses de temporada regular?
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