El im¨¢n internacional de Fisterra
La localidad de Costa da Morte tiene 86 empadronados de 21 nacionalidades
Thasanee Kaewbun, tailandesa, se escabull¨® de la parca por amor y por Fisterra. Trabajaba en el chiringuito de la playa de Kaho Lack que un tsunami barri¨® de la tierra el 26 de diciembre de 2004. "Me pude haber muerto, como tanta gente que estaba all¨ª, pero tuve suerte". Tres meses antes de la tragedia, hab¨ªa viajado a Fisterra para conocer a la familia de C¨¢ndido, el hombre con el que iba a casarse. ?l trabajaba en una plataforma petrol¨ªfera. "Era s¨®lo un viaje de unos meses, pero pas¨® lo del tsunami, muri¨® mi madre y decid¨ª quedarme aqu¨ª para siempre". El 12 de febrero de 2005 se casaron en Fisterra y el 13 de febrero de 2007 naci¨® Gabriel, "otro terremoto".
Thasanee es una de los 86 extranjeros de 21 nacionalidades distintas empadronados en este ayuntamiento de la Costa da Morte. En esta ONU simb¨®lica hay 13 representantes de Uruguay, 12 de Argentina y Portugal, ocho de Brasil, seis de Italia, cinco de Senegal y Alemania, cuatro de Per¨², tres de Colombia, Suiza y Estados Unidos, dos de Ruman¨ªa y Holanda, y uno de Chile, B¨¦lgica, Yugoslavia, Marruecos, Cuba, Francia, Polonia y Tailandia.
Predominan los uruguayos, argentinos y portugueses
Los aut¨®ctonos se van, los extranjeros se quedan atrapados en el pueblo
"De aqu¨ª no me marcho. Hasta tengo nicho", dice la paname?a Ana
En las oficinas del Registro Civil, Jos¨¦ Traba, el alcalde, examina con atenci¨®n el padr¨®n. "Es un buen dato, pero todav¨ªa perdemos poblaci¨®n". En 1996, el municipio ten¨ªa 4.964 habitantes. "Perdimos 81.000 euros por bajar de los 5.000". Ayer, en Fisterra hab¨ªa empadronados 5.003 habitantes.
Resulta parad¨®jico. La gente de Fisterra se va, los extranjeros se quedan atrapados en un lugar que desde los romanos simboliza el final de la tierra. "Se quedan por el paisaje, la tranquilidad y, sobre todo, porque Fisterra es muy cosmopolita debido a la emigraci¨®n". A pesar de que lleva 31 a?os en esta villa marinera, el peruano Jos¨¦ Fernando Carrillo no ha perdido el dulce acento lime?o. "Vine a estudiar a Madrid y como aqu¨ª ten¨ªa amigos que eran emigrantes en Per¨², los visit¨¦ durante unas vacaciones. Me encant¨®. Hab¨ªa una plaza en el colegio y me qued¨¦". Jos¨¦ Carrillo fue alcalde cuatro a?os, desde 1991 a 1995. Durante su mandato se esculpi¨® el monumento al emigrante, el lugar escogido para tomar la fotograf¨ªa con otros cinco fisterranes de adopci¨®n. "Somos pocos, en comparaci¨®n con las 25.000 personas que emigraron a Argentina y con los 5.000 que se repartieron por todos los rincones del mundo".
Emigrante tambi¨¦n fue la madre de Sandra Noem¨ª D¨ªaz Boullosa. "Ten¨ªa mucha morri?a por esta tierra. Toda la vida supe que cuando muriese mi padre, a mi hermana y a m¨ª nos tocar¨ªa volver con ella". Sucedi¨® hace 20 a?os, cuando Sandra s¨®lo ten¨ªa 17. "Al principio no me hac¨ªa mucha gracia la idea, pero pronto me enamor¨¦, al a?o siguiente me cas¨¦, tuve dos hijos y ya me siento de Fisterra".
De Ponteceso es la madre de Wily Rodr¨ªguez, un uruguayo que trabaja de camarero con otros cuatros compatriotas en el restaurante O Centolo. "Hace siete a?os, cuando la cosa en Uruguay se puso fea, decid¨ª venir a Espa?a. En una cafeter¨ªa de A Coru?a vi un anuncio de trabajo, llam¨¦ y al d¨ªa siguiente estaba aqu¨ª trabajando de camarero". Wily tiene 27 a?os y todav¨ªa no se ha planteado el retorno a Uruguay, pero su novia, fisterrana, lo mantiene anclado a un pueblo que "no es como los dem¨¢s de Galicia. La gente aqu¨ª es muy abierta".
Tambi¨¦n "buscando fortuna", lleg¨® Ana Rocha desde Paran¨¢, al Sur de Brasil. "No ten¨ªa familiares en Galicia y s¨®lo hab¨ªa escuchado una leve referencia de Fisterra por el Camino de Santiago. Soy afortunada. Vine a buscar un futuro mejor hace seis a?os y medio y me encontr¨¦ con el amor de mi vida. Estoy muy agradecida. Me diagnosticaron un c¨¢ncer y me curaron en el hospital de Cee. De aqu¨ª no me marcho. Hasta tengo nicho".
La que no sabe si va a quedarse es la alemana In¨¦s Brachmann. El 26 de marzo de 2007, una vez concluidos sus estudios de filolog¨ªa, sali¨® de su casa en Passau, Baviera, con una mochila de 20 kilos a sus espaldas para recorrer a pie los 3.100 kil¨®metros que la separaban de Fisterra. Concluy¨® el viaje el 16 de agosto, hizo un curso de buceo y el pasado mes de marzo regres¨® para trabajar durante seis meses en Buceo Fisterra. "Me gustar¨ªa poder pasar seis meses aqu¨ª y seis en Alemania". Como hace ?rsula, otra compatriota. Estaba recorriendo el mundo, su furgoneta dijo basta en Fisterra y pens¨® que le indicaba su lugar en el mundo. El principio estaba en el final.
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