El gatillazo
Valverde pierde m¨¢s de un minuto ante Evans, junto a Menchov, nuevo hombre fuerte de la carrera
En teor¨ªa, un maillot de ciclista, sea del color que sea, pesa lo mismo lo lleve quien lo lleve. 200, 300 gramos, qu¨¦ m¨¢s da. Pero el maillot amarillo del Tour es otra cosa, es una prenda de peso relativo, un asunto para Einstein. Un ejemplo: si a Romain Feillu, el peso de la p¨²rpura conquistada la v¨ªspera tras vibrante escapada le aplan¨®, aplast¨®, ayer en la contrarreloj tanto que perdi¨® casi cinco minutos en apenas 30 kil¨®metros, la persona que se liber¨® de tal peso, esto es, Alejandro Valverde, deber¨ªa haber volado, liberado.
Pues no fue as¨ª. La bala se encasquill¨® cuando el murciano apret¨® el gatillo e hizo puf, un puf m¨¢s deprimente a¨²n despu¨¦s de los disparos certeros del primer d¨ªa, como si el haber portado el jersey de l¨ªder dos d¨ªas, tantas emociones, tantos agasajos, le hubiera dejado exang¨¹e. En las curvas, repechos, falsos llanos y suaves descensos de las carreteras que bordean los ¨²ltimos largos del Loira azotados por el viento, Valverde perdi¨® 1m 7s (a poco m¨¢s de 2s cada kil¨®metro) con El Rival, Cadel Evans, 1m justo con Menchov, 8s con Cunego y 5s con Andy Schleck. Por detr¨¢s de ¨¦l, de entre los pretendientes, s¨®lo Carlos Sastre (a 9s) y Riccardo Ricc¨° (a 2m 2s), dos cuyo reino no es de este mundo. Como para estar preocupado.
Gan¨® Schumacher, un 'panzer' alem¨¢n con pintas de ¨¢ngel exterminador
La pretensi¨®n de Valverde de ganar el Tour sale malparada. Acab¨® el 23? del d¨ªa
Y siguiendo con la relatividad, o con la percepci¨®n subjetiva de hechos objetivos tales como pesos y medidas, la prestaci¨®n de Valverde, y con ella sus pretensiones de ganar el Tour, sale malparada al comprobar que qued¨® el 23? de la etapa, superado por muchas grandes cilindradas, veh¨ªculos de mucho cubicaje, mayor que el que puedan desarrollar sus 61 kilitos en un esfuerzo mantenido de m¨¢s de media hora, por supuesto, pero tambi¨¦n por corredores de similares caracter¨ªsticas, lo cual tampoco es muy alentador. Y ni siquiera fue el mejor de su equipo, ni tampoco el segundo, pues le superaron Iv¨¢n Guti¨¦rrez, un especialista, y ?scar Pereiro.
"Hombre, tampoco hay que poner esa cara", dice Eusebio Unzue, que intenta relativizar exteriormente ganando tiempo para por dentro empezar a asumir el calado de lo acontecido. "No es para estar optimistas, pero tampoco para lo contrario. Ha perdido m¨¢s de lo esperado con Evans, s¨ª, pues yo calculaba que si estaba muy bien podr¨ªa perder 1s por kil¨®metro, y estando bien a secas, 1,5s, y ha perdido 2s, y Menchov, pero tampoco ha perdido los 6m que se dej¨® el a?o pasado en la primera contrarreloj". No, pero, claro, hace un a?o, la primera contrarreloj, bajo el diluvio de Albi, ten¨ªa una longitud de 54 kil¨®metros (y Valverde no perdi¨® 6m, sino 4m 54s con el mismo Evans que ayer asumi¨® los galones de primero entre los favoritos) y llegaba a mitad del Tour, despu¨¦s del desgaste de los Alpes, y no al principio.
Se considere gatillazo el asunto de ayer o simplemente una actuaci¨®n dentro de los m¨¢rgenes previstos, la pregunta corolario (y a la busca de una respuesta) es la misma: ?d¨®nde puede ganar Valverde el Tour?
Mientras Evans puede presumir de ser el m¨¢s regular en todos los terrenos, aunque no sea el mejor en ninguno, y Menchov puede hacer valer sus dotes escaladoras -y su capacidad de recuperaci¨®n de los malos momentos, ayudado por la impasibilidad con la que acoge sus errores, como el que le cost¨® el lunes quedarse cortado y perder 38s-, y mientras los dem¨¢s, Sastre, Ricc¨°, Schleck y hasta Cunego, tambi¨¦n andan muy fuertes en la monta?a, Valverde debe a¨²n probar que es capaz de marcar las diferencias en ese terreno tambi¨¦n: en la Dauphin¨¦ que gan¨®, victoria que le aup¨® al rango de favorito del Tour, Valverde ciment¨® la victoria imponi¨¦ndose en la contrarreloj, m¨¢s monta?osa, s¨ª, a Evans, y luego aguantando duramente en la monta?a. Aquello fue hace un mes.
Otros ciclistas, y no s¨®lo los que quieren ganar el Tour, consideraban la jornada un d¨ªa grande. Fabian Cancellara y David Millar, claro. No hab¨ªa apuesta que no colocara a uno de estos dos superespecialistas -m¨²ltiples campeones mundiales en la materia- como ganador y, de postre, nuevo maillot amarillo.
Fue d¨ªa, sin embargo, de gatillazo tambi¨¦n para ambos. Fueron destrozados por un panzer alem¨¢n con aire brutal, pintas de ¨¢ngel exterminador -qu¨¦ miedo encontrarse con esos ojos y esa cabeza una noche en un callej¨®n oscuro- llamado Stefan Schumacher, que claro, es alem¨¢n y que, por supuesto, tambi¨¦n empez¨® a comprobar lo que pesa un maillot amarillo del Tour antes incluso de dar dos pedaladas con ¨¦l encima. Como muchos corredores de su generaci¨®n, cumple este mes 27 a?os, Schumacher tiene alg¨²n muerto en el armario, y como corresponde a los tiempos que corren no tardaron nada en salir a relucir en la conferencia de prensa del poderoso corredor, aquel que con desprecio del dolor propio fue capaz de ganar la Amstel Gold Race en 2007 con 40 puntos de sutura reci¨¦n aplicados por una herida en la rodilla. "S¨ª, fui un est¨²pido", reconoci¨® Schumacher cuando le recordaron que en septiembre le par¨® la polic¨ªa cuando conduc¨ªa borracho y que encontraron anfetaminas en su sangre. "Evidentemente, no estoy orgulloso de lo que hice. Deber¨ªa ser un ejemplo y no lo fui".
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