Lo eficaz no es lo justo
El Diccionario de la Real Academia Espa?ola de la Lengua define eficacia como la "capacidad de lograr el efecto que se desea o se espera". Si nos centramos por un momento en la definici¨®n, podemos advertir c¨®mo la misma est¨¢ desprovista de cualquier connotaci¨®n moral o ¨¦tica. A pesar de la asepsia del t¨¦rmino, o quiz¨¢ precisamente por eso, cada vez se utiliza m¨¢s para justificar cualquier actuaci¨®n administrativa o una determinada medida legislativa. Poniendo el acento en el efecto que se desea o se espera, que sin duda puede ser razonable y justo, se soslaya el verdadero dilema, que no es otro que la capacidad para lograrlo. La capacidad, entendida como disposici¨®n de medios de todo tipo, id¨®neos para lograr un fin determinado o, de forma m¨¢s precisa, el ejercicio de esa capacidad, su realizaci¨®n material, puede convertir cualquier fin u objetivo justo y razonable en algo injusto e irracional, en la medida en que capacidad y efecto est¨¢n indisolublemente unidos, de manera que el efecto no legitima la capacidad, sino que es el ejercicio de esa capacidad, la forma de realizarla, la que legitima el efecto.
En d¨ªas pasados, la Uni¨®n Europea ha aprobado la llamada Directiva de Retorno, que permite ampliar en casos excepcionales el plazo m¨¢ximo de internamiento de los extranjeros indocumentados, como paso previo a su expulsi¨®n, desde los seis hasta los 18 meses. En Espa?a, actualmente, el plazo m¨¢ximo es de 40 d¨ªas. Arguyen los defensores de la medida su necesidad y eficacia -el principio de eficacia aparece en pr¨¢cticamente todas las intervenciones p¨²blicas sobre la medida, tanto a favor como en contra, dejando de lado la cuesti¨®n fundamental de la justificaci¨®n moral y ¨¦tica de la misma- para luchar contra el tr¨¢fico il¨ªcito de personas que, de hecho, se ha convertido en un negocio muy lucrativo a nivel internacional, m¨¢s incluso que el tr¨¢fico de armas o de drogas. Cualquier privaci¨®n de libertad, y m¨¢s si es preventiva -el internamiento en un centro de extranjeros tiene tal naturaleza, ya que su finalidad es garantizar la eficacia de la orden de expulsi¨®n, si llegado el d¨ªa el inmigrante no pudiera ser localizado- no debe prolongarse m¨¢s all¨¢ del tiempo estrictamente necesario para conseguir sus fines. No creo que los plazos m¨¢ximos aprobados, de considerable duraci¨®n, cumplan los criterios de razonabilidad y proporcionalidad exigibles. En una sociedad moderna y desarrollada, como pretende ser la europea, una orden de expulsi¨®n deber¨ªa poder ejecutarse en menos tiempo, y aunque no fuera as¨ª, resultar¨ªa desproporcionado y ¨¦ticamente reprobable privar de libertad durante tan largo plazo a quien, sin da?ar a los bienes ni a las personas, tiene por ¨²nico af¨¢n la supervivencia, algo consustancial al hombre y motor de todas las migraciones que en el mundo han existido. El derecho a sobrevivir, no de cualquier forma, sino de una manera digna, es el primer derecho del hombre, pues es el soporte de todos los dem¨¢s. Del derecho a vivir mejor, adem¨¢s, conocen bien en Andaluc¨ªa, tierra tradicionalmente de emigrantes y que, afortunadamente, merced al desarrollo econ¨®mico y al cambio pol¨ªtico, se ha convertido en territorio de inmigraci¨®n, que aspira tambi¨¦n a serlo de integraci¨®n.
Si ya la propia situaci¨®n de "ilegalidad" coloca o sit¨²a al inmigrante en la marginalidad y en la exclusi¨®n social, la amenaza de una reclusi¨®n tan larga, comparable en su duraci¨®n con la que se puede imponer como castigo de muchos delitos, la agrava a¨²n mas. Una legislaci¨®n tan dura con el inmigrante lo aboca, a modo de fatal destino, a una vida de clandestinidad, de continuo temor y de desconfianza hacia todo aquello que suponga autoridad o gobierno. La delincuencia es el siguiente paso, dando as¨ª argumentos a quienes demandan un endurecimiento de las pol¨ªticas de inmigraci¨®n con medidas de car¨¢cter meramente policial o represivo; eficaces, dir¨¢n algunos, entrando as¨ª en una peligrosa deriva muy dif¨ªcil de detener pues lo eficaz no tiene m¨¢s l¨ªmite que el propio fin pretendido, quedando as¨ª lejos de lo que es justo.
Pablo Surroca Casas es juez y miembro del secretariado de Jueces para la Democracia
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