Aranjuez reabre la sorprendente Casita del Labrador
Doce a?os de restauraci¨®n recuperan una ornamentaci¨®n neocl¨¢sica ¨²nica
Las artes decorativas est¨¢n de suerte. Y el p¨²blico sensible, tambi¨¦n. A partir de ma?ana ya es visitable, a 40 kil¨®metros de Madrid, la Casita del Labrador, en el Real Sitio de Aranjuez, tras 12 a?os de restauraciones y dos millones y medio de euros para culminarlas. El resultado obtenido por los conservadores de Patrimonio Nacional es, visiblemente, satisfactorio.
El palacete sufri¨®, en 1916 y 1924, dos riadas del Tajo que lo devastaron
Fue edificada como regio pabell¨®n campestre por el arquitecto neocl¨¢sico Juan de Villanueva y por su disc¨ªpulo Isidoro Gonz¨¢lez Vel¨¢zquez, entre 1794 y 1804, por orden de Carlos IV. Atesora en su interior las m¨¢s exquisitas ornamentaciones que imaginar quepa: b¨®vedas al temple, l¨¢mparas cristalinas, colgaduras de seda, lienzos, relojes, bronces, m¨¢rmoles y soleras de porcelana del Buen Retiro. Todo result¨® muy da?ado por las riadas del Tajo en 1916 y 1924.
Con dos plantas, su fachada de ladrillo y piedra de ventanas con fraileros casta?os se ve jalonada, a la manera romana, por 20 bustos marm¨®reos. Sobre machones, escoltan media docena de estatuas de personajes mitol¨®gicos. Desde sus hornacinas, parecen saludar al visitante, que penetra a la planta noble por una escalera de pelda?os aromados por el limoncillo y la caoba; la escala sube flanqueada por alabastros y estucos, cuya riqueza provoca un gozoso impacto sensorial que no le abandonar¨¢.
La mirada se eleva luego hacia las b¨®vedas, donde se evocan relatos estacionales, mitol¨®gicos y campesinos. Glosan la vida rural y la bondad de las artes, invariantes de la iconograf¨ªa que acompa?a la decoraci¨®n del palacete: Zacar¨ªas Gonz¨¢lez Vel¨¢zquez, Luis Japelli y Mariano Salvador Maella figuran entre quienes pintaron al temple y sobre lienzo esas b¨®vedas. De ellas penden excelsas l¨¢mparas de La Granja, desde cuyos lagrimones destella, caprichoso, el arco iris.
Las paredes se ven forradas de colgaduras en seda de telares de Valencia y de Ly¨®n, como los de Camille Pernon, el mejor sedero de su ¨¦poca, a juicio de Pilar Benito, conservadora de Patrimonio Nacional. "El Sal¨®n Este de la Casa Blanca, en Washington, est¨¢ vestido con cortinas confeccionadas con sedas muy semejantes a las que decoran el Sal¨®n de Baile de la Casita del Labrador", dice.
Aqu¨ª, una sinfon¨ªa de delicados textiles, gracias a su mimosa restauraci¨®n, ha conservado inextinguida su belleza. Todo muestra la magnificencia de un gran relojero llamado Carlos IV, tan sublime en su gusto ornamental como incompetente en pol¨ªtica. El palacete exhibe un reloj por el que pag¨® 1.650.000 reales de vell¨®n: la pirater¨ªa brit¨¢nica, entonces, hab¨ªa remitido en el Atl¨¢ntico. Alfombras de Livinio Stuyck; dorados de Jos¨¦ Ch¨¨rou; dise?os de Jean Dugourc; bronces de Urquiza... Todo invita al gozo de los sentidos en este palacete de Aranjuez, entre frescos jardines y a s¨®lo un latido del caudaloso Tajo.
Casita del Labrador. De 10 a 18.15. Lunes, cerrado. Visita previamente concertada en el 91 891 03 05. Cinco euros. Jardines del Pr¨ªncipe. Aranjuez.
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