El lenguaje es sexista. ?Hay que forzar el cambio?
El idioma es reflejo de una sociedad machista - Pero el feminismo de la ministra A¨ªdo choca con la gram¨¢tica - ?Hay que respetarla o imponer su transformaci¨®n?
La palabra "miembra" es una incorrecci¨®n. No figura en el diccionario de la Real Academia Espa?ola, que fija la norma. Proferirla es una "estupidez", una "sandez" y una muestra de "feminismo salvaje", seg¨²n Javier Mar¨ªas, Fernando Savater y Juan Manuel de Prada. Pocas veces un error gramatical -con o sin intenci¨®n- desat¨® tales diatribas contra una miembro del Gobierno como le est¨¢ ocurriendo a Bibiana A¨ªdo, la primera ministra de Igualdad de la historia de Espa?a. "Palabras como guay o fistro no tuvieron tanta dificultad para ser incorporadas al diccionario. Puede haber una cuesti¨®n de machismo de fondo", se quej¨® la ministra d¨ªas despu¨¦s en una entrevista en la que cometi¨® otro error: la palabra fistro no figura en el diccionario.
Lo de "miembras" disgusta hasta a las miembros como Ana Mar¨ªa Matute
"No se puede emitir lenguaje con BOE, hay palabras que triunfan y otras no"
El feminismo y la gram¨¢tica espa?ola no se llevan bien. Viene de antiguo. "El lenguaje est¨¢ creado por el hombre, para el hombre y tiene como objeto el lenguaje del hombre", sostiene la fil¨®loga Pilar Careaga, autora de la obra El libro del buen hablar. Una apuesta por un lenguaje no sexista. Las mujeres se quejan de que no existen si no son nombradas, o que s¨®lo figuran de forma peyorativa en un sistema ling¨¹¨ªstico creado en sucesivas etapas de la historia en las que lo femenino no pintaba nada. La igualdad es tan reciente como que las espa?olas lograron el derecho a votar en 1931, mientras que los varones lo obtuvieron por vez primera en 1890. Los guardianes de la ling¨¹¨ªstica lo encuentran absurdo. "No tiene sentido pensar que la gram¨¢tica est¨¢ contra los hablantes. No es verdad, pero en las lenguas romances el masculino es el t¨¦rmino no marcado", tercia el acad¨¦mico Ignacio Bosque.
?Se puede decir "miembra"? Ya qued¨® dicho que no, que la RAE considera al sustantivo "miembro" como un nombre com¨²n en g¨¦nero, esto es, un t¨¦rmino ambidiestro, que sirve para unas y otros (las miembros, los miembros). Un transformista que se feminiza o masculiniza seg¨²n el contexto. Claro que no siempre fue as¨ª. Hasta 2005, la palabra "miembro" era considerada por la Academia un epiceno, un nombre asexuado, sin femenino ni masculino, como "v¨ªctima", "beb¨¦" o "criatura". Conclusi¨®n: las cosas cambian.
Hasta el acad¨¦mico Salvador Guti¨¦rrez, catedr¨¢tico de Ling¨¹¨ªstica General de la Universidad de Le¨®n, concedi¨® en plena tormenta que lo que hoy suena peregrino, ma?ana puede ser norma si la poblaci¨®n comienza a utilizarlo. "La lengua es el organismo m¨¢s democr¨¢tico que existe en el mundo", declar¨®.
En esa evoluci¨®n de las lenguas est¨¢n de acuerdo todos. En que lo hacen atendiendo a patrones de la calle, tambi¨¦n. "No se puede emitir lenguaje con BOE, el lenguaje se crea todos los d¨ªas y hay palabras que triunfan y otras no", sentencia Careaga. Como triunf¨® "rebeca" para designar a las chaquetas de punto sin cuello que vest¨ªa la protagonista de la pel¨ªcula que dirigi¨® Alfred Hitchcock a partir de la novela de Daphne du Maurier, Rebeca. "Las palabras van cambiando, pero no se puede hacer por decreto ni pedir a la Academia que las cambie. La Academia refleja la realidad", sostiene Bosque, que coordina los trabajos para la nueva gram¨¢tica, que sustituir¨¢ a la vigente desde 1973 (en realidad, un esbozo de la aprobada en 1931). Un cap¨ªtulo de la obra se dedicar¨¢ ¨ªntegramente al g¨¦nero.
Hay fil¨®logas, con a?os de experiencia en el estudio del sexismo en el lenguaje, que s¨ª defienden el uso de la palabra "miembras". "?Era incorrecto decir abogada antes de que la palabra estuviese en el diccionario de la RAE?", interpela ret¨®ricamente Eulalia Lled¨®. "No", contesta, "la correcci¨®n en la lengua no es un valor absoluto. Y no veo nada en contra de la correcci¨®n de la palabra miembra".
El Instituto de la Mujer, en su proyecto nombra.en.red, una base de datos para promover la escritura en femenino y en masculino, acepta la clasificaci¨®n del diccionario de la RAE. Pero no exclusivamente: "No podemos ignorar que son cada vez m¨¢s las hablantes a las que les gusta denominarse miembras, en contra del criterio de la Academia. Entre las alternativas que sugerimos, se cuentan tambi¨¦n aquellas que consideran la posibilidad de que la palabra miembro pase a ser de doble g¨¦nero, femenino y masculino".
Cuando esto lo ha asumido la ministra A¨ªdo, en un gui?o a las organizaciones de mujeres que luego trat¨® de rectificar y de nuevo reivindicar, la Academia se soliviant¨®. Lo de miembras disgusta hasta a las miembros. "Me parece incre¨ªble que una ministra tenga tan poco rigor, lo encuentro rid¨ªculo y negativo. La Academia no inventa, es un notario", sostiene Ana Mar¨ªa Matute, la ¨²nica escritora que pertenece a la instituci¨®n. La historiadora Carmen Iglesias y la cient¨ªfica Margarita Salas son las otras dos mujeres que se sientan en la Academia, donde el 93% son hombres.
"No cambiar¨ªa con m¨¢s mujeres en la RAE. Hay personas que defienden los cupos y otras, no. Lo importante es dar igualdad de oportunidades y que los puestos se hagan en condiciones de igualdad", asevera el acad¨¦mico Ignacio Bosque.
Distinta es la opini¨®n de Pilar Careaga: "Cambiar¨ªa con el 50% de acad¨¦micas. Pero ocurre que tres varones proponen a alguien que tiene que ser aprobado por una corporaci¨®n varonil. ?Es que Almudena Grandes y Maruja Torres son peores que Javier Mar¨ªas o Arturo P¨¦rez-Reverte?". Para la fil¨®loga, el cr¨¦dito de la instituci¨®n est¨¢ en entredicho por decisiones actuales y por exclusiones hist¨®ricas: "Se califica a s¨ª misma una Academia que no fue capaz de acoger a Mar¨ªa Moliner, la lexic¨®grafa por excelencia". Moliner falleci¨® en 1981, tres a?os despu¨¦s de que fuese admitida la primera acad¨¦mica: la escritora Carmen Conde.
La ¨²ltima persona en ingresar en la RAE ha sido el escritor Javier Mar¨ªas. D¨ªas antes, public¨® un art¨ªculo en este peri¨®dico que titul¨®: "No esperen por las mujeras". Y dec¨ªa as¨ª: "Es absurdo, adem¨¢s de dictatorial, que diferentes grupos -sean feministas, regionales o ¨¦tnicos- pretendan, o incluso exijan, que la RAE incorpore tal o cual palabra de su gusto, suprima del diccionario aquella otra de su desagrado, o 'consagre' el uso de cualquier disparate o burrada que les sean gratos a dichos grupos". Conclu¨ªa se?alando que no pueden borrarse vocablos por mucho que disgusten ahora al o¨ªdo, como "judiada", porque ha existido y se halla en textos cl¨¢sicos.
Ante palabras cargadas de prejuicios, Eulalia Lled¨® no propone la supresi¨®n, sino la incorporaci¨®n de una nota pragm¨¢tica aclaratoria. El diccionario recoge las palabras que la sociedad crea, pero tambi¨¦n consagra los usos ling¨¹¨ªsticos correctos. "La RAE deber¨ªa haberse puesto a la cabeza y no ir detr¨¢s del proceso de cambio que vivimos. Las palabras tienen que estar al servicio de las personas y no al rev¨¦s", considera Antonio Garc¨ªa, fundador de la Asociaci¨®n de Hombres por la Igualdad de G¨¦nero (Ahige).
El sexismo del lenguaje comenz¨® a combatirse a nivel internacional a partir de la primera Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en M¨¦xico en 1975. No es exclusivo de las lenguas latinas. "Hay par¨¢metros sexistas y androc¨¦ntricos universales, pero en cada lengua se manifiestan de distinta manera", indica Lled¨®.
Incluso el ingl¨¦s, citado a menudo como un ejemplo libre de carga sexista, ha recibido la presi¨®n de movimientos sociales en los setenta y los ochenta para eliminar prejuicios. Deborah Cameron, profesora de Lengua y Comunicaci¨®n en la Universidad de Oxford, pone el ejemplo de la palabra fireman (bombero), gestada a partir de la palabra man (hombre), que ha sido reemplazada con el t¨¦rmino firefighter. Cameron advierte de que los vocablos sexistas perviven en distinto grado en el lenguaje cotidiano y en los peri¨®dicos. Y concluye: "Las instituciones pueden legislar sobre el lenguaje, pero las reformas s¨®lo funcionan si la mayor¨ªa de los hablantes las aceptan. La gente nunca consulta a las autoridades antes de abrir la boca".
Gozar: conocer a una mujer carnalmente
Algunas definiciones de la RAE tienen un claro sesgo sexista.- Babosear: obsequiar a una mujer en exceso. - Hombre: individuo que tiene las cualidades consideradas varoniles por excelencia, como el valory la firmeza.- Hu¨¦rfano: dicho de una persona de menor edad a quien se le han muerto el padre y la madre o uno de los dos, especialmente el padre.- Mujer: que tiene las cualidades consideradas femeninas por excelencia. - Ni?ada: hecho o dicho impropio de la edad varonil, y semejante a lo que suelen hacer los ni?os, que no tienen advertencia ni reflexi¨®n. - Periquear: dicho de una mujer: disfrutar de excesiva libertad.
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