"Ya que est¨¢s aqu¨ª, decide t¨²"
Pepe relata lo que pas¨® por su cabeza cuando enfil¨® la porter¨ªa de Turqu¨ªa para marcar el primer gol de Portugal
"Hice estiramientos, me at¨¦ los cordones, y agradec¨ª a Dios los momentos que me estaba por proporcionar". K¨¦pler Laveram Lima Ferreira, m¨¢s conocido como Pepe, record¨® su ritual con estas palabras. Afuera, en la cancha, esperaba Turqu¨ªa. Antes de subir la escalera, seguramente bes¨® el medall¨®n de Nuestra Se?ora de F¨¢tima, que siempre lleva colgado al cuello. Salt¨® al campo y entonces hizo algo para lo que ven¨ªa prepar¨¢ndose desde hac¨ªa meses bajo la supervisi¨®n de su mujer, Sof¨ªa. A juzgar por los testigos, cumpli¨® con creces: nadie cant¨® La Portuguesa mejor que ¨¦l: "Her¨®is do mar, nobre povo/ na??o valente, imortal, / levantai hoje de novo/ o esplendor de Portugal!". [H¨¦roes del mar, noble pueblo/ naci¨®n valiente, inmortal/ levantad hoy de nuevo/ el esplendor de Portugal].
"Pens¨¦: 'Pepe, haz algo que d¨¦ resultado, pero que no perjudique a la defensa"
El portugu¨¦s adoptivo debut¨® con una naci¨®n que siente m¨¢s suya que Brasil
"Sent¨ª que ten¨ªa el deber de defender a todo un pa¨ªs", dijo despu¨¦s del partido
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Pepe, nacido en el norte de Brasil en 1985, relat¨® en el portal Gestifute.com su debut en una competici¨®n oficial con su pa¨ªs adoptivo. Despu¨¦s de cantar el himno, el nudo que llevaba en el est¨®mago se le desat¨®. Seg¨²n refiere en su relato, entonces le asalt¨® una suerte de sentimiento de misi¨®n mezclado con emociones de tono m¨ªstico. "Sent¨ª que ten¨ªa el deber de defender a todo un pa¨ªs, a toda una naci¨®n", escribi¨®. "S¨¦ que la felicidad existe, porque la sent¨ªa dentro de m¨ª".
Adem¨¢s de representar, contra Turqu¨ªa, al pa¨ªs que dice sentir m¨¢s propio que el que le vio nacer, el central del Real Madrid hizo lo que sue?an todos los futbolistas. Puso su sello y pas¨® a la historia. En su ¨¢rea, donde se anticip¨® por velocidad, y en el ¨¢rea de Volkan, portero rival, donde le anularon un gol y marc¨® otro. El primero de Portugal. Un gol anunciado desde la primera zancada de un recorrido que tuvo poder¨ªo, elegancia y sentido dram¨¢tico.
Pepe, que no marc¨® ni un solo gol con el Madrid esta temporada, record¨® que sus 30 metros de aventura entre las l¨ªneas turcas fueron un recurso de urgencia: "Le di la pelota a Ronaldo. Pens¨¦: 'T¨² que sabes, haz lo que debas en el uno contra uno'. Pero estaba marcado y me la devolvi¨®. Recib¨ª y me dije: 'Ahora que est¨¢s aqu¨ª, decide t¨², Pepe, haz algo que d¨¦ resultado pero que no perjudique a la defensa, que contigo aqu¨ª arriba est¨¢ desequilibrada'. Hice una conducci¨®n, procur¨¦ jugar con Nuno Gomes, y acompa?¨¦ la jugada. Nuno me devolvi¨® la pared y cuando la recib¨ª de nuevo estaba solo delante del portero".
Para Pepe, que ha demostrado que ser portugu¨¦s es una cuesti¨®n de fe, el partido contra Turqu¨ªa del s¨¢bado pasado fue una reafirmaci¨®n. "Quiero devolver a Portugal todo lo que me ha dado", dec¨ªa en octubre, cuando le preguntaban por su deseo de ir convocado con la selecci¨®n que dirige Luiz Filipe Scolari. Desde que lleg¨® a Madeira, con 17 a?os, procedente del Corinthians Alagoano de Macei¨®, este defensa central vocacional vivi¨® con gratitud la acogida. Primero, en el Mar¨ªtimo. Despu¨¦s, en el Oporto, equipo que lo fich¨® por recomendaci¨®n de Mourinho. En Oporto, adem¨¢s, conoci¨® a su mujer, Sof¨ªa, y comenz¨® a exhibir los rasgos futbol¨ªsticos y personales que le caracterizan. Mientras sus compa?eros se iban a bailar, Pepe cenaba con Sof¨ªa, en la intimidad y en el recogimiento. Mientras los colegas brasile?os regresaban a Brasil, en vacaciones, ¨¦l permanec¨ªa con sus suegros, se iba a cazar perdices en Tras Os Montes, o visitaba el santuario de F¨¢tima en compa?¨ªa de la inseparable Sof¨ªa. Su devoci¨®n cristiana creci¨® en igual proporci¨®n que su patriotismo. Cuando recibi¨® la nacionalidad, en 2007, fue como si recibiera los votos.
"El partido contra Turqu¨ªa fue importante", dijo; "porque represent¨® mi estreno para defender a un equipo y a una naci¨®n que son los m¨ªos". Despu¨¦s de su noche heroica, Pepe se acerc¨® a la grada y regal¨® su camiseta, no a los hinchas, como se suele hacer, sino a Sof¨ªa, la mujer que probablemente m¨¢s haya influido en su proceso de nacionalizaci¨®n espiritual. En la insistencia, el hombre revela el secreto de su amor por Portugal: "Antes de regresar con la expedici¨®n a Neuchatel [Suiza], le di un besito a Sof¨ªa. Y por la noche, dorm¨ª como un santo".
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