El euro ya se cree todo un d¨®lar
Europa aspira a que su moneda se consolide como divisa mundial de reserva
"En 10 a?os, el euro se ha convertido en la segunda moneda del mundo. ?Qu¨¦ ser¨¢ de ¨¦l dentro de 10 a?os?", preguntaba hace unos d¨ªas el ex presidente franc¨¦s Valery Giscard d'Estaing al selecto grupo de comensales reunidos en la cena de clausura del noveno Foro Econ¨®mico de Bruselas. Entre los asistentes figuraban el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet; el comisario de Asuntos Econ¨®micos y Monetarios, Joaqu¨ªn Almunia; el ex comisario de Competencia Mario Monti; el ex ministro alem¨¢n de Hacienda Theo Waigel y destacados especialistas de las finanzas europeas, que captaron el gui?o de la pregunta del ex presidente franc¨¦s. La cuesti¨®n de fondo, sin verbalizar, es si el euro llegar¨¢ a ser igual o incluso m¨¢s que el d¨®lar.
Un reto para el euro es que sea aceptado como una moneda "de la ciudadan¨ªa"
Muchos europeos piensan que es responsable de la subida de precios
En el ¨¢gape se manifestaron pocas dudas sobre el recorrido de la moneda ¨²nica durante su primera d¨¦cada, considerada mayoritariamente un ¨¦xito. Pero sobre el futuro se acumularon muchos interrogantes y desaf¨ªos. La posibilidad de consolidarse como una moneda internacional de reserva es la gran aspiraci¨®n no disimulada de los gestores europeos.
Disponer de una moneda internacional de reserva tiene m¨²ltiples ventajas. Es lo que el general Charles de Gaulle llamaba "el exorbitante privilegio" en su batalla contra la hegemon¨ªa del d¨®lar en 1965. Entre estos privilegios figura la posibilidad de obtener financiaci¨®n m¨¢s f¨¢cil y barata por parte del Tesoro y de las empresas del pa¨ªs. El riguroso estudio EMU@10, promovido por la Comisi¨®n Europea, en el que han participado m¨¢s de ochenta expertos, detalla estas ventajas.
A Estados Unidos le resulta muy sostenible su creciente d¨¦ficit corriente al contar con la moneda de reserva de referencia, que le permite pagar muy poco para financiar su deuda exterior y, al mismo tiempo, obtener un rendimiento muy alto en sus inversiones extranjeras. P. O. Gourinchas y H. Rey se?alan que esta diferencia entre los tipos que pagan por su deuda y lo que perciben por sus inversiones exteriores no ha cesado de crecer, desde el 0,26% en 1944 hasta el 3,3% desde el a?o 1973.
Estos economistas se?alan que un Estado que tiene una moneda internacional de reserva "disfruta de unas ganancias de capital cuando su moneda se deprecia, puesto que sus activos en el exterior est¨¢n mayoritariamente denominados en moneda extranjera". As¨ª, la Oficina de An¨¢lisis Econ¨®mico de Estados Unidos muestra que, en el periodo 2002- 2004, la depreciaci¨®n del d¨®lar produjo unas ganancias netas de capital a los residentes estadounidenses de 920.000 millones de d¨®lares, lo cual compens¨® m¨¢s de la mitad del d¨¦ficit por cuenta corriente acumulado por Estados Unidos en este periodo, que fue de 1,6 billones de d¨®lares.
Desde muchos puntos de vista, a EE UU le ha venido de perlas la depreciaci¨®n de un 25% del d¨®lar desde 2002. Y tiene mucho sentido que el euro aspire a compartir una parte de estos ingentes beneficios o privilegios. M¨¢s que una amenaza para el d¨®lar, Richard Portes y E. Papaioannou, en su trabajo sobre El papel internacional del euro, sostienen que "dentro de una d¨¦cada el euro podr¨ªa desempe?ar un papel aproximadamente similar al del d¨®lar en un sistema monetario internacional esencialmente bipolar".
Estas expectativas de futuro se basan en los buenos resultados cosechados en los primeros 10 a?os de vida. Giscard se?alaba que tras la experiencia de esta d¨¦cada se impone una constataci¨®n: "En un mundo perturbado, en un oc¨¦ano de imprudencias financieras o incoherencias econ¨®micas, la zona euro aparece como un islote de racionalidad". Para el ex presidente franc¨¦s, lo m¨¢s relevante es que el euro se ha convertido "en una moneda segura". Y una "moneda segura", a?ad¨ªa, "es tambi¨¦n un hecho econ¨®mico, sociol¨®gico, cultural y, evidentemente, pol¨ªtico". Para Almunia, "el euro es un ¨¦xito econ¨®mico pero tambi¨¦n pol¨ªtico".
La realidad es que numerosos indicadores reflejan los efectos positivos que ha tenido la moneda ¨²nica. El estudio EMU@10 destaca especialmente los logros en inflaci¨®n, empleo y tipos de inter¨¦s. La inflaci¨®n se ha situado alrededor del 2%, frente al 3% de los a?os noventa y de m¨¢s del 8% de los ochenta. "Otro logro econ¨®mico tangible en los primeros 10 a?os del euro", se?ala el estudio, "ha sido un masivo crecimiento del empleo, con la creaci¨®n de 16 millones de puestos de trabajo", dos millones m¨¢s que Estados Unidos en el mismo periodo. Esto ha permitido una ca¨ªda del desempleo del 9% en 1999 al 7% en 2008". Seg¨²n el trabajo, el fuerte crecimiento del empleo "sugiere que las reformas del mercado laboral han proporcionado resultados". As¨ª, la tasa de empleo (ocupados entre 16 y 64 a?os) ha pasado del 62% en 1998 al 68% en 2008, s¨®lo a un pelo del 70% del objetivo de Lisboa para la Uni¨®n. La mayor parte del crecimiento es atribuible a una mayor participaci¨®n de las mujeres y de los trabajadores mayores.
Para el director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, este panorama confirma que "el euro est¨¢ ah¨ª y funciona. El ¨¦xito est¨¢ a la vista". "El euro", a?ade, "reduce la vulnerabilidad de las econom¨ªas de la zona euro".
Pero no todos los pa¨ªses han salido igualmente beneficiados. La historia del euro es tambi¨¦n de ganadores y perdedores. As¨ª, el citado estudio de la Comisi¨®n distingue entre los buenos resultados de tres de los cuatro pa¨ªses de la cohesi¨®n (Espa?a, Irlanda y Grecia) que "han mostrado un satisfactorio desarrollo global, mientras que el cuarto (Portugal) ha decepcionado". El s¨®lido resultado de los tres pa¨ªses beneficiarios ha sido proporcionado por "un auge de la inversi¨®n, estimulado por las entradas de capital y la integraci¨®n de los mercados financieros actuando como catalizador".
La clave para entender el rendimiento m¨¢s d¨¦bil de Portugal ha sido "una pobre gesti¨®n fiscal", con un crecimiento de la carga impositiva, mientras que el gasto p¨²blico ha crecido de manera desigual, con desv¨ªos fuera de la productiva formaci¨®n de capital p¨²blico.
Una de las asignaturas pendientes del euro es que sea aceptada como una moneda de "la ciudadan¨ªa", como reclamaba Giscard d'Estaing. La opini¨®n p¨²blica europea no tiene tan claras las ventajas de la moneda ¨²nica como los economistas. Seg¨²n el Eurobar¨®metro, dos tercios de los ciudadanos consideran que el euro "es una cosa buena para Europa", pero menos de la mitad que "es buena para su pa¨ªs". Por otra parte, aunque los estudios demuestran que los precios mayoristas no han subido con la introducci¨®n del euro, muchos ciudadanos tienen otro punto de vista, en parte por las subidas en vivienda, alimentaci¨®n y energ¨ªa.
Pero los ¨¦xitos del euro han llegado despu¨¦s de una larga marcha. La idea de crear una Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria (UEM) ha sido la innovaci¨®n m¨¢s importante desde Bretton Woods, en 1944, cuando se acordaron las nuevas reglas del comercio y las finanzas internacionales y se crearon el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
Cuando en 1957 naci¨® el proyecto europeo, los Estados se concentraron en crear el "mercado ¨²nico" y no se hizo ninguna referencia a la moneda ¨²nica, aunque s¨ª se hac¨ªa menci¨®n a la necesidad de una coordinaci¨®n econ¨®mica. Los or¨ªgenes de la UEM se perfilan m¨¢s claramente en 1970 con la publicaci¨®n del informe Werner, que preve¨ªa crear la UEM en diez a?os, pero una oleada de inestabilidad financiera aplast¨® las esperanzas. En 1979 se lanz¨® el Sistema Monetario Europeo con el objetivo de reducir las fluctuaciones de las monedas y coordinar las pol¨ªticas monetarias entre los socios. El mecanismo funcion¨® bien, pero hubo que esperar hasta el final de la d¨¦cada de los ochenta para reavivar el proyecto de una moneda ¨²nica.
En 1988, el Consejo Europeo constituy¨® un comit¨¦ liderado por Jacques Delors, presidente de la Comisi¨®n Europea, para que estudiase la creaci¨®n de una Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria. Delors, con el apoyo del canciller alem¨¢n Helmut Schmidt, present¨® un plan para crear la UEM en tres etapas de progresiva coordinaci¨®n econ¨®mica que fue aprobado por el Tratado de Maastricht en 1991.
Tras casi una d¨¦cada de preparativos, los l¨ªderes europeos acordaron, en mayo de 1998, crear el euro y constituir el Banco Central Europeo el 1 de junio siguiente, del que hoy se cumplen 10 a?os. El 1 de enero de 1999, el euro se convirti¨® en la moneda oficial de 11 pa¨ªses: B¨¦lgica, Alemania, Irlanda, Espa?a, Francia, Italia, Luxemburgo, Holanda, Austria, Portugal y Finlandia. Posteriormente se incorporaron al club Grecia, Eslovenia, Malta y Chipre. En enero de 2002, los billetes y monedas del euro sustituyeron a los marcos, francos, pesetas y dem¨¢s monedas nacionales.
En la segunda d¨¦cada le esperan serios desaf¨ªos al euro. Pervenche Ber¨¨s, presidenta del Comit¨¦ de Asuntos Econ¨®micos y Monetarios del Parlamento Europeo, se?ala que "el euro es un ¨¦xito, pero tambi¨¦n refleja algunos de sus fallos intr¨ªnsecos, como el hecho de que hemos sido mejores guardianes de la estabilidad que del crecimiento". El crecimiento medio durante la d¨¦cada ha sido del 2,1%, inferior al de Estados Unidos, que fue del 2,6%. La productividad laboral en la zona euro ha crecido a un ritmo del 0,8% anual, inferior al 1,8% del Reino Unido, Dinamarca y Suecia, y al 1,6% de Estados Unidos. La receta son m¨¢s reformas estructurales, que, seg¨²n Joaqu¨ªn Almunia, "deber¨ªan ser coordinadas y dirigidas por el Eurogrupo".
Por todo ello, un federalista convencido, como el ex primer ministro belga Guy Verhorstadt aboga para que "la eurozona se convierta en una plataforma real para la coordinaci¨®n y el crecimiento" y se muestra a favor de "un marco presupuestario integrado para la zona euro". -
Los retos de la moneda ¨²nica
En el horizonte, varios retos serios se acumulan. Un problema es la diferente evoluci¨®n de los costes laborales unitarios seg¨²n los distintos pa¨ªses. Mientras estos costes se reducen en Alemania, Austria y Finlandia, aumentan en Irlanda, Portugal, Grecia y Espa?a. El envejecimiento de la poblaci¨®n europea, con la sobrecarga para los presupuestos, es otro reto que s¨®lo se puede paliar en parte con la ayuda de la inmigraci¨®n, un asunto sobre el que la Uni¨®n carece de una pol¨ªtica com¨²n.
Otro reto relevante es la necesidad de unificar la representaci¨®n exterior de los pa¨ªses de la eurozona en los organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el G-7. Los Estados miembros aceptan de palabra el compromiso, pero luego se resisten a dejar la silla en los consejos internacionales. El funcionario de la Comisi¨®n que deber¨ªa preparar estas tareas de coordinaci¨®n desde hace un a?o todav¨ªa no ha podido empezar su trabajo.
La representaci¨®n ¨²nica en las instancias internacionales es cada vez m¨¢s necesaria a medida que aumenta el papel del euro como moneda internacional. La facturaci¨®n en euros representa m¨¢s del 50% del comercio exterior en la zona. El euro representaba ya el 26% de las monedas de reserva en 2006, frente al 18% de las monedas que sustituy¨®. Los bonos denominados en euros representan el 49% de este mercado, frente al 35% del controlado por el d¨®lar. -
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