El campo argentino endurece la huelga
La clase media urbana se suma a la protesta tras el arresto de un l¨ªder agrario - El conflicto, generado por la subida de impuestos por decreto, cumple cien d¨ªas
El fantasma de la violencia se cierne sobre la sociedad argentina despu¨¦s de los graves incidentes acaecidos durante la jornada del s¨¢bado, que han llevado a su m¨¢xima expresi¨®n el enfrentamiento entre el Gobierno y los agricultores, apoyados por las clases medias urbanas, que hoy cumple los cien d¨ªas de duraci¨®n. Los cacerolazos, cortes de carreteras, forcejeos y manifestaciones a favor y en contra de la gesti¨®n de Cristina Fern¨¢ndez han protagonizado un fin de semana que se preve¨ªa, equivocadamente, tranquilo.
El estilo autoritario del Gobierno de Fern¨¢ndez irrita a¨²n m¨¢s a la gente
Los hechos se desencadenaron cuando la polic¨ªa argentina, por orden expresa del Gobierno, procedi¨® a levantar un bloqueo situado en Gualeguaych¨², a unos 200 kil¨®metros de Buenos Aires. Se trata de un corte de carretera liderado por Alfredo de Angeli, un l¨ªder rural que ha alcanzado una gran notoriedad durante el desarrollo del conflicto, surgido a ra¨ªz del aumento del 35% al 47% del impuesto de retenciones a la exportaci¨®n de granos, el pasado 19 de marzo.
Durante la actuaci¨®n policial, retransmitida en directo por la televisi¨®n, De Angeli y otras 18 personas fueron detenidas, lo que provoc¨® que miles de personas se lanzaran a carreteras y calles en todo el pa¨ªs protestando contra Cristina Fern¨¢ndez. El Gobierno justific¨® las detenciones por la violaci¨®n de dos art¨ªculos del C¨®digo Penal: impedir el libre tr¨¢nsito y resistencia a la autoridad. Pero el argumento ha exacerbado a¨²n m¨¢s los ¨¢nimos, porque el Gobierno ha permitido constantes bloqueos durante cuatro a?os y, de hecho, sigue permitiendo que un piquete cierre desde hace a?o y medio la frontera con Uruguay, a pocos kil¨®metros del lugar donde fue detenido De Angeli.
En los bloqueos de carreteras se concentraron miles de personas que entre gritos de "?A Buenos Aires! ?A Buenos Aires!" exig¨ªan la liberaci¨®n de los detenidos. La protesta se extendi¨® a las ciudades y en Buenos Aires volvi¨® a escucharse el ruido de cacerolas en numerosos barrios, incluyendo en la emblem¨¢tica plaza de Mayo. Cientos de personas se congregaron a las puertas de la residencia presidencial de Olivos, a las afueras de la capital federal, gritando consignas contra la presidenta y su marido, N¨¦stor Kirchner.
A medida que pasan las semanas, la protesta ha trascendido la reivindicaci¨®n econ¨®mica. El presidente de la Federaci¨®n Agraria Argentina, Eduardo Buzzi, denunci¨® la manera de gobernar de Cristina Fern¨¢ndez. "El Congreso es s¨®lo una notar¨ªa que simplemente constata lo que ha dicho el Gobierno", subray¨®. Los huelguistas denuncian adem¨¢s el exceso de decretos de emergencia y los pol¨¦micos "superpoderes" de los que se ha dotado la Presidencia de la Rep¨²blica en menoscabo del Parlamento. En Buenos Aires, los vecinos exig¨ªan que se cumpliera la Constituci¨®n. "Los Kirchner gobiernan en estado de emergencia cuando no lo hay", denunci¨® el diputado opositor Francisco de Narv¨¢ez. Por su parte, Elisa Carri¨®, l¨ªder del principal partido opositor, pidi¨® "la retirada de todas las fuerzas de seguridad en todo el pa¨ªs".
Reunidos en la residencia presidencial, Fern¨¢ndez, Kirchner y varios ministros y asesores decidieron a primera hora de la tarde una doble estrategia. Por un lado, dos de los principales ministros salieron a explicar en p¨²blico por qu¨¦ se hab¨ªa detenido a los huelguistas, y a recordar que el sistema de retenciones a las exportaciones est¨¢ recogido en el art¨ªculo 4 de la Constituci¨®n. Es decir, el Gobierno argentino no dar¨¢ marcha atr¨¢s porque su actuaci¨®n es leg¨ªtima.
En paralelo, N¨¦stor Kirchner, en su papel de presidente del Partido Justicialista (PJ), orden¨® una movilizaci¨®n de sus cuadros para "recuperar" la plaza de Mayo, cosa que sucedi¨® horas m¨¢s tarde con escasos conatos de violencia. Al lugar acudieron entonces ministros del Gobierno, l¨ªderes piqueteros oficialistas y Madres de Plaza de Mayo de la l¨ªnea que apoya a los Kirchner.
Para entonces, De Angeli y sus compa?eros ya hab¨ªan sido puestos en libertad, pero se manten¨ªa la protesta frente a la residencia de la presidenta. Entonces, por orden del pol¨¦mico secretario de Comercio, Guillermo Moreno, un centenar de j¨®venes, algunos armados con palos, se trasladaron desde la plaza de Mayo a Olivos, donde desalojaron violentamente a los opositores mientras entonaban la marcha peronista. Como empieza a ser habitual, la polic¨ªa antidisturbios liber¨® la zona previamente.
Los productores agropecuarios, que se encontraban divididos sobre su estrategia, acordaron ayer proseguir la huelga y llamaron a una jornada de protesta pasado ma?ana, aunque evitaron hablar de huelga general. Todav¨ªa.
La popularidad de Fern¨¢ndez se hunde
La imagen positiva de la presidenta Cristina Fern¨¢ndez se sit¨²a en el 24,4%, casi 30 puntos menos que la que ten¨ªa al comenzar su Gobierno en diciembre pasado, seg¨²n una encuesta divulgada ayer por la Universidad Abierta Interamericana. Un 27,9% de los encuestados calific¨® de regular la imagen de la presidenta y el 21,4%, de mala. El 82,7% indic¨® que el conflicto con el campo no se resolver¨¢ con el plan de obras p¨²blicas anunciado el lunes pasado por Fern¨¢ndez, que se financiar¨¢ con el dinero recaudado por el incremento de los impuestos a la exportaci¨®n de granos, cuya subida origin¨® la protesta. El 32,6% incluso consider¨® "nada probable" que esos recursos se destinen a la construcci¨®n de escuelas y hospitales, como prometi¨® el Gobierno.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.