Sarkozy gana el pulso a los sindicatos
La popularidad del presidente franc¨¦s sigue bajo m¨ªnimos, pero su programa de reformas sociales sigue adelante
Salir del pozo le llevar¨¢ tiempo. La popularidad del presidente franc¨¦s, Nicolas Sarkozy, remonta muy despacio. Sube un punto en los ¨²ltimos sondeos, hasta el 36%. La l¨ªnea de flotaci¨®n queda lejos. Pero est¨¢ ganando la batalla de las reformas. El fracaso de la jornada de movilizaci¨®n organizada esta semana por cuatro centrales sindicales francesas contra el aumento de un a?o en la cotizaci¨®n para las pensiones y en defensa de la jornada laboral de 35 horas, marca un punto de inflexi¨®n en el pulso que mantiene con los sindicatos por la reforma del modelo laboral franc¨¦s.
Las centrales deben obtener un m¨ªnimo de un 10% de votos en las elecciones
La precaria unidad sindical se ha roto al fijarse un l¨ªmite de representatividad
A decir de los l¨ªderes sindicales, junio iba a ser el mes m¨¢s "caliente" de la legislatura. Pero la diferencia entre las d¨¦biles movilizaciones de las ¨²ltimas semanas y las importantes protestas del pasado oto?o es el mejor ejemplo de c¨®mo Sarkozy est¨¢ imponiendo su calendario de reformas en un pa¨ªs que muchos consideran irreformable.
La Confederaci¨®n General del Trabajo (CGT), convocante de las ¨²ltimas movilizaciones -junto a la CFDT, la FSU y Sud-Solidaires- no pretend¨ªa, como a menudo en el pasado, perturbar los transportes p¨²blicos, cerrar las escuelas ni paralizar el pa¨ªs. Pero se hab¨ªa propuesto sacar a la calle a un mill¨®n de manifestantes en un centenar de ciudades de toda Francia. Las cifras de este tipo de convocatorias siempre son discutibles, pero la propia CGT admite que s¨®lo desfil¨® medio mill¨®n de personas, lejos de los 700.000 que supuestamente se manifestaron el pasado 22 de mayo en la jornada nacional contra la reforma de las pensiones.
Bernard Thibault, el secretario general de la CGT, ha protagonizado la an¨¦cdota que mejor define el momento del combate entre el Gobierno y los sindicatos: no pudo encabezar la manifestaci¨®n celebrada en Par¨ªs, aquejado de un fuerte dolor de espalda.
Thibault, que anunci¨® otra jornada de acci¨®n para el 7 de octubre, atribuye el fiasco a la divisi¨®n sindical. Ni Fuerza Obrera ni la CFTC, las otras dos grandes centrales sindicales, secundaron la convocatoria. Ambas hab¨ªan rechazado firmar el texto sobre la flexibilizaci¨®n de la jornada laboral de 35 horas que hab¨ªan pactado CGT y CFDT, que inclu¨ªa tambi¨¦n un nuevo modelo de representatividad sindical. Las centrales acusan al Ejecutivo de haberles enga?ado y, entre ellas, de hacer trampas.
El art¨ªfice de tal desestabilizaci¨®n de los sindicatos no es otro que Xavier Bertrand, el ministro de Trabajo, miembro del grupo reducido de siete personas que cada lunes se re¨²ne con el presidente de la Rep¨²blica. Los observadores apuntan a Bertrand como el pr¨®ximo primer ministro, una vez que el actual, Fran?ois Fillon, se haya quemado con la primera fase de las reformas. La habilidad de Bertrand ha consistido en involucrar a los dos grandes sindicatos en la negociaci¨®n de la Ley de Modernizaci¨®n del mercado de trabajo, que incluye la reforma de la semana de 35 horas introducida en la legislaci¨®n por el Gobierno socialista de Lionel Jospin, a finales del decenio anterior. Sarkozy prometi¨® "la reforma del sistema de relaciones sociales", un eufemismo que remite a la particularidad del modelo sindical franc¨¦s, escasamente representativo y con una baj¨ªsima tasa de afiliaci¨®n (menos del 7%), que se basa en una ley de 1950 que fijaba una serie mecanismos que pervierten la representatividad de los sindicatos. Con la nueva ley, a partir del a?o pr¨®ximo, para ser representativos en una empresa, los sindicatos deben obtener un m¨ªnimo de un 10% de votos en las elecciones. Lo cual beneficia a la CGT y la CFDT y perjudica a los dem¨¢s en distintos grados. As¨ª se ha roto la siempre precaria unidad sindical.
La primera piedra del edificio la puso Sarkozy al poco de llegar al poder: una ley de servicios m¨ªnimos en los transportes terrestres, votada por el procedimiento de urgencia el 21 de agosto de 2007, a las pocas semanas de la elecci¨®n de Sarkozy como presidente de la Rep¨²blica. Conviene precisar que, en Francia, los servicios m¨ªnimos no estaban regulados anteriormente. La ley en cuesti¨®n fue aprobada sin encontrar resistencia e incluso se aplic¨® sin demasiado ¨¦nfasis durante las protestas del oto?o de 2007. Una h¨¢bil estratagema, porque el siguiente paso ha sido poner en marcha la regla de que los trabajadores del sector p¨²blico, esencialmente educaci¨®n y transportes, que quieran hacer huelga, deben comunicarlo con 48 horas de antelaci¨®n, lo cual permite a la Administraci¨®n y las empresas p¨²blicas organizar el trabajo de modo que afecte lo menos posible a los ciudadanos.
Tambi¨¦n en el oto?o pasado, el Gobierno emprendi¨® la reforma de los reg¨ªmenes especiales de pensiones, un viejo sistema de privilegios que permit¨ªa a determinados colectivos cotizar para su pensi¨®n menos tiempo que al resto de los trabajadores. El choque fue notable, pero los sindicatos comprendieron que esta causa no contaba con la simpat¨ªa de la opini¨®n p¨²blica y pactaron finalmente un acuerdo. Fue la primera v¨ªa de agua en el bloque sindical y por el flanco m¨¢s d¨¦bil.
Quedan, sin embargo, los n¨²cleos m¨¢s duros: los sectores enquistados en privilegios. Como el caso de los descargadores de los puertos de Nantes, Marsella, Burdeos, Dunkerque y Le Havre, que intentan impedir la siempre aplazada reforma de los puertos aut¨®nomos, impulsada por el Gobierno y que la c¨¢mara de los diputados est¨¢ debatiendo. Y numerosos colectivos como los empleados de M¨¦t¨¦o-France (los servicios meteorol¨®gicos), que convocaron una huelga de dos semanas, suspendida s¨®lo despu¨¦s de que la direcci¨®n prometiera mantener abiertos todos los centros departamentales, al menos hasta 2012. Por no hablar del sector audiovisual p¨²blico, que intenta impedir la supresi¨®n de la publicidad decidida por Sarkozy.
Y le quedan cuatro a?os de mandato.
![Manifestaci¨®n contra la reforma de las pensiones, el martes en Marsella.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/ETS3VP3XDA3VSOYGQIDQNMLTHA.jpg?auth=9f17e7b6777b78309c328f96563ced2bc8d6025a573134d69349ef58d0945a7e&width=414)
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