"La imagen devora a la letra impresa"
Pasear por la feria del libro siempre me ha parecido rom¨¢ntico por la reminiscencia de mi infancia que representa. Las fechas primaverales, la ubicaci¨®n en el Parque del Retiro hacen que sin duda much¨ªsimos padres lo hayan elegido durante a?os como destino de un paseo que quedar¨¢ grabado en la memoria de los m¨¢s peque?os. En mi caso, adem¨¢s ya contaba con la imagen de mi abuelo escribiendo a m¨¢quina en su despacho. Ignorando entonces que su quehacer quedaba lejos de la literatura, para m¨ª representaba la imagen del escritor. As¨ª que, como muchos otros en su preadolescencia, decid¨ª ser escritora a partir de lo que me suger¨ªan las im¨¢genes y no por mis lecturas, que se reduc¨ªan a una novela de Corine Tellado sin terminar y que sin duda eleg¨ª tambi¨¦n por estar ambientada en La Guerra de Secesi¨®n Americana, al igual que la serie de Televisi¨®n del momento: Norte y Sur.
Sin duda los pasajes amorosos, en la serie como del libro, son los que m¨¢s interesaban tanto a m¨ª como al resto de mis compa?eras de colegio, as¨ª que ejerc¨ª mi decidida vocaci¨®n durante los recreos, en el patio del colegio, segura de la expectaci¨®n que levantaba, para luego pasar el manuscrito de mano en mano durante las clases. As¨ª transcurrieron 21 cap¨ªtulos de poco m¨¢s de una cuartilla, hasta que en el momento culminante, cuando el protagonista herido es seducido por una malvada enfermera, la Hermana Elvira intercept¨® el manuscrito de marras. Fue esta la primera vez que sent¨ª el peso de la censura y la p¨¦rdida de algo tan preciado para m¨ª como es la popularidad.
M¨¢s tarde fue mi propia madre la que cay¨® en la perfidia de leer mi diario reaccionando de igual modo que la religiosa. Mi voluntad de escritora no pudo m¨¢s y decid¨ª escapar hacia las nubes, as¨ª que fij¨¦ mi futuro como azafata de vuelo. Algo mucho m¨¢s aceptable y que, parad¨®jicamente, a todo el mundo le pareci¨® m¨¢s terrenal.
Finalmente, ni una cosa ni otra. Parece que naturalmente se ha impuesto la importancia que en mi vida he dado a la imagen y ahora vivo capt¨¢ndola, cre¨¢ndola y transform¨¢ndola. Por eso no puedo evitar a trav¨¦s de esta evocaci¨®n de la feria del libro sentir como la imagen devora a la letra impresa, y c¨®mo percibo esta feria como algo rom¨¢ntico, algo del pasado, ignorando la fortaleza de esas aparentemente fr¨¢giles casetas de madera.
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