El juez de las intrigas
Garc¨ªa-Calvo pudo cambiar la relaci¨®n de fuerzas en el tribunal, pero perdi¨® apoyo entre los conservadores tras una maniobra
Pudo desequilibrar la balanza de poderes del Tribunal Constitucional. Pero, quiz¨¢ por exceso de ganas, fall¨® en el empe?o. El conservador Roberto Garc¨ªa-Calvo se gan¨® durante sus ¨²ltimos a?os en el alto tribunal el calificativo de magistrado de las intrigas entre los sectores m¨¢s progresistas. ?stos lo se?alaron, junto con su inseparable compa?ero de filas Jorge Rodr¨ªguez-Zapata, como el m¨¢ximo responsable del desprestigio que, durante el primer mandato del socialista Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, ha sufrido este ¨®rgano constitucional.
Procedente de sectores afines al franquismo -fue jefe provincial del Movimiento en Almer¨ªa y lleg¨® a ser gobernador civil de esa provincia en los estertores de la dictadura-, se gan¨® la fama de duro entre los duros en el seno del Constitucional. Conspir¨® con Rodr¨ªguez-Zapata hasta rozar la posibilidad de romper el equilibrio entre conservadores y progresistas, s¨®lo inclinado a favor de estos ¨²ltimos gracias al voto de calidad de la presidenta, Mar¨ªa Emilia Casas. La ruptura de ese reparto de fuerzas habr¨ªa dejado en manos de los conservadores las principales apuestas de los socialistas -el Estatuto de Catalu?a, la ley que autoriz¨® el matrimonio homosexual...-, todas ellas recurridas durante la pasada legislatura por el PP.
Su estrategia lleg¨® a amenazar las principales leyes del Gobierno del PSOE
Pero cometi¨® un error. Cuando el Gobierno advirti¨® el peligro y reform¨® la Ley Org¨¢nica del Tribunal (LOTC) para prorrogar el mandato de la presidenta hasta la siguiente renovaci¨®n -dando rango legal a una costumbre respetada durante a?os-, Garc¨ªa-Calvo y Rodr¨ªguez-Zapata enviaron una carta a la presidenta exigi¨¦ndole su dimisi¨®n y mostrando su "profunda discrepancia" con la reforma, lo que provoc¨® la recusaci¨®n de ambos por el Gobierno. El resto de magistrados conservadores qued¨® a salvo al negarse a "tomar en consideraci¨®n" la propuesta de dimisi¨®n "para no contaminarse".
La recusaci¨®n, de libro, sali¨® adelante. Pero antes, Garc¨ªa-Calvo y Rodr¨ªguez Zapata provocaron, a la desesperada, un esc¨¢ndalo m¨¢s. Bas¨¢ndose en una informaci¨®n falsa de El Mundo que acusaba a tres progresistas de haberse pronunciado a favor de la modificaci¨®n legal antes del estudio del recurso, el PP recus¨® a Manuel Arag¨®n, Pascual Sala y Pablo P¨¦rez Tremps. La maniobra indign¨® a varios de sus compa?eros de filas, y dos de ellos desmintieron la noticia que auspici¨® esas impugnaciones. Al admitirse a tr¨¢mite la recusaci¨®n de los conservadores, el tribunal calific¨® la estrategia del PP de "intento de abuso de derecho" y "fraude procesal". Sin Casas, sin el vicepresidente -el conservador Guillermo Jim¨¦nez- y sin Garc¨ªa-Calvo ni Rodr¨ªguez-Zapata, los progresistas se impusieron y el recurso contra la reforma de la LOTC fue rechazado por cinco votos a tres.
El baile de recusaciones, que fall¨® en ese caso, s¨ª funcion¨® sin embargo en otro recurso del PP: el del Estatuto catal¨¢n. Los conservadores lograron sacar adelante la salida de Pablo P¨¦rez Tremps por haber escrito un estudio para la Generalitat de Catalu?a sobre la reforma de esa norma antes de convertirse en magistrado del Constitucional. Lo lograron gracias a que, la ma?ana en que se iba a estudiar si se aceptaba, el PP recus¨® a la presidenta, con lo que el voto de calidad qued¨® en manos del vicepresidente Jim¨¦nez (conservador).
El repentino fallecimiento de Garc¨ªa-Calvo reequilibra de manera fat¨ªdica las fuerzas. Con P¨¦rez Tremps fuera del pleno, conservadores y progresistas empatan a cinco y el voto de calidad de Casas devuelve a estos ¨²ltimos el control del ¨®rgano.
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