El fin de las tarifas de alta tensi¨®n enfrenta a Sebasti¨¢n con la industria
Las empresas que durante a?os han pagado precios ventajosos piden ayudas
El 1 de julio desaparecen las tarifas de alta tensi¨®n. Es un paso m¨¢s en el proceso de liberalizaci¨®n del sector energ¨¦tico que impulsa Bruselas. La medida afecta a 70.000 clientes, divididos en tres grandes grupos. Primero, las medianas empresas -la gran masa- acogidas a estas tarifas; luego, dos centenares de grandes consumidores de energ¨ªa el¨¦ctrica agrupados en asociaciones diversas (cementeras, qu¨ªmicas y sider¨²rgicas) y, por ¨²ltimo, un pu?ado de multinacionales (Arcelor Mittal, Alcoa...), acogidas a una tarifa (G-4) que se mantiene, pero que cuestiona Bruselas.
La desaparici¨®n de las tarifas de alta tensi¨®n ha desatado la pol¨¦mica. Para las compa?¨ªas el¨¦ctricas suministradoras, supone simplemente el fin de un privilegio -precios de la electricidad baratos- para grandes compa?¨ªas industriales, supuestamente subvencionadas por los consumidores. Para los afectados, especialmente el segundo grupo -grandes empresas industriales-, es un disparo en la l¨ªnea de flotaci¨®n de su capacidad de competir. Los dos centenares de grandes industrias afectadas (entre ellas Arcelor, Portland, Cemex, Lafarge o Alcoa) esgrimen para lograr un periodo transitorio en el cambio de tarifas su gran consumo (por encima del 10% de la demanda el¨¦ctrica del pa¨ªs) y los empleos que mantienen, 240.000 entre puestos directos e indirectos. Otro punto fuerte es que sus contratos contienen cl¨¢usulas de interrumpibilidad, es decir, en caso de que el sistema el¨¦ctrico lo precise, apagan la luz. A cambio, obtienen compensaciones.
Lucha a tres bandas
A tres semanas del fin de las tarifas de alta tensi¨®n reguladas, el enfrentamiento es tan sordo como duro entre las tres partes implicadas: la industria, las el¨¦ctricas y el Ministerio de Industria que dirige Miguel Sebasti¨¢n. La base del enfrentamiento son los precios, muy ventajosos para las grandes compa?¨ªas durante a?os. Ahora esa situaci¨®n puede cambiar de forma radical. La subida media para las industrias, seg¨²n fuentes de las el¨¦ctricas, puede ser del 25%.
Pero las industrias afectadas temen subidas del 100%. Y la reacci¨®n es fuerte. Acusan a las el¨¦ctricas de beneficiarse de un sistema de fijaci¨®n de precios injusto, cuestionado incluso por la Comisi¨®n Nacional de la Energ¨ªa (CNE), y ponen sobre la mesa el gran argumento del empleo. Si las condiciones en Espa?a empeoran, dicen, producir¨¢n en lugares con m¨¢s ventajas.
En este contexto, Industria, el¨¦ctricas y compa?¨ªas industriales libran una curiosa partida de p¨®quer. Las industrias han creado su propia central de compras de electricidad -llamada Fortia y presidida por el director general de Arcelor-Mittal, Juan Estarellas- y reclaman ofertas a las el¨¦ctricas para firmar contratos bilaterales de suministro. Las acusan, adem¨¢s, de ofertar precios elevados, con la referencia del mercado mayorista el¨¦ctrico, sin tener en cuenta las necesidades de sectores b¨¢sicos para la econom¨ªa.
Las grandes asociaciones (Oficemen, Unesid, Asociaci¨®n Nacional de Electroqu¨ªmica) cuestionan el funcionamiento del mercado el¨¦ctrico espa?ol, destacan que est¨¢n en desventaja con las empresas que operan en pa¨ªses como Francia o Finlandia y subrayan que en un espacio energ¨¦tico aislado como Espa?a no tienen otra que pasar por el aro de las compa?¨ªas.
Industria trata de calmar las aguas. Sebasti¨¢n se?al¨® esta misma semana en el Congreso que su departamento no va a dejar desamparada a la industria. Pero las empresas no se f¨ªan. Est¨¢n dolidas porque, seg¨²n afirman, ning¨²n responsable del departamento de Sebasti¨¢n se ha dignado a escuchar sus quejas.
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