Los enigmas de Juan Mu?oz llegan al Guggenheim
La retrospectiva revela su uso de la arquitectura y la figura humana
Las trece figuras que componen la obra Thirteen Laughing at each other (2001) (Trece ri¨¦ndose unos de otros) reciben a los visitantes del Museo Guggenheim Bilbao en las escaleras de acceso a la puerta principal desde la pasada semana. Es un conjunto escult¨®rico repartido en cuatro grupos de figuras masculinas, colocadas en gradas, que se r¨ªen no se sabe de qu¨¦. Su presencia se ha adelantado a la inauguraci¨®n de la exposici¨®n retrospectiva de Juan Mu?oz (Madrid, 1953-Ibiza, 2001), que a partir de ma?ana mostrar¨¢ al p¨²blico una obra escult¨®rica inquietante y con un toque teatral, que a trav¨¦s de las formas arquitect¨®nica y la repetici¨®n del cuerpo humano logra crear ambientes desasosegantes y enigm¨¢ticos, y mostrar escenas que hablan de la incomunicaci¨®n y el aislamiento. La retrospectiva de Mu?oz, la exposici¨®n m¨¢s importante de su trabajo que se organiza desde su fallecimiento, re¨²ne en el Guggenheim cerca de 80 obras, entre esculturas, instalaciones y dibujos, que ser¨¢n completados con las piezas radiof¨®nicas que cre¨® en colaboraci¨®n con el escritor John Berger y los compositores Alberto Iglesias o Gavin Bryars, y los escritos que descubren a un gran narrador.
En los a?os 80 del siglo XX el uso de la figura entre los escultores no pasaba por un buen momento, pero Mu?oz recuper¨® su uso porque la necesitaba para narrar historias, explica la comisaria de la exposici¨®n antol¨®gica, Sheena Wagstaff, consevadora de la Tate Modern. Mu?oz ten¨ªa un amplio muestrario de referencias desde la literatura y la filosof¨ªa, a la arquitectura, la mitolog¨ªa, la m¨²sica, el cine, el teatro y el ilusionismo. "En efecto, soy un contador de historias", dijo el escultor en 1987 para defenderse de quienes le reprochaban "una peligrosa inclinacinaci¨®n" hacia la literatura.
Las primeras obras de Mu?oz utilizaron elementos arquitect¨®nicos. Las escaleras, los pasamanos y los balcones, desubicados y privados de utilidad, y los juegos ¨®pticos creados en el suelo conducen la atenci¨®n del espectador hacia el lugar donde se encuentran las figuras. En el interior del museo la exposici¨®n se abrir¨¢ con Escalera de caracol (invertida) (1984-1999), una peque?a escalera de caracol que el artista relacionaba directamente con otra similar creada a principios de los a?os 80 del pasado siglo, con la que sinti¨® por vez primera "cierta sensaci¨®n de identidad". El motivo de la escalera se repetir¨¢ muchas veces a lo largo de su carrera, junto a otros elementos arquitect¨®nicos, como sus balcones deshabitados o los suelos de lin¨®leo inspirados por los maestros del barroco italiano. "La arquitectura ofrece respaldo a las figuras", explic¨® Mu?oz.
La exposici¨®n muestra la evoluci¨®n hacia instalaciones en las que las figuras humanas se alejan de la realidad, seres anodinos que evocan en ocasiones a los enanos de la pintura de Vel¨¢zquez o a las bailarinas de Degas, en montajes cada vez m¨¢s complejos. Many times (1999) (Muchas veces), por ejemplo, es un conjunto de un centenar de peque?as figuras sonrientes, con rostro de rasgos asi¨¢ticos y sin pies que se presentan al espectador formando un mundo cerrado. Hanging figure (2001) (Figura colgante) cuelga del techo. La escultura, inspirada por la pintura de la trapecista Miss La La, una obra de Degas pertenenciente a la colecci¨®n de la National Gallery, de Londres, ya no tiene el car¨¢cter l¨²dico del circo. Se ha transformado en una perturbadora figura, suspendida en el centro de la sala.
La despedida de 'Double bind'
Un aneurisma (s¨²bita dilataci¨®n y rotura de una arteria) de es¨®fago acab¨® inesperadamente con la vida de Juan Mu?oz en agosto de 2001, cuando veraneaba con su familia - su esposa, la escultora Cristina Iglesias, y sus dos hijos - en la isla de Ibiza. Mu?oz disfrutaba entonces del ¨¦xito que estaba consiguiendo con su instalaci¨®n Double bind en la Tate Modern, de Londres.
Fue la cumbre de su carrera, "su capilla sixtina", en palabras del director de la Tate Modern, Vicente Todol¨ª. Con la obra que involuntariamente se convirti¨® en su despedida hab¨ªa conseguido el reconocimiento de la comunidad artistica internacional, un a?o despu¨¦s de que su autor fuese distinguido en Espa?a con el Premio Nacional de Artes Pl¨¢sticas.
Mu?oz se form¨® en Londres y Nueva York. En 1984 realiz¨® su primera exposici¨®n individual en Madrid y dos a?os m¨¢s tarde mostr¨® su obra en la Bienal de Venecia. A partir de entonces su carrera se expandi¨® en un contexto internacional.
Fue un escultor con una concepci¨®n abierta del arte, predispuesto al contacto con otras disciplinas. La Tate Modern, el museo en el que se despidi¨®, organiz¨® la exposici¨®n restrospectiva que ahora llega al Guggenheim, recordando tambi¨¦n el influjo del cine, la literatura y el teatro sobre su obra escult¨®rica y mostr¨¢ndo sus dibujos, y las obras sonoras, como la serie emitida por la BBC en la que en piezas de cinco minutos describ¨ªa trucos de naipes.
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