El abad Soler apuesta por una ¨¦tica compartida en un mundo global
Josep Maria Soler i Canals, abad de Montserrat, alert¨® el viernes sobre la necesidad de que el mundo globalizado se dote de un sentimiento de comunidad basado en un compromiso moral compartido que impida la deriva hacia un peligroso "s¨¢lvese quien pueda" individual. "En un mundo cada vez m¨¢s interdependiente, la falta de solidaridad puede resultar suicida". Estas reflexiones sobre la urgencia planetaria de una ¨¦tica compartida las hizo en el marco del foro que organizan la Fundaci¨® Pere Tarr¨¦s y EL PA?S.
Soler i Casals sostuvo la necesidad de esta ¨¦tica compartida, aunque no ocult¨® las dificultades para su construcci¨®n. "Una regla de conducta es moral, se puede universalizar sin contradicci¨®n", dijo y como ejemplo acudi¨® al consejo b¨ªblico: "No hagas a los dem¨¢s lo que no quieras que te hagan". Asimismo cit¨® la Declaraci¨®n de Derechos Humanos como un referente. Tras advertir que la "voz moral se ha de proponer, no imponer, para que prospere", admiti¨® que instancias como el Estado, la sociedad civil o el individuo no bastan en una sociedad globalizada y apost¨® por la comunidad como eje de una nueva vertebraci¨®n social. "Es preciso encontrar el camino para construir libre y voluntaria, democr¨¢ticamente, un orden social basado en compromisos morales". Para Soler, la idea de comunidad, entendida como grupo social con v¨ªnculos comunes, abre nuevas perspectivas porque la comunidad pretende concebir la vertebraci¨®n de la sociedad bas¨¢ndose en compromisos morales voluntarios.
Aunque admiti¨® que en una sociedad libre el dilema entre individualismo y colectivismo se resuelve a favor del individualismo, matiz¨® que ¨¦ste es necesario pero insuficiente.
Soler defendi¨® que la educaci¨®n moral necesita un nuevo lenguaje m¨¢s all¨¢ de los sermones. "La virtud, entendida como sabidur¨ªa moral, discernimiento entre valores perdurables y f¨²tiles, no se propaga te¨®ricamente, sino a trav¨¦s de la repetici¨®n de conductas virtuosas". Soler admiti¨® que el relativismo moral imperante dificulta una ¨¦tica planetaria y contrapuso al "ego¨ªsmo internacional" un concepto de la sociedad que vaya m¨¢s all¨¢ del simple bienestar econ¨®mico.
Para el conferenciante, en el debate para la fijaci¨®n de estos valores ¨¦ticos comunes no es necesario prescindir de las propias convicciones. "El respeto a la diferencia", dijo, "no est¨¢ re?ido con una ¨¦tica global que permita la leg¨ªtima diversidad, tanto colectiva como individual". Soler defendi¨® la necesidad de construir conjuntamente, de manera libre y voluntaria, democr¨¢tica, un orden social basado en compromisos morales que se reflejen en las conductas individuales y sociales.
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