?Queda leche sin omegas, por favor?
Los supuestos aditivos sanos multiplican el gasto - Atraen a un consumidor elitista, pero, tras la palabrer¨ªa, a veces no hay nada
Los llaman alimentos funcionales y hay tantos que marean. Casi parece imposible comprar en un supermercado leche que s¨®lo tenga leche, sin omegas, sin fibra, sin calcio a?adido, sin tonalin; ni yogures sin vidalim, ni zumos sin vitaminas esenciales, sin antiox, ni galletas que no sean bajas en grasa, altas en fibra, ricas en oleosan, pobres en colesterol... Hay productos con activos plus, con L casei inmunitas o bifidus activo. Como en una lista de tapas cantada a la andaluza, hay alimentos cardiosaludables, buenos para el ri?¨®n, mejores para los huesos y superiores para las defensas.
Casi nadie sabe muy bien qu¨¦ significan todas esas cosas -no vienen ni en el diccionario- ni c¨®mo pueden beneficiar a la salud, si es que lo hacen, pero, qu¨¦ diferencia el carro de la compra, enriquecido y saludable, frente al otro, simple y triste, con tomate frito corriente y moliente y at¨²n sin omega. La gran diferencia entre un carro y otro es el precio. Y menuda diferencia. Algunos alimentos se encarecen m¨¢s de un 100% porque en el envase hay un reclamo publicitario de ese estilo, alegaciones, les llaman. "Hay hasta zumos que ponen libre de grasas. Pues claro, si en los zumos lo que interesa saber es qu¨¦ az¨²cares contienen, y a veces no vienen diferenciados de los hidratos de carbono", critica Yolanda Quintana, autora de un informe sobre alimentos funcionales que public¨® ayer la Confederaci¨®n Espa?ola de Asociaciones de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios (Ceaccu).
Hasta hay maquinillas de afeitar enriquecidas con vitamina E
Los envases tienen seis alegaciones saludables de media
Sanidad admite que hay fabricantes que llevan sus anuncios al l¨ªmite legal
Necesitamos 52 sustancias para vivir, y todas est¨¢n en los alimentos
La Confederaci¨®n ha analizado 448 mensajes que venden en los productos alimentarios salud y otras maravillas para el consumidor y el 59% de esos esl¨®ganes "no se ajustan a la normativa" que entr¨® en vigor en julio de 2007 mediante un reglamento europeo. Ni tampoco al decreto espa?ol de 1999 sobre etiquetado, que impide atribuir a los alimentos propiedades "preventivas, curativas o terap¨¦uticas".
Pero el consumidor no siempre lo sabe porque la normativa es muy farragosa y los controles, escasos. Para poder decir que algo es 'bajo en sal' el producto no puede contener m¨¢s de 0,12 gramos de sodio; si es 'sin sal' no tendr¨¢ m¨¢s de 0,005 gramos; si aceptamos 'alto contenido en fibra' es porque habr¨¢ como m¨ªnimo 6 gramos por cada 100 y no ser¨¢ 'bajo en grasa' a menos que contenga menos de 3 gramos de grasa por cada 100 de producto s¨®lido o 1,5 por cada 100 mililitros, en l¨ªquidos. ?Qui¨¦n puede aprenderse eso? Hay que ir al ultramarinos con libro de instrucciones y abst¨¦nganse los que no hayan hecho una carrera de ciencias.
A pesar de entender poco o nada de lo que cuenta el bote, las campa?as publicitarias llaman la atenci¨®n poderosamente y el consumidor lo compra aunque sea m¨¢s caro. ?Hasta hay maquinillas de afeitar enriquecidas en vitamina E! "Supongo que ser¨¢ porque esa vitamina favorece la cicatrizaci¨®n", se r¨ªe Jos¨¦ Manuel ?vila, director gerente de la Fundaci¨®n Espa?ola de Nutrici¨®n. ?Qu¨¦ opinan en esta instituci¨®n de todos estos productos que nos van a dejar como nuevos? "Necesitamos 52 sustancias para sobrevivir y todas ellas est¨¢n en los alimentos. Si llevamos una dieta variada obtendremos esos 52 componentes y adem¨¢s de forma equilibrada. Porque con unas pastillas efectivamente podemos tener ¨¢cidos Omega 3 y muchos, tantos como si nos comi¨¦ramos 20 kilos de sardinas, pero no es el caso", dice.
?vila dice que hay parte de la poblaci¨®n, como ni?os, mayores, embarazadas, atletas, que quiz¨¢ necesitan algo que no pueden tomar y entonces "pueden recurrir a alimentos enriquecidos o fortificados", pero conf¨ªa en que efectivamente lo est¨¦n.
Es decir, conf¨ªa en que no haya fraudes. El informe de Ceaccu habla de un amplio incumplimiento del reglamento europeo y de la norma espa?ola, pero en la Agencia Espa?ola de Seguridad Alimentaria y Nutrici¨®n (AESAN) se limita a decir -hasta que lean el informe- que hay alimentos cuyas alegaciones est¨¢n al l¨ªmite, sobre todo los yogures y los l¨¢cteos y que, por lo dem¨¢s, las empresas no suelen mentir en los contenidos de sal, az¨²cares, grasas y otros porque los fraudes le vienen muy mal para su imagen.
Entre los productos de mayor consumo analizados por Ceaccu, se han encontrado una media de 6,3 alegaciones por envase y algunos ten¨ªan hasta 22 reclamos, como es el caso de las galletas B SAN Activas Virginias.
Muchos de los productos no especifican beneficios para la salud, algo que est¨¢ prohibido, simplemente lo envuelven: cuidado natural, bienestar general, el yogur que favorece en todos los sentidos, es sano, es vida, tu cuerpo te lo agradecer¨¢.
Pero otros muchos, dice Ceaccu, sencillamente "incumplen el reglamento" con los reclamos que los publicitan. Por ejemplo, por su ambig¨¹edad: dicen que son sin colesterol, pero tienen muchas grasas saturadas; o los que s¨®lo dicen '90% libre de grasas'; tambi¨¦n est¨¢n las famosas grasas vegetales. Es m¨¢s dif¨ªcil encontrar galletas sin grasas vegetales que apostatar en la Iglesia cat¨®lica o darse de baja en un banco. Pero ?cu¨¢les son las grasas vegetales? ?Oliva virgen o grasa de palma o coco, que es peor que el propio sebo?
Otros: 'justo contenido en sal', 'sin sal a?adida'. ?Pero tiene mucha o poca?
Algunas alegaciones nutricionales explican que algo es 'bajo en sal' "y tiene m¨¢s sodio del permitido", explica Yolanda Quintana; o te hablan de 'bajo en calor¨ªas' sin especificar qu¨¦ nutriente se ha rebajado. Ceaccu ha encontrado hasta 58 productos en los que se mencionan beneficios para el organismo, que tambi¨¦n est¨¢ prohibido, como 'ayuda al desarrollo de tus huesos', 'estimula el sistema inmunol¨®gico', 'previene el deterioro cut¨¢neo y el envejecimiento de las c¨¦lulas'. Y tambi¨¦n hay consumidores que compran 'nutrientes importantes para el cerebro'.
Tampoco se aporta informaci¨®n sobre la cantidad que hay que consumir para que el bienestar se apodere de la vida del consumidor y su ri?¨®n funcione como un reloj, "como obliga el art¨ªculo 10 del reglamento". Y alegaciones incomprensibles, pero placenteras: 'Te va', 'Te cuida' y 'Es sano, es vida'.
Pero las grandes industrias tienen poder y cuentan con generosas pr¨®rrogas en algunos casos para adaptarse a la normativa. Por ejemplo, cuando un eslogan se asocia a una marca tienen hasta 15 a?os para quitarlo, seg¨²n explic¨® ayer la confederaci¨®n de consumidores. Si las aceitunas La Espa?ola te cuida, te cuidar¨¢n un pu?ado de a?os m¨¢s.
La normativa del etiquetado legaliza el recurso a una autoridad supuestamente cient¨ªfica, como asociaciones, estudios, fundaciones, "que pueden constituirse de una forma burocr¨¢tica, pero que nadie comprueba qui¨¦nes est¨¢n detr¨¢s de ellas", critica la presidenta de Ceaccu, Isabel ?vila. As¨ª ase entiende que haya pasta de dientes que recomiendan nueve de cada 10 dentistas.
Pero una encuesta entre 1.600 familias, a¨²n por publicar, demuestra que el 61% no sabe qu¨¦ significan esas alegaciones llenas de vida que aparecen en los productos, pero est¨¢n dispuestas a comprarlos si su presupuesto lo permite. "Es el poder de la publicidad", dijo ayer Isabel ?vila. Son los j¨®venes, seg¨²n este estudio, los m¨¢s proclives a consumir estos productos. "Antes se presum¨ªa con un coche y ahora se hace con la alimentaci¨®n, comprando estos productos que son m¨¢s caros y que a veces ofrecen para los ni?os lo que las familias no pueden darles de forma natural por falta de tiempo", explica ?vila. Vamos, que viste m¨¢s un bollo relleno de chocolate que un bocata de chorizo y queso de toda la vida.
La profesora de Sociolog¨ªa de la Universidad de Oviedo Cecilia D¨ªez, que colabor¨® en un estudio de La Caixa sobre alimentaci¨®n, consumo y salud, cree que estos productos han proliferado porque la gente se ha ido dando cuenta de la importancia que tiene la alimentaci¨®n en la salud y las industrias "los ofrecen con un halo de cientificidad", explica.
Tambi¨¦n se asocian en la publicidad a cierto prestigio social, a consumidores de ¨¦lite, y eso "funciona", a?ade. Respecto a las familias que los consumen, D¨ªez cree que, en realidad, son las de clases m¨¢s humildes, "porque lo caro hoy en d¨ªa es consumir productos frescos reci¨¦n cocinados". El tiempo es vital. "No creo que las familias le den esos productos a sus hijos porque sientan que no est¨¢n haciendo por ellos lo que deben, simplemente es una cuesti¨®n de tiempo; el trabajo no permite comer cinco frutas al d¨ªa y hay productos que le ofrecen esa posibilidad en un bote peque?o que se bebe de un trago".
As¨ª pues, lo caro es llevar una dieta sana. "Para eso se requiere cultura y dinero".
Cuanto menos haya de ambas, m¨¢s calan los mensajes. Vean esta an¨¦cdota. Preguntado un comercial por la marcha de la venta de sus yogures Pronutris, explic¨®. "Cuando salen marcas blancas que tienen lo mismo que ofrecen otros yogures caen las ventas, pero con estos no ocurrir¨¢ porque la empresa ha comprado toda la producci¨®n de Pronutris del mundo". Producir pronutris es como cazar gamusinos. Sencillamente, no existen.
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