Espa?a se sacude los fantasmas
La selecci¨®n alcanza su primera semifinal desde 1984 tras un partido de m¨¢xima exigencia
Veinticuatro a?os despu¨¦s, Espa?a se sacudi¨® unos cuantos fantasmas. Por fin. Lo hizo tras matricularse con entereza ante un rival con colmillos, de ¨¦sos a los que hay que digerir hasta el hueso. La selecci¨®n tuvo el cuajo necesario para no destemplarse en un partido de m¨¢xima exigencia, forzada hasta la extenuaci¨®n por Italia, que, a falta de talento, fue el equipo crudo que se esperaba, lo que engrandece el triunfo espa?ol. No s¨®lo por el resultado, no s¨®lo por alcanzar su primera semifinal desde la Eurocopa de 1984, sino por haberse sobrepuesto a la penitencia de los penaltis, una vieja cruz. Casillas, que no es un especialista, quit¨® la losa a Espa?a. Un pasado torturador que no pudo con Villa, Cazorla, Senna y Cesc. El tropiezo de G¨¹iza en la rueda final no evit¨® una victoria de enorme valor simb¨®lico y an¨ªmico, una vacuna contra el pesimismo cr¨®nico del f¨²tbol espa?ol. Esta generaci¨®n tiene recorrido.
Bajo un bochorno atmosf¨¦rico, el partido, tan emotivo y ag¨®nico al final, no arranc¨® hasta pasado el descanso. De entrada, el conjunto de Luis destil¨® un f¨²tbol an¨¦mico, demasiado tierno, con muchos jugadores con cadenas en los pies, paralizados por esa hipoteca hist¨®rica que pagan todas las generaciones espa?olas. Incapaz de exorcizar tantos demonios, Espa?a concedi¨® una ventaja capital a su adversario: que el tiempo avanzara sin que nada ocurriera, sin sobresaltos. Un paisaje id¨®neo para Italia, que nunca sinti¨® que tuviera que mover el ¨¢rbol. A los italianos les van los partidos contemplativos, de aire pedregoso. Se trata de que nada ocurra a la espera de una falta, un pelotazo a Toni o cualquier rebote. Encogida Espa?a, el calentamiento se prolong¨® hasta la eternidad, sin chispas, todo muy funcionarial. En el primer acto, con el partido a los pies de Xavi, a su alrededor s¨®lo hubo barbecho. Apenas dos diagonales de Silva cuando se desplaz¨® a la derecha alteraron a Buffon, que ataj¨® el primer disparo y s¨®lo pudo visualizar de forma angustiosa el segundo, extraviado por un palmo. De Italia s¨®lo hubo una pista. C¨®mo no, de Toni, que estrell¨® un cabezazo en el cuello de Marchena, que, a falta de cent¨ªmetros, hizo de dique. Ya en el segundo periodo, con su corpach¨®n, Toni, un futbolista sin techo, arm¨® un alboroto frente a Casillas que resolvi¨® el capit¨¢n espa?ol al despejar con el pie un remate de Camoranesi a cent¨ªmetros del gol. Sin tacones, Puyol y Marchena tuvieron que aplicar el mejor manual para frenar a la gr¨²a italiana.
Ante tanto sosiego, a Italia le bastaba con neutralizar las l¨ªneas de pase y desenchufar as¨ª a Villa y Torres, obligados la mayor¨ªa de las veces a jugar de espaldas. Espa?a tampoco encontr¨® una v¨ªa con Iniesta, esterilizado todo el campeonato, sin ¨¢ngel. Como en las jornadas precedentes, Luis le retir¨® al inicio del segundo tramo. El duelo necesitaba un agitador y nadie ha cumplido mejor ese papel que Cazorla. Al tiempo, relev¨® al principal guionista y apost¨® por el repertorio de Cesc en detrimento de Xavi. Espa?a cambi¨® de marcha, aument¨® los decibelios y Torres y Villa, por fin, pudieron jugar con la vista al frente. Italia no capitul¨® en la defensa, pero su medio campo se descosi¨® un poco. Con m¨¢s horizonte, el encuentro se volvi¨® menos ¨¢cido. A falta de po¨¦tica, hubo tajo en las ¨¢reas. Italia, siempre con Toni como diana; Espa?a, m¨¢s coral. Si Camoranesi hab¨ªa tenido su momento, lleg¨® entonces el de Senna, excelente en el segundo trecho, cuyo zurriagazo se le escap¨® a Buffon. El poste le hizo un gui?o.
Con el partido m¨¢s ventilado, el choque adquiri¨® un tono dram¨¢tico, consecuencia del v¨¦rtigo que provoca siempre una pr¨®rroga, cuando se acortan los plazos y cualquier desliz resulta fatal. Al filo, nadie se maneja como Italia. No importa la edad de sus futbolistas. Es hereditario. Espa?a ten¨ªa que poner a prueba su madurez tanto por la inexperiencia de un racimo de jugadores como por su perpetua consternaci¨®n en las grandes citas.
Luis se jug¨® la baza de G¨¹iza. Italia, que no es un equipo pl¨¢stico, pero s¨ª firme, mantuvo la resistencia. Al fin y al cabo, hab¨ªa llevado al l¨ªmite a un rival superior, con muchos m¨¢s recursos t¨¦cnicos. Luego, a esperar una pedrea. Como la que casi se cobra Di Natale, al que Casillas tuvo que desviar un exigente cabezazo. Fue la r¨¦plica a otro disparo ajustad¨ªsimo de Silva tras un servicio de G¨¹iza, que barri¨® el frente de ataque con movimientos muy inteligentes para dislocar a los centrales de Donadoni.
Al igual que al resto, le falt¨® precisi¨®n y Espa?a se vio condenada a los penaltis y, de nuevo, bajo el yugo de la maldici¨®n de San Paulino, fecha en la que se desplom¨® desde ese punto en 1986, 1996 y 2002. Una situaci¨®n extrema para chicos como Cazorla, G¨¹iza y Cesc, m¨¢s curtido, pero ante la ruleta de su vida con s¨®lo 21 a?os. Se agigant¨® Casillas, acert¨® Cesc y Espa?a rompi¨® un maleficio. Y no s¨®lo el de Paulino el santo. Superada la gran barrera de los cuartos, ahora quedan dos listones. Ya hay menos fantasmas.
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