Equilibrio roto

La noticia de la muerte de Roberto Garc¨ªa-Calvo agit¨® ayer la escena pol¨ªtica por las consecuencias que tendr¨¢ en la peripecia del Tribunal Constitucional, metido estos d¨ªas de hoz y coz en la convulsa deliberaci¨®n del Estatuto de Catalu?a. Dirigentes del PP y del PSOE, que intentan desde hace meses resolver el sinsentido de tener a dos de los principales ¨®rganos judiciales del pa¨ªs pendientes de renovaci¨®n, no dudaron en interpretar el fallecimiento de Garc¨ªa-Calvo -que todos lamentaron- como el momento crucial para salir del laberinto.

A Roberto Garc¨ªa-Calvo le quedaba a?o y medio de mandato en el Constitucional. La ley establece que el mismo ¨®rgano que lo eligi¨®, el Congreso de los Diputados, y con id¨¦ntica mayor¨ªa cualificada, debe encargarse de sustituirlo ahora por otro magistrado, que ocupar¨ªa el puesto por el tiempo que restaba al fallecido. Hasta que esa sustituci¨®n no se produzca, los equilibrios han saltado por los aires: los plenos del alto tribunal los integrar¨¢n ahora seis magistrados progresistas y cinco conservadores.

Para el caso especial de la deliberaci¨®n del Estatuto catal¨¢n, donde el PP hab¨ªa logrado recusar al progresista Pablo P¨¦rez Tremps y, por tanto, hab¨ªa mayor¨ªa conservadora de seis a cinco, ese pleno quedar¨¢ ahora con empate a cinco; pero con el voto de calidad de la presidenta, Mar¨ªa Emilia Casas, elegida a propuesta del PSOE.

En los ¨²ltimos meses, los populares se han afanado en exigir al Constitucional que resolviera con urgencia los recursos contra el Estatut, a sabiendas de que hab¨ªa una mayor¨ªa conservadora que podr¨ªa apoyar sus tesis y tumbar la columna vertebral de esa norma. A partir de hoy, y hasta que el Congreso no sustituya a Garc¨ªa-Calvo, supuestamente por otro magistrado conservador, la mayor¨ªa es progresista.

El Congreso se ha caracterizado en los ¨²ltimos a?os por olvidar sus deberes constitucionales en lo referido a los ¨®rganos judiciales. As¨ª, el Consejo General del Poder Judicial ha perdido en cuatro a?os a tres vocales, por distintos motivos, sin que el Congreso moviera un dedo para sustituirlos. En esta ocasi¨®n, seg¨²n indicaron ayer a este peri¨®dico dirigentes de uno y otro partido y varios juristas, no parece posible aprobar la sustituci¨®n de Garc¨ªa-Calvo sin, a la vez, resolver el problema de las renovaciones pendientes en el Consejo Poder Judicial y el Tribunal Constitucional.