Parejas
El maravilloso mundo de la aventura en pareja tiene muchas ventajas, pero tambi¨¦n un inconveniente: ya ha sido muy explotado por la televisi¨®n. Roger Moore y Tony Curtis, por ejemplo, protagonizaron en 1971 la serie Los persuasores. Moore era un arist¨®crata ingl¨¦s, Curtis era un millonario estadounidense, y ambos viajaban por el mundo seduciendo se?oritas (la ¨¦poca exig¨ªa disipar cualquier sospecha de homosexualidad) y, en los ratos libres, resolviendo intrigas internacionales.
Unos a?os m¨¢s tarde, en 1979, Robert Wagner y Stefanie Powers rescataron el esp¨ªritu de Los persuasores en Hart y Hart. Trataba de una pareja de multimillonarios con Rolls-Royce descapotable que viajaban por el mundo resolviendo intrigas internacionales; como no hab¨ªa ninguna hipot¨¦tica homosexualidad que despejar, mataban los tiempos muertos charlando con el mayordomo.
El esp¨ªritu de la pareja rica y elegante, que viaja por el mundo resolviendo misterios y viviendo intensamente, parece haber saltado de la pantalla a la realidad. El otro d¨ªa, viendo al audaz Nicolas Sarkozy y a su esposa, Carla Bruni, precipit¨¢ndose hacia el avi¨®n (un pobre soldado se hab¨ªa suicidado en las cercan¨ªas y la polic¨ªa israel¨ª no quer¨ªa complicaciones) para despegar de inmediato en busca de nuevas y emocionantes aventuras, cre¨ª asistir a un episodio piloto.
?No estar¨ªa bien? Nada de un millonario, como en las otras series: todo un presidente de la Rep¨²blica Francesa, con su force de frappe, sus portaaviones y sus yates prestados, y una famosa supermodelo, poetisa y cantante, huida de Italia por la amenaza terrorista.
Antes, algunas series, como El ala oeste de la Casa Blanca, intentaban reflejar el mundo de la pol¨ªtica. Ahora es la pol¨ªtica europea la que se parece a ciertas series americanas. No diremos a cu¨¢l se parece la pol¨ªtica italiana, para no ofender a nadie.
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