Coartadas ante la inmigraci¨®n
Si los vientos de la crisis econ¨®mica contin¨²an destruyendo puestos de trabajo en Espa?a y afectando a los sectores -como la vivienda- que han dado empleo a la poblaci¨®n inmigrante durante los ¨²ltimos a?os, los sembradores de estereotipos, recelos y alarmismos de car¨¢cter xen¨®fobo esparcidos durante la ¨²ltima campa?a electoral del PP redoblar¨¢n sus esfuerzos. Con el modelo de Berlusconi y Sarkozy como trasfondo, las preocupantes maniobras de los centros de decisi¨®n de la Uni¨®n Europea a fin de normalizar en el conjunto de los pa¨ªses miembros los procedimientos expeditivos, las expulsiones masivas y la desjudicializaci¨®n de las medidas policiales contra los inmigrantes dibujan un oscuro horizonte para la causa de los derechos humanos, una cuesti¨®n de principios en cuyo nombre se han venido librando las grandes batallas por la libertad desde la derrota de Hitler.
La crisis econ¨®mica repercute sobre la pol¨ªtica de inmigraci¨®n en toda la Uni¨®n Europea
El Informe de 2008 sobre la democracia en Espa?a -editado por la Fundaci¨®n Alternativas y dirigido por Joaqu¨ªn Estefan¨ªa- incluye un documentado cap¨ªtulo sobre la influencia de la inmigraci¨®n en la vida pol¨ªtica espa?ola a partir de comienzos del siglo XXI. El incremento del n¨²mero de residentes extranjeros desde el medio mill¨®n de finales de los a?os noventa hasta los cuatro millones largos de 2007 muestra las dimensiones cuantitativas de un fen¨®meno social cuya contribuci¨®n al crecimiento econ¨®mico, el remozamiento demogr¨¢fico y la recaudaci¨®n fiscal del Estado de bienestar y la Seguridad Social han sido espectaculares. Los servicios domiciliarios prestados por la poblaci¨®n inmigrante -en especial latinoamericana- al cuidado de los ni?os y a la asistencia de la tercera edad han facilitado la incorporaci¨®n de las mujeres al mercado de trabajo. Hasta ahora, la distinci¨®n como residentes en Espa?a entre los ciudadanos de la Uni¨®n Europea y los extranjeros procedentes de Am¨¦rica Latina, ?frica y Asia hab¨ªa resultado ¨²til a efectos operativos; sin embargo, la ampliaci¨®n hacia el Este de las fronteras europeas empieza a difuminar esa n¨ªtida separaci¨®n por nacionalidades.
El PP y los medios conservadores atribuyen la causa de la inmigraci¨®n irregular -esto es, carente de los documentos exigidos por la Administraci¨®n- a un misterioso efecto llamada voceado por una legislaci¨®n permisiva y escuchado a trav¨¦s de los montes y los mares. Pero los flujos migratorios se deben en realidad a factores de atracci¨®n como la demanda de trabajo, las mayores oportunidades de empleo y los salarios m¨¢s elevados. La demag¨®gica campa?a del principal partido de la oposici¨®n durante la pasada legislatura -"no cabemos todos"- contra la regularizaci¨®n en 2005 de 580.000 inmigrantes por el Gobierno socialista fingi¨® olvidar que Aznar legaliz¨® durante su mandato a 467.000 inmigrantes; el mismo Berlusconi, que vacila ahora entre tipificar como un delito la inmigraci¨®n ilegal o considerarla s¨®lo una agravante penal, super¨® todas las marcas de permisividad en 2002 con 700.000 legalizaciones.
Los inmigrantes irregulares contra su voluntad -desde su entrada en cayucos o sobrevenidos luego- han solido ser v¨ªctimas de empresarios inescrupulosos dispuestos a abusar de su indefensi¨®n legal para explotarlos como mano de obra infrapagada en condiciones de aut¨¦ntica servidumbre. Su obligada clandestinidad hace muy dif¨ªcil precisar el n¨²mero de irregulares existente tras el proceso de regularizaci¨®n de 2005: los c¨¢lculos m¨¢s optimistas se mueven en torno a las 300.000 personas pero los expertos multiplican ese n¨²mero por dos o por tres. La corporeizaci¨®n material de esos seres invisibles los convierte en usuarios de la sanidad y la ense?anza p¨²blicas gracias a su inscripci¨®n en el padr¨®n municipal, lo que les protege al menos de la enfermedad y les permite educar a los hijos.
Vienen, sin embargo, tiempos duros: si los inmigrantes con o sin papeles han sido durante los pasados a?os el ej¨¦rcito industrial de reserva definido por Marx como dep¨®sito inagotable de mano de obra barata, ahora llega el turno de excluirlos de la protecci¨®n del Estado de bienestar durante la ¨¦poca de las vacas flacas. Las sombr¨ªas perspectivas de la crisis econ¨®mica sirven de coartada en toda Europa -tambi¨¦n en Espa?a- a los pol¨ªticos y a los medios de comunicaci¨®n que propugnan la restricci¨®n de la concesi¨®n o de la renovaci¨®n de los permisos de residencia (mediante f¨®rmulas como el contrato de acogida e integraci¨®n que Sarkozy trata de imponer en la Uni¨®n Europea), la expulsi¨®n masiva a sus pa¨ªses de origen de los inmigrantes carentes de cobertura administrativa y la reclusi¨®n sin control judicial de los extranjeros cuya devoluci¨®n sea imposible en campos de internamiento hasta 180 d¨ªas (?qu¨¦ pasar¨ªa despu¨¦s de vencido ese plazo?).
Cabe esperar -o al menos desear- que los c¨¢lculos electoralistas, el acomodo con las relaciones con el poder y las invocaciones filisteas al sentido com¨²n no hagan olvidar al Gobierno de Zapatero que sus respuestas a esos desaf¨ªos afectar¨¢n a cuestiones de principio.
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