El poder de la paciencia
Hiddink supo esperar el momento adecuado para cambiar los h¨¢bitos de la selecci¨®n rusa
Dicen que, cuando Guus Hiddink se hizo cargo de ella, la selecci¨®n rusa era como un barco con las mamparas podridas. A punto de hundirse. Dos a?os despu¨¦s, se ha clasificado para las semifinales de un gran torneo por primera vez.
Al principio, nada parec¨ªa tener sentido. Lo primero que hizo Hiddink cuando le nombraron seleccionador de Rusia, en 2006, fue concentrar al equipo en el hotel Burj al Arab, de siete estrellas, que tiene fama de ser el m¨¢s lujoso del mundo, punto de tr¨¢nsito de la far¨¢ndula a su paso por el golfo P¨¦rsico. Para reforzar su cuerpo t¨¦cnico puso a Joop Albeda a cargo de la preparaci¨®n f¨ªsica. Albeda, t¨¦cnico de voleibol, hab¨ªa sido el jefe de la delegaci¨®n holandesa en los Juegos de Sidney 2000 y gozaba de la m¨¢xima reputaci¨®n en su pa¨ªs por su m¨¦todo cient¨ªfico. Acostumbrado a la austeridad de los deportes ol¨ªmpicos, Albeda se qued¨® perplejo ante el derroche que rodeaba al f¨²tbol.
Lo primero que hizo el t¨¦cnico fue estudiar el car¨¢cter de los rusos
Al principio, no comprendi¨® la actitud de Hiddink. El hombre parec¨ªa ignorar por completo la deriva que carcom¨ªa a la selecci¨®n. En Dubai, Hiddink actuaba como si la cosa no fuera con ¨¦l. Se pasaba las tardes tomando caf¨¦s con Madonna o con cualquiera que pasara por all¨ª. Los futbolistas se desperdigaban, cada uno por su lado, bajo el liderazgo de Titov y Smertzin, dos tiranos que operaban al amparo de una federaci¨®n incompetente. El ambiente era el menos indicado para trabajar. Las prostitutas deambulaban por la concentraci¨®n con m¨¢s libertad que los entrenadores. A lo largo de la semana que dur¨® el viaje, Albeda no pudo encontrar diez minutos para discutir la planificaci¨®n. Hiddink le ped¨ªa paciencia. Pero ¨¦l perdi¨® los nervios.
Albeda regres¨® al voleibol. Hace unos d¨ªas atendi¨® el tel¨¦fono desde la concentraci¨®n de su equipo y record¨® su experiencia con Hiddink con gran cari?o. "Lo primero que hizo Guus fue leer", dice; "lo hace siempre que va a trabajar al extranjero. ?l le¨ªa much¨ªsimos libros sobre Rusia porque quer¨ªa comprender por qu¨¦ la gente reaccionaba como lo hac¨ªa. Pensaba que s¨®lo as¨ª podr¨ªa ayudarlos. Nunca me hab¨ªa encontrado a alguien tan paciente. Normalmente, cuando est¨¢s al mando de un equipo, lo quieres cambiar todo r¨¢pidamente. ?l supo esperar y reconocer el momento exacto para cambiar las cosas y ajustar el equipo a sus valores. Fue paciente con los veteranos que lideraban a Rusia a pesar de saber que no ten¨ªan ninguna perspectiva de adaptarse a su modo de trabajar. Hiddink nunca habr¨ªa hecho lo que hizo Koeman en el Valencia despidiendo a Ca?izares y Albelda nada m¨¢s llegar".
Viktor Onopko, el director deportivo de la federaci¨®n rusa, admite un cambio radical. "Hiddink", dice, "es el primer entrenador que ha hablado con los jugadores. Los escucha y, a la hora de imponer reglas, intenta que sean los jugadores los que se autorregulen. Antes, los t¨¦cnicos mandaban. Nada m¨¢s".
Vicente del Bosque coincidi¨® con Hiddink en la Ciudad Deportiva de la Castellana cuando el holand¨¦s dirigi¨® al Madrid. Su recuerdo es el de un hombre extra?o para lo que se estila en el f¨²tbol. "Hiddink ha sido una de las mejores personas que pasaron por el vestuario del Madrid", asegura. "Nunca he visto a un t¨¦cnico con esa capacidad de ejecuci¨®n", insiste Albeda; "Hiddink es bueno en establecer una direcci¨®n, en conectar a la gente y, sobre todo, en ejecutar el plan. Siempre consigue lo que quiere".
Los jugadores de Corea del Sur lo saben bien. Durante el Mundial de 2002, Hiddink le pidi¨® al presidente, Kim Dae Jung, que permitiera a sus jugadores pasar por alto una de las cuatro obligaciones que impone la Constituci¨®n a sus ciudadanos: 24 meses de servicio militar. Dae Jung se neg¨®. Pero el seleccionador no se dio por vencido. Esper¨® al partido contra Italia y, mientras sus jugadores calentaban, se dirigi¨® al palco y volvi¨® a rogar a Dae Jung una concesi¨®n extraordinaria. El presidente cedi¨® y Hiddink lo anunci¨® en el vestuario. Cuando su equipo estaba a punto de saltar al campo, los reuni¨® y les puso sobre aviso: "No har¨¦is el servicio militar". A las dos horas, Italia estaba fuera de la Copa del Mundo.
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