Arte como ant¨ªdoto para las malas noticias
Ni siquiera la sombra de una nueva crisis econ¨®mica que planea sobre Argentina por el largo conflicto existente entre los productores agropecuarios y el Gobierno pudo empa?ar el optimismo que se vivi¨® entre artistas, coleccionistas, galeristas y p¨²blico en la reciente feria de arte contempor¨¢neo de Buenos Aires, arteBA, que celebr¨® entre el 28 de mayo al 2 de junio su decimos¨¦ptima edici¨®n. El balance de ventas de las galer¨ªas fue desigual y en general las consagradas tuvieron mejores resultados que las m¨¢s peque?as, pero el ¨¦xito de asistencia de p¨²blico (120.000 personas) y la sensaci¨®n de que la feria porte?a va avanzando en su camino de convertirse en una referencia imprescindible para el mercado latinoamericano contribuyen a que la imagen dominante sea que arteBA puede ser mejor y cada vez m¨¢s global en ediciones sucesivas.
M¨¢s all¨¢ de las cifras comerciales, arteBA tambi¨¦n avanz¨® en su consolidaci¨®n como un acontecimiento que trasciende el mero intercambio mercantil. Durante la feria convivieron de forma mucho m¨¢s arm¨®nica de lo que pod¨ªa esperarse las obras de creadores consagrados con las de j¨®venes desconocidos que aspiran a ocupar su espacio en el panorama art¨ªstico del continente. Pintura y fotograf¨ªa fueron los formatos dominantes aunque tambi¨¦n tuvieron sus espacios propios las instalaciones y el v¨ªdeo. La instalaci¨®n de un Barrio Joven, donde se exhib¨ªan las obras de los nuevos creadores, permiti¨® al p¨²blico ver en un espacio muy concentrado hacia d¨®nde caminan los artistas j¨®venes y, al mismo tiempo, facilit¨® a los coleccionistas la posibilidad de encontrar joyas ocultas que casi nunca superaban los 700 d¨®lares.
La presencia de galer¨ªas europeas en el programa general de la feria se limit¨® a las espa?olas Blanca Soto, Metta y Fernando Pradilla y a la francesa Brun L¨¦glise, que encontraron dificultades para vender sus obras debido a la elevada cotizaci¨®n del euro respecto al d¨®lar y el peso. Aunque esta presencia haya sido escasa puede servir como una v¨ªa de avance para que m¨¢s galeristas espa?oles y de otros pa¨ªses de Europa acudan a pr¨®ximas ediciones. La asistencia de nueve galer¨ªas brasile?as en esta edici¨®n apunta a que el inter¨¦s por acudir a arteBA va en aumento en el continente. Tambi¨¦n estuvieron presentes seis galer¨ªas estadounidenses, cinco chilenas, tres colombianas, tres peruanas y tres uruguayas. Parece evidente que en pr¨®ximas ediciones los galeristas de otras partes de Am¨¦rica vendr¨¢n en mayor n¨²mero y podr¨¢n situar definitivamente a Buenos Aires como uno de los referentes del mercado continental.
Pero sin duda que las grandes protagonistas de arteBA son las galer¨ªas argentinas que aprovecharon la ocasi¨®n para mostrar a los visitantes llegados de todo el mundo la variedad y riqueza de artistas con los que cuenta este pa¨ªs. A los nombres ya consagrados como Le¨®n Ferrari (ganador del Le¨®n de Oro en la ¨²ltima Bienal de Venecia), Marta Minujin o Juan Mel¨¦ se unen los de nuevas figuras a¨²n poco conocidas fuera de su pa¨ªs pero que sin duda tienen posibilidades de ocupar un lugar destacado en el contexto del arte internacional, como es el caso de Milo Lockett, Laura Spivak o Marina de Caro, entre otros.
Dentro de la multitud de galer¨ªas argentinas presentes se apreciaban dos filosof¨ªas muy diferentes entre s¨ª. Por un lado, las que cuentan con una trayectoria m¨¢s consolidada como Ruth Benzacar o Braga Men¨¦ndez, que apuestan por una forma m¨¢s cl¨¢sica de presentar sus piezas a los coleccionistas y, por otra parte, emerge un modelo que encabeza la galer¨ªa porte?a Appetite y que apuesta por captar a compradores m¨¢s j¨®venes y m¨¢s dispuestos a arriesgar. Bastaba con ver la disposici¨®n y el ambiente de los distintos espacios expositores para darse cuenta de las evidentes diferencias entre ambas estrategias.
Uno de los aciertos de los organizadores fue habilitar espacios diferenciados para exhibir v¨ªdeos e instalaciones. De esta forma se consigue que los visitantes tengan menos facilidades para encontrar el tipo de piezas que quieren ver y, al mismo tiempo, se consigue que no exista una separaci¨®n traum¨¢tica entre las galer¨ªas que forman parte del programa general de la feria y las dem¨¢s. De hecho, tanto el Barrio Joven como la zona dedicada a los videocreadores y el Open Space (dedicado a las instalaciones) se convirtieron en puntos de referencia para un p¨²blico que a veces buscaba un lugar de descanso (f¨ªsico y visual) tras moverse durante mucho tiempo entre el trasiego de los espacios expositores de las galer¨ªas.
arteBA es algo m¨¢s que mercado, como demuestra el gran inter¨¦s que despert¨® el programa de conferencias y debates que se desarroll¨® durante la feria y en el que se trataron cuestiones como el futuro de los museos o la visibilidad del arte latinoamericano en Europa. Los comisarios Cuauht¨¦moc Medina, Tanya Barson y Hans-Michael Herzog fueron algunos de los participantes en estas sesiones que permitieron comprobar que la discusi¨®n sigue siendo un buen medio para tratar de encontrar caminos que aporten respuestas a los problemas. En arteBA qued¨® claro que el arte sigue siendo una v¨ªa de escape para olvidar la cruda realidad que nos rodea y que los creadores siguen trabajando y tratando de encontrar v¨ªas para mostrar sus obras a pesar de que en el exterior la tormenta arrecia y parece que la crisis del pa¨ªs nunca llega a su fin. Aunque no hay que olvidar que tambi¨¦n en el mundo art¨ªstico hay reclamos al Gobierno, como el levantamiento de las trabas para el comercio de obras de arte y la creaci¨®n de una ley del mecenazgo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.