Herido muy grave El Ruso

El drama volvi¨® ayer a la plaza de Las Ventas en forma de cornada al subalterno granadino Juan Jos¨¦ Rueda, El Ruso -un gran banderillero, por otra parte-, que fue perseguido por el primer novillo tras pasar en falso en un par de banderillas hasta que lo alcanz¨®, lo arroll¨® y le produjo una herida en la regi¨®n anal con rotura total del esf¨ªnter, desgarro del recto de 15 cent¨ªmetros y lesi¨®n isquiorrectal de 20 cent¨ªmetros. Adem¨¢s, sufri¨® fractura del coxis y una contusi¨®n en la regi¨®n parietal izquierda. El pron¨®stico es muy grave.

Hubo tres novilleros con muchas ganas, desigual fortuna y compartida inexperiencia. A ninguno de los tres se les puede acusar de falta de entrega. Y seis novillos con cuajo de toros que ofrecieron un juego muy variado. Al cuarto se le dio la vuelta al ruedo, un honor que no mereci¨® por su mal comportamiento en el caballo, pero derroch¨® casta, codicia y fijeza en la muleta; muy noble fue el quinto, pero una voltereta lo dej¨® lisiado, y algo parecido le ocurri¨® al sexto, al que le pegaron en varas tras derribar al picador, y qued¨® para el arrastre. Pero fue una novillada interesante, a la que tres chavales plantaron cara con valent¨ªa e ilusi¨®n.

La loter¨ªa le toc¨® a El Sombrerero -este rancio apodo no parece el m¨¢s afortunado para un torero del siglo XXI-, con el cuarto de la tarde, un novillo que le ofreci¨® la posibilidad de dejar de vender sombreros, si es que los vende, y firmar las escrituras de un cortijo mientras luce un sombrero de ala ancha. Grosero se llamaba de nombre y era una m¨¢quina de embestir, con una codicia admirable, fijo y largo en la muleta, incansable de principio a fin.

El Sombrerero se puso en el sitio adecuado y lo tore¨® con limpieza y largura en varias tandas de magn¨ªficos derechazos, corriendo bien la mano, aunque siempre sobresali¨® la calidad del novillo sobre la profundidad de los muletazos. Destac¨® tambi¨¦n por naturales, aunque no era el izquierdo el mejor pit¨®n del toro, y en unos ayudados finales henchidos de elegancia. Mat¨® mal, y qued¨® en el ambiente la sensaci¨®n de que el claro vencedor hab¨ªa sido su oponente. Es decir, tuvo la mala suerte de que le tocara un novillo encastado en Madrid. Siete a?os lleva el chaval como novillero, y ayer perdi¨® la oportunidad de su vida.

Se presentaba Juan Luis Rodr¨ªguez, que maneja con soltura y gracia los enga?os, y as¨ª lo demostr¨® ante el noble quinto, y volv¨ªa Jos¨¦ Manuel M¨¢s, que se encontr¨® con el lote m¨¢s inservible. Tiene, no obstante, maneras de torero elegante y sentido del temple, que no es poco.