Estado-Iglesia, un pulso eterno
El conflicto entre poder y catolicismo hunde sus ra¨ªces en las Cortes de C¨¢diz - Un libro aborda el tema con ensayos de siete intelectuales del XIX y el XX
En los debates de las Cortes de C¨¢diz, el escritor andaluz y liberal Jos¨¦ Mar¨ªa Blanco White ya advirti¨® de los riesgos de declarar el catolicismo como religi¨®n de Estado. Por aquellos tiempos anunciaba una permanente inestabilidad social y pol¨ªtica si la fe se asociaba a una forma de gobierno. "D¨¦jese a cada uno que profese los principios religiosos que le dicte su conciencia y no se persiga a nadie porque meramente se separe de la religi¨®n cat¨®lica". Puro liberalismo el de Blanco White, pero demasiado osado para los valores tradicionales de la Espa?a de comienzos del XIX. No se equivocaba el autor de Historia breve de la intolerancia en Espa?a porque el conflicto entre la Iglesia y el Estado, con episodios incluso sangrientos en ¨¦pocas de revoluciones y guerras, marc¨® el XIX y el XX.
Blanco White anunci¨® problemas si el catolicismo era religi¨®n de Estado
Aza?a se neg¨® a entregar la educaci¨®n a las ¨®rdenes religiosas
Por la gracia de Dios (Galaxia Gutenberg-C¨ªrculo de Lectores) recoge art¨ªculos o intervenciones parlamentarias de Blanco White, Modesto Lafuente, Juan Valera, Marcelino Men¨¦ndez Pelayo, ?ngel Ganivet, Miguel de Unamuno y Manuel Aza?a en un abanico que va de 1812 a 1931. El ensayista y periodista Jos¨¦ Mar¨ªa Ridao ha editado y prologado este libro que pretende subrayar, en unos momentos en que el problema religioso parece renacer con fuerza, que "combatir la identificaci¨®n entre Espa?a y el catolicismo no equivale a agredir al catolicismo, sino a defender la libertad".
Admite Ridao que la derecha espa?ola no ha sabido hist¨®ricamente mantener una autonom¨ªa frente a la jerarqu¨ªa cat¨®lica hasta el punto de que "durante la ¨²ltima legislatura, el PP no entendi¨® que su primera lealtad debe ser hacia la Constituci¨®n y no hacia la Conferencia Episcopal". "Desde la ¨¦poca de los Reyes Cat¨®licos", explica, "los gobernantes entregaron el poder ideol¨®gico a la Iglesia y esta situaci¨®n se mantuvo hasta el reinado de Alfonso XIII. De hecho, la Segunda Rep¨²blica represent¨® el primer r¨¦gimen que marc¨® una clara separaci¨®n entre Iglesia y Estado". A juicio del editor del libro, "el anticlericalismo ha significado siempre un grave error". "Quiz¨¢s", agrega, "haya sido inevitable como respuesta a la opresi¨®n del clericalismo en algunas ocasiones. Pero el anticlericalismo me parece una opci¨®n poco inteligente". Ridao no coincide con las opiniones de aquellos que otorgan a la Iglesia, en la actualidad, m¨¢s poder del que realmente ostenta, a pesar de la influencia tradicional de los cat¨®licos en sectores como la ense?anza o los medios de comunicaci¨®n. "La Iglesia disfruta de poder por el apoyo de las fuerzas pol¨ªticas conservadoras y por los sustanciosos ingresos econ¨®micos que recibe del Estado", opina el escritor.
El control de la educaci¨®n ha figurado siempre como un caballo de batalla entre el Estado y la Iglesia y fue uno de los enfrentamientos m¨¢s virulentos entre una Rep¨²blica laica, como la de los a?os treinta, y una Iglesia defensora de sus privilegios. El entonces ministro Manuel Aza?a defendi¨® de esta forma tan elocuente su postura en el debate sobre la Constituci¨®n de 1931. "Bajo ninguna condici¨®n", se?al¨® Aza?a, "en ning¨²n tiempo, ni mi partido ni yo, en su nombre, suscribiremos una cl¨¢usula legislativa en virtud de la cual siga entregado a las ¨®rdenes religiosas el servicio de la ense?anza". A prop¨®sito de los a?os republicanos, Juli¨¢n Casanova, catedr¨¢tico de Historia Contempor¨¢nea de la Universidad de Zaragoza y autor de La Iglesia de Franco (Cr¨ªtica), opina que el odio de las masas hacia los curas era mayor que hacia los capitalistas. "Aquel anticlericalismo virulento", comenta, "que explot¨® en los primeros meses de la Guerra Civil con el asesinato de sacerdotes o los incendios de edificios religiosos se explica por la defensa que la Iglesia hab¨ªa realizado de los poderosos. Pero tambi¨¦n obedeci¨® a que muchos acusaban a la jerarqu¨ªa cat¨®lica de haber traicionado el Evangelio en la defensa de los pobres". Casanova se?ala que existi¨® un abismo entre el mundo clerical y el anticlerical. El escritor ingl¨¦s Gerald Brenan, recuerda el catedr¨¢tico, lleg¨® a calificar el anticlericalismo espa?ol como "una religiosidad al rev¨¦s".
Ridao concluye el pr¨®logo del libro, que se presenta hoy, con la disyuntiva que se abre sobre los restos del problema religioso. "Para algunos espa?oles convendr¨ªa apoyarse en esos restos y reconstruir la identificaci¨®n entre Espa?a y el catolicismo (...). Para otros, el mejor destino para esos restos ser¨ªa desaparecer (...), la mejor alternativa".
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