La muerte de la marmota

En la pel¨ªcula Atrapado en el tiempo (1993) una extra?a maldici¨®n hac¨ªa que Bill Murray repitiera una y otra vez el mismo d¨ªa. Se levantaba con la misma m¨²sica del d¨ªa anterior y asist¨ªa una y otra vez a la fiesta local de Punxsutawney, el famoso d¨ªa de la marmota, en el que el bicho predice cu¨¢nto le queda al invierno. Hac¨ªa muchos a?os que a la selecci¨®n espa?ola le pasaba como a Bill Murray. Siempre lo mismo, siempre en cuartos, siempre la misma desgracia de ¨²ltima hora, siempre la jodida marmota. Esa fue la sensaci¨®n que tuvo Isidoro Tapia, gaditano de 28 a?os, la semana pasada cuando Espa?a lleg¨® a los penaltis contra Italia en los cuartos. "Pero par¨® Casillas y marc¨® Cesc. Y por fin matamos a la marmota", dice Isidoro.

"Intentamos ser italianos, alemanes, y hab¨ªa que ser lo que somos, bajitos"

La fiesta previa a la fiesta de ayer se vivi¨® en las casas de los madrile?os como siempre se ha vivido este tipo de encuentros. Cuatro amigos en torno a una mesa con cervezas y tortilla de patatas. A la mesa de Isidoro y M¨®nica se unieron otros dos amigos, Ra¨²l y Albert, para ver la final con la sensaci¨®n de que hab¨ªan asistido d¨ªas atr¨¢s, con el gol de Cesc, al funeral virtual de la marmota. As¨ª que, en cierto modo, daba un poco igual lo que pasara ayer. Los cuatro amigos, nacidos en los 70, viv¨ªan su primera final desde la de Par¨ªs en el 84, cuando a¨²n eran unos enanos. "Mi primer recuerdo es del gol de Arconada, bueno, el que meti¨® Platini", comenta Ra¨²l, palentino de 30 a?os. "Ten¨ªa seis a?os. Desde entonces, todo lo que pasaba cada vez que jugaba Espa?a era lo mismo: el fallo de un jugador y a casa. Hasta el otro d¨ªa, siempre ten¨ªa la sensaci¨®n de que algo malo pasar¨ªa. Y pasaba". "Yo me acuerdo del mundial de M¨¦xico en el 86. En los cuartos pas¨® lo de siempre: jugamos mejor que B¨¦lgica, llegamos a los penaltis y fall¨® Eloy", dice Isidoro.

Se inici¨® una larga espera que concluy¨® ayer. La selecci¨®n y sus seguidores se hicieron mayores. Los cuatro se abrazaron gritando. "Hab¨ªamos intentado volvernos italianos, alemanes, jugar como ellos y nos hemos dado cuenta de que s¨®lo hab¨ªa que ser lo que somos: unos t¨ªos bajitos sin complejos que juegan tocando la pelota", aseguraba Albert. Luego salieron a la calle. "Madrid es como la selecci¨®n, cada uno somos de un sitio. Primero nos vamos a quemar la ciudad. Luego a por el Mundial". La marmota ha muerto.

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