De la fragancia de los perfumes al buqu¨¦ de los mejores vinos
Alexandre Schmitt abandon¨® la industria cosm¨¦tica por el aroma de las vides
Todav¨ªa recuerda cuando escuch¨® el clic que abri¨® las puertas de su mente a todo un universo olfativo. "Hab¨ªa pasado toda la tarde en el laboratorio de la facultad oliendo y tratando de memorizar el aroma de decenas de sustancias. Estaba cansado, pero, de pronto, al introducir la nariz en uno de los frasquitos de cristal, volv¨ª a estar en las vacaciones de mi infancia frente a la tierra mojada por la lluvia de verano". Fue revelador. Como si de pronto su nariz y su cerebro se unieran. Desde entonces, el experto perfumista franc¨¦s Alexandre Schmitt (Burdeos, 1967) no ha dejado de aprender a identificar nuevos aromas. Hoy es capaz de distinguir m¨¢s de 1.200 y ha cambiado las probetas de los perfumes por la madera de las barricas de vino.
Una "nariz' normal" identifica 200 aromas. Schmitt distingue 1.200
Asesora a bodegas como Petrus, Chateau D'Yquem o Vega Sicilia
Su nariz, educada en el Instituto Superior Internacional de Perfumer¨ªa, Cosm¨¦tica y Aromas Alimenticios de Versalles, se dedica ahora a captar el universo olfativo que esconde el vino y ense?a a los mejores en¨®logos del mundo a controlar su olfato. Esta semana ha estado en el Sal¨®n Internacional de los Vinos Nobles de Jerez, pero ha llevado sus charlas sobre sensaciones olfativas junto a la Fundaci¨®n para la Cultura del Vino por varios lugares de Espa?a.
Schmitt lleg¨® al mundo del vino por casualidad. Llevaba 20 a?os trabajando en grandes marcas de cosm¨¦tica y perfumer¨ªa y estaba aburrido. "La perfumer¨ªa no es verdaderamente creativa. No ofrece posibilidad de expresarse art¨ªsticamente. Es una profesi¨®n t¨¦cnica y encorsetada en lo que es rentable para las empresas. No deja la puerta abierta a la originalidad. Es dif¨ªcil hacer algo que no est¨¦ inventado ya", asegura. Jean Claude Berrouet, director t¨¦cnico de Petrus -uno de los vinos m¨¢s m¨ªticos de Burdeos-, le invit¨® a dar una conferencia sobre aromas. El en¨®logo puso su vista y su paladar y el perfumista su olfato. "Hicimos un equipo fant¨¢stico", r¨ªe Schmitt. Berrouet le pidi¨® entonces que le diera clases sobre olfato. "Ahora hace 10 a?os que nos reunimos una vez cada seis meses", dice.
As¨ª, cada vez con m¨¢s alumnos y convertido en asesor de algunas de las principales bodegas -Chateau D'Yquem, Opus Wine, Petrus, Vega Sicilia...- el nariz cambi¨® el perfume por el vino. Algo que le apasiona. "Podemos identificar los aromas exactos que hay en un perfume a trav¨¦s de la nariz, pero tambi¨¦n con un an¨¢lisis qu¨ªmico. El vino, sin embargo es mucho m¨¢s complicado, todo depende de la naturaleza. Cada cosecha es distinta", explica.
Habla tranquilamente y delante de una copa de vino. Sin embargo, por cada sorbo de su interlocutor Schmitt se lleva la copa a la nariz y la huele. "Es una buena manera de disfrutar del vino. Tengo que mantener la mente despejada para seguir la olfacci¨®n", bromea. Su mundo ha estado siempre relacionado con las cepas y las barricas. "Mi bisabuelo hac¨ªa su propio vino y mi abuelo era comerciante. Le recuerdo escogiendo una botella para una ocasi¨®n especial..., descorch¨¢ndola y sirvi¨¦ndolo en las copas como si fuera un tesoro. Un ritual que repet¨ªa todas las navidades, todos los cumplea?os, todas las fiestas", cuenta. Su padre no sigui¨® la tradici¨®n y se decant¨® por la ciencia. "Yo no ten¨ªa muy claro qu¨¦ hacer", cuenta. Siempre ha sentido una especial atracci¨®n por el arte. Pinta y toca el clarinete desde los cinco a?os. "Pens¨¦ que el mundo del perfume unificaba mis dos pasiones: la ciencia y el arte", sostiene. Al final ha encontrado la mezcla perfecta en los aromas del vino.
"Chocolate, nuez moscada, regaliz...", apunta mientras huele el interior de su copa. "El truco para abrir la memoria olfativa es ponerle cara a los aromas. No palabras. Asociar el olor a situaciones o cosas", a?ade. Como le sucedi¨® a ¨¦l cuando el aroma de un frasquito de cristal le traslad¨® a sus vacaciones infantiles.
"El olfato es uno de los sentidos m¨¢s desaprovechados del hombre", dice. Una "nariz normal" identifica 200 aromas frente a los 1.200 que es capaz de distinguir Schmitt. "Estamos en una sociedad que vive alejada de los olores, que busca en muchos casos disfrazarlos. La gente no sabe lo que se pierde: un universo de aromas que abre todo un mundo de posibilidades", dice. Schmitt se concentra en el vino. Cierra los ojos y sigue tratando de visualizar los aromas. "Vainilla, l¨¢cteos...".
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