El arque¨®logo accidental
Pues s¨ª, Indiana Jones no es un arque¨®logo de verdad; es Harrison Ford disfrazado con una cazadora de cuero, un sombrero y un l¨¢tigo y animado de una vitalidad a prueba de dibujos animados. Los arque¨®logos profesionales tienen un trabajo aburrido, casi estresante en su inacci¨®n, como f¨¢cilmente descubrir¨¢ quien lea el diario de Howard Carter sobre el descubrimiento de la tumba de Tutankham¨®n. Hay emoci¨®n en Carter, claro, pero es la tensi¨®n introspectiva de quien calcula la inversi¨®n ¨®ptima para que el hallazgo hist¨®rico no se malogre. El doctor Jones est¨¢ fabricado de pasta diferente. Su primer guionista, Lawrence Kasdan, mezcl¨® las piruetas barrocas de Douglas Fairbanks, el desenfado de Burt Lancaster, el idealismo templado de los personajes de Tolkien y la infalibilidad de Doc Savage, el hombre de bronce, serial famoso en los a?os cincuenta. Indiana es un tebeo, para ni?os o para adultos que quieren serlo. Podr¨ªa ser afilador o repartidor de pizzas si en ambos oficios cupiese posibilidad de exotismo y peligro vertiginoso.
Lo que distingue a Indiana Jones no es la arqueolog¨ªa, sino la teosof¨ªa. Desde En busca del arca perdida, el arque¨®logo accidental se ha movido hipnotizado por fuerzas m¨¢gicas incontroladas, sean el Tabern¨¢culo o el Grial. Es lo que el car¨¢cter de Jones debe a Steven Spielberg, excelente director pero extravagante mistagogo. Los extraterrestres impondr¨¢n un orden ben¨¦fico universal, al modo de El fin de la infancia de Arthur Clarke. ET se atreve incluso a proponer un redentor alien¨ªgena, muerto y resucitado. Mientras llega el orden extraterrestre en el que Spielberg conf¨ªa, el doctor Jones act¨²a como delegado interino que va poniendo parches provisionales en las miserias de la humanidad.
El valor de Indiana Jones, felizmente de vuelta con El reino de la calavera de cristal, hay que buscarlo en la perfecci¨®n con que cumple los ritos inmortales de toda aventura que se precie: impavidez ante la muerte, tenacidad en la b¨²squeda de un mito disparatado y complicidad entre p¨²blico y narrador. Entre Salgari y Matrix, las cuatro pel¨ªculas de Indiana est¨¢n m¨¢s cerca de Salgari. Se agradece.
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