Negr¨ªn y 35 viejos militantes socialistas
El que el congreso del PSOE haya rehabilitado a 36 militantes, entre ellos Juan Negr¨ªn, significa predicar con el ejemplo. No se puede recuperar la memoria hist¨®rica sin asumir la propia
El Congreso del PSOE ha adoptado una resoluci¨®n que quiz¨¢ llame la atenci¨®n a muchos espa?oles: tres docenas de viejos socialistas (entre los cuales el presidente y secretario del partido, ministros y diputados, cargos sindicales y org¨¢nicos) han sido reincorporados a la militancia a t¨ªtulo p¨®stumo. Hab¨ªan sido expulsados mediante una nota publicada en El Socialista el 23 de abril de 1946, poco antes de la celebraci¨®n de un congreso en el exilio. Adem¨¢s de a Juan Negr¨ªn afect¨® a Julio ?lvarez del Vayo; Ram¨®n Lamoneda; Ram¨®n Gonz¨¢lez Pe?a; Jer¨®nimo Bujeda; Juan Sime¨®n Vidarte; Matilde de la Torre; Gabriel Mor¨®n; Amaro del Rosal; ?ngel Galarza, Max Aub y a hombres y mujeres perdidos en las brumas de la historia.
Los ataques a Negr¨ªn encajaban con el hipernacionalismo de boquilla del franquismo
En la pr¨¢ctica, un sector socialista, el de Prieto, se sum¨® a la propaganda franquista contra Negr¨ªn
La suspensi¨®n como militantes de Negr¨ªn y ?lvarez del Vayo ya las hab¨ªa proclamado en marzo de 1939 la Agrupaci¨®n Socialista Madrile?a en pleno golpe del coronel Casado, que hundi¨® los planes negrinistas para salvar al mayor n¨²mero posible de combatientes. Fueron episodios de las querellas que la guerra provoc¨® en las filas socialistas. Pero, evidentemente, no cabe favorecer la recuperaci¨®n de la memoria hist¨®rica si no se asume la propia.
A Negr¨ªn le ha perseguido, b¨¢sicamente, una mitograf¨ªa alimentada por la propaganda del franquismo. ?sta le present¨® como el enemigo por antonomasia en raz¨®n de su perversidad intr¨ªnseca, su deseo de vender la patria a Mosc¨² y su voluntad de oponerse a la invencible raz¨®n de la Espa?a nacional. Tambi¨¦n le colg¨® las miles de muertes y destrucciones que implic¨® la resistencia. Al tiempo, sus historiadores se cuidaron mucho de no indagar en uno de los dirty little secrets de Franco: su extra?a renuencia a dar la puntilla a la Rep¨²blica cuando tuvo ocasi¨®n en marzo/abril de 1938. Desde las babosidades de Manuel Aznar y Joaqu¨ªn Arrar¨¢s hasta las enga?ifas m¨¢s recientes se ha distorsionado el pasado. Tambi¨¦n alg¨²n autor-basura se las ha apa?ado para presentar bajo nuevos envoltorios las "pruebas" de la "connivencia" de Negr¨ªn con los siniestros designios de Stalin.
En la pr¨¢ctica, un amplio sector socialista se uni¨® a los corifeos de Franco despistado por las tergiversaciones de Prieto que en buena parte han resistido hasta la fecha una contrastaci¨®n documental. Negr¨ªn le habr¨ªa expulsado del Gobierno, hace ahora 70 a?os, por negarse "a obedecer mandatos de Mosc¨²". Esta dignidad nacional herida encajaba con el hipernacionalismo de boquilla y el anticomunismo sulfuroso del franquismo, as¨ª como con las leyendas propaladas a los cuatro vientos sobre las aviesas intenciones comunistas. Sustituir el mito por el dato y los "inventos" por la evidencia es la tarea natural del historiador. El cruce sistem¨¢tico de fuentes primarias de procedencia republicana, socialista, comunista, alemana, brit¨¢nica, italiana y sovi¨¦tica, am¨¦n del an¨¢lisis de una memorial¨ªstica de combate y de cruzada, me permiten afirmar que la interpretaci¨®n sobre Negr¨ªn propagada por franquistas, prietistas, llopistas, anarquistas, poumistas, conservadores y guerreros de la guerra fr¨ªa es objetable gracias a las bases documentales preservadas en archivos que guardan en igual medida tanto sorpresas como serpientes venenosas.
Las principales acusaciones que con mayor frecuencia se han dirigido contra Negr¨ªn son desmontables. I) Envi¨® por las buenas el oro del Banco de Espa?a a Mosc¨². Falso. Empez¨® a venderlo el Gobierno Giral a los pocos d¨ªas de la sublevaci¨®n. Los franceses adquirieron una cuarta parte. El franquismo no tuvo m¨¢s remedio que aguantarse. Negr¨ªn cont¨® con una autorizaci¨®n del Consejo de Ministros del 6 de octubre de 1936, que dej¨® la operaci¨®n en sus manos y en las de Largo Caballero en su calidad de presidente del Gobierno.
II) Fue el destinatario de las intrigas sovi¨¦ticas para que Aza?a cesara a este ¨²ltimo y le pusiera a ¨¦l. Falso. La imputaci¨®n hecha por Jes¨²s Hern¨¢ndez, ex ministro comunista, y que ha influido en una literatura inmensa, est¨¢ basada en un mero "invento". La afirmaci¨®n de Bolloten de que Negr¨ªn fue elegido por los sovi¨¦ticos es, literalmente, un "camelo".
III) No hizo nada para impedir el rapto y asesinato de Andreu Nin. Falso. Ambos fueron una operaci¨®n dise?ada y ejecutada por Alexander Orlov, de la NKVD, que la llev¨® a cabo con agentes sovi¨¦ticos y comunistas espa?oles, sin conocimiento de Negr¨ªn. Nin fue asesinado a los pocos d¨ªas de su detenci¨®n.
IV) Ces¨® a Prieto por presiones sovi¨¦ticas. Falso. De seguir las informaciones transmitidas a Mosc¨², fue Prieto el que pocas semanas antes ofreci¨® su dimisi¨®n a los sovi¨¦ticos, que naturalmente no aceptaron.
V) Prieto no consinti¨® estar en el mismo Gobierno que Hern¨¢ndez quien le hab¨ªa atacado en la prensa. Falso. Prieto se call¨® ante ataques mucho m¨¢s acerbos de otro ministro comunista, Vicente Uribe. Los dirigentes del PC dejaron totalmente en manos de Negr¨ªn la soluci¨®n de la crisis gubernamental de abril de 1938 y se olvidaron de la campa?a previa contra Prieto. Sus razones tuvieron, que la historiograf¨ªa pro-franquista y prietista jam¨¢s ha aclarado.
VI) Tras la salida de Prieto del Gobierno sus relaciones con Negr¨ªn se rompieron. Falso. Prieto acudi¨® a ¨¦l en demanda de apoyo para hacer gestiones ante Raimundo Fern¨¢ndez Cuesta, falangista de pro y ministro de Agricultura en el primer Gobierno de Franco, con el fin de buscar alg¨²n tipo de soluci¨®n al conflicto. Negr¨ªn las autoriz¨®.
VII) Negr¨ªn continu¨® la guerra en el inter¨¦s de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Falso. Negr¨ªn, como Aza?a, Prieto y numerosos ministros republicanos, sigui¨® una pol¨ªtica orientada a ir tan lejos como fuera posible con las potencias democr¨¢ticas y tanto como fuese imprescindible con la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
VIII) Fue el hombre de Mosc¨². Falso. Negr¨ªn dise?¨® una estrategia que cont¨® al principio con un amplio consenso pero que fue rompi¨¦ndose poco a poco. Hubo de jugar con unos y con otros hasta descansar en los comunistas y en un sector socialista. Aza?a, algunos republicanos burgueses, el PNV y ERC le aislaron mientras asestaban pu?aladas traperas en Londres y Par¨ªs a la credibilidad de la resistencia. La idea de que Negr¨ªn fue un juguete de los comunistas es una construcci¨®n ideol¨®gica.
IX) Prolong¨® la guerra in¨²tilmente. Falso. Contaba con informaciones de que los franceses ayudar¨ªan. Bajo Daladier, se esquivaron (como ya hab¨ªan hecho bajo el primer Gobierno de Blum). Stalin s¨ª ayud¨® pero cuando reanud¨® los suministros (que hab¨ªa mantenido a niveles muy bajos durante todo un a?o) fue demasiado tarde.
X) Ningune¨® al Gobierno republicano en el exilio al declarar su voluntad de que, a su muerte, en 1956, la documentaci¨®n que guardaba relacionada con el "oro de Mosc¨²" se entregara al Gobierno de Franco. Falso. Tal documentaci¨®n demuestra que la totalidad del oro se hab¨ªa vendido siguiendo la legalidad republicana, que ning¨²n historiador profranquista o antinegrinista jam¨¢s se molest¨® en reconstruir. Su gesto, eso s¨ª, tuvo consecuencias que era imposible anticipar. Entre ellas la preparaci¨®n de grotescos proyectos para "reclamar" el oro y el desvergonzado latrocinio de ciertos papeles, perpetrado por uno de los m¨¢s endiosados -y alabados- ministros de Franco, probablemente para garantizarse una cierta dosis de influencia.
Como la mayor parte de las acusaciones eran de base meramente pol¨ªtica, cuando no personal, la expulsi¨®n del PSOE se hizo utilizando criterios "objetivos". Entre 1939 y 1946 hubo incluso otro ejemplo. Ocurri¨® en M¨¦xico en enero de 1942 y la pronunci¨® la Comisi¨®n Ejecutiva prietista. Afect¨® a los miembros del c¨ªrculo cultural Jaime Vera, muchos de ellos proclives a Negr¨ªn, a la saz¨®n refugiado en Londres.
Alfonso Guerra abog¨® hace a?os por la necesidad de recuperar a Negr¨ªn. Un programa de TVE y una exposici¨®n sobre su figura, cuyo comisario fue el profesor Ricardo Miralles, encontraron ¨¦xito de p¨²blico. Como analista de la operaci¨®n del oro, que inici¨¦ en 1974 gracias al empuje del profesor Fuentes Quintana, debo reconocer mi gratitud a la Fundaci¨®n Juan Negr¨ªn y a los socialistas canarios (entre ellos a Antonio Aguado, Juan Fernando L¨®pez-Aguilar, Jos¨¦ Medina, Sergio Miralles, Jos¨¦ Miguel P¨¦rez y Jer¨®nimo Saavedra), as¨ª como al socialista alicantino Miguel Ull, defensores incansables de esta rehabilitaci¨®n. Tambi¨¦n a los colegas (Helen Graham, Gabriel Jackson, Ricardo Miralles, Enrique Moradiellos y Paul Preston) que tanto se han batido por el Negr¨ªn aut¨¦ntico, y, naturalmente, a la familia Orellana-Negr¨ªn que me permiti¨® bucear en sus archivos. La reconstrucci¨®n documentada del pasado siempre triunfa. El PSOE ha tenido un acierto pol¨ªtico y de dignidad.
?ngel Vi?as, historiador, publicar¨¢ en oto?o el ¨²ltimo tomo de su trilog¨ªa sobre la Guerra Civil.
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