Hotel, casino y jardines musicales

Naturalmente, el hotel se defiende por el verde. Verdes hiedras, verdes setos, verde golf. Miradores y ventanas abiertas a 18 hoyos de secarral mediterr¨¢neo, apenas moteado de olivos y banderines, sobre los que arrumbar un put ganador. Al fondo, el castillo medieval de Peralada, el casino de juego y las bodegas que dan nombre a todo el complejo tur¨ªstico, en el coraz¨®n del Ampurd¨¢n, muy cerca de la Costa Brava. Decididamente, aqu¨ª se viene a jugar, incluso por el atractivo l¨²dico que supone sumergirse en un ba?o de merlot seguido de otro de vapor, una ducha tonel y una cura relajante en m¨¢rmoles calientes, que es lo que distingue al Centro Wine Spa, pionero en Espa?a de aquello que los franceses de Burdeos dieron en llamar ampeloterapia. Escaleras abajo, c¨®modo para ir en albornoz, es un complemento liberador de quien no siente la afici¨®n del swing en sus manos, pero ejerce el sacrificado ritual del acompa?ante.

El hotel dice poco en su morfolog¨ªa, como todos los edificios que simulan ser lo que no son; en este caso, una antigua mas¨ªa en las tierras de labor aleda?as al alc¨¢zar. Pero en ¨¦l sobra espacio para estarse una semana de vacaciones o unos d¨ªas de reuni¨®n con la empresa. El centro de negocios ofrece m¨¢s recursos que muchos hoteles urbanos. El restaurante, especializado, como es l¨®gico, en cocina mediterr¨¢nea, sorprende por unas elaboraciones m¨¢s cuidadas que las de muchos hoteles vacacionales. Y sus 56 habitaciones, algunas de ellas con espl¨¦ndidas vistas sobre el campo de golf, no sacrifican ni un ¨¢pice de confort, por aquello de visitar las trincheras siempre comprometidas del dise?o interior. Los elementos decorativos y utilitarios que las visten gustan a una clientela acostumbrada a la uniformidad de cadena en Singapur, Hong Kong o Nueva York. Para lujos, la junior suite Garbet, con ba?era de hidromasaje, y la suite Hispano-Suiza, con hidromasaje y dos salas de estar, a?ade algo de morbo a la experiencia vinoterap¨¦utica.

La calma aqu¨ª est¨¢ asegurada, salvo en las ocasiones en que se celebran unos esponsales o un agrupamiento de los vecinos que en su d¨ªa adquirieron los 63 chal¨¦s de lujo adheridos al complejo. La urbanizaci¨®n no afea el trasunto golf¨ªstico, pero s¨ª enturbia el horizonte y satura de tr¨¢fico la carretera de acceso en verano. Seg¨²n parece, no existe otro modo de hacer rentable una inversi¨®n as¨ª en un campo de golf.