Un rosario por la vidente de El Escorial
La investigaci¨®n judicial no espanta a los seguidores de Amparo Cuevas
Parece una nave industrial m¨¢s, de no ser porque en la fachada se lee, en grandes letras, "Ave Mar¨ªa". Dentro, el auditorio est¨¢ ya a rebosar. Afuera esperan los 24 autocares y cientos de coches particulares que han tra¨ªdo hasta aqu¨ª a los seguidores de las supuestas apariciones de El Escorial. Es primer s¨¢bado de mes. Toca, como se hace desde 1981, rezo del rosario. Ser¨¢ a las cinco, en el Prado Nuevo, al otro lado de la carretera a Valdemorillo, el paraje donde Luz Amparo Cuevas, la vidente de El Escorial, asegura haber visto a la Virgen.
Es la primera reuni¨®n desde que un juzgado ha admitido a tr¨¢mite la querella de una asociaci¨®n de v¨ªctimas. Acusan a la vidente y a sus fundaciones de estafa y coacci¨®n, de funcionar como una secta y de quedarse los bienes de varias personas. La actualidad marca el tema de la charla previa al rosario, en la nave: "Intentan, por los medios de comunicaci¨®n, manchar tanto el nombre de las instituciones de la obra como el de sus miembros", asegura el sacerdote. "Debemos perdonarles y rezar por ellos". Asentimiento general y alg¨²n murmullo. Al fondo, dos hombres de edad cabecean. Hay familias enteras, con ni?os y adolescentes. Muchas mujeres mayores.
Tras la charla, el 'merchandising'. Se venden cirios y estampas por cientos
El sacerdote dedica media hora a leer un resumen de todas las sentencias que ha ganado la Obra, promovidas por un "reducid¨ªsimo grupo de familiares" que "no acepta la decisi¨®n de alguno de sus parientes, mayores de edad, que se han incorporado". S¨®lo al final menciona la querella. Ni una palabra de que Luz Amparo Cuevas, que tiene casi 80 a?os y ya nunca aparece por el prado, est¨¢ llamada a declarar el pr¨®ximo martes.
En el turno de preguntas, una mujer que viste camiseta blanca con una imagen de la Virgen en la pechera pregunta si los fieles pueden salir en televisi¨®n para acallar las "mentiras". Pueden, de manera individual, le responde. Y con respeto. "Hay que intentar ser buenos cristianos. No es f¨¢cil. Toda obra de Dios ha tenido persecuciones. Tambi¨¦n los santos fueron perseguidos, amenazados, llevados a los tribunales".
Tras la charla, el merchandising. Cientos de rosarios de todos los colores, estampitas, libros en varios idiomas, palilleros, abrebotellas y term¨®metros con la imagen de la Virgen. En otra sala de la nave, decenas de personas se agolpan frente a un largo mostrador en forma de U. Lo atienden 10 personas. Cuatro llevan h¨¢bito de monja. No dan abasto. "Dame cinco de ¨¦stos, que me los han encargado". El abrebotellas kitsch, 2,50 euros. Tambi¨¦n hay cola para comprar cirios de diferentes tama?os que se le pueden ofrecer a la Virgen en una sala anexa. Y ramos de flores, por 12 euros.
Antes de que salga en peregrinaci¨®n, los fieles se acercan a la imagen. Entregan estampillas y fotos de familiares a un hombre, vestido con un chaleco azul marino donde se lee "organizaci¨®n", que los roza haciendo la se?al de la cruz.
De camino hacia el prado, antes de cruzar la carretera, se topan con dos decenas de miembros de la asociaci¨®n de v¨ªctimas. Gritan "?libertad, libertad!" al paso de la Virgen. "?Para qui¨¦n?", se les encara una se?ora. "Para su madre, que est¨¢ dentro y no puede salir", le responde otra. Juanjo Abascal, cartel de protesta en mano, asegura que lleva 18 a?os sin ver a su hermana; 10 sin ver a su madre. "Esto es una secta cerrada y destructiva", proclama frente a las c¨¢maras de televisi¨®n. "Son unos fariseos ustedes", le espeta una mujer menuda tocada con flores en el pelo.
Empieza el rosario. Los fieles hacen cola cargados con bidones para llevarse agua de una fuente. Con el segundo misterio, llega la colecta. "Para pagar este prado", se oye por megafon¨ªa.
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